Había una vez, en un bosque lleno de flores y árboles gigantes, una pequeña mariposa llamada Mari. Sus alas eran de colores brillantes, con tonos de azul, verde y un toque de dorado que brillaba con el sol. Mari amaba volar de flor en flor, disfrutando del néctar y de la brisa suave del bosque.
Un día, mientras Mari revoloteaba felizmente, escuchó un zumbido muy rápido. Era un colibrí, pequeño y veloz, con plumas que cambiaban de color como un arcoíris. Se llamaba Colibrí, y era conocido en el bosque por ser un poco caprichoso y siempre estar apurado.
Mari, curiosa, se acercó a Colibrí. «¡Hola! Soy Mari, ¿quieres ser mi amigo?» Preguntó con una sonrisa. Colibrí, sorprendido por la amabilidad de Mari, no supo qué responder. Nunca se había detenido lo suficiente para hacer un amigo.
Decidieron pasar el día juntos. Mari mostró a Colibrí sus flores favoritas, y Colibrí enseñó a Mari cómo volar rápido y hacer piruetas en el aire. Aunque eran muy diferentes, empezaron a disfrutar mucho de la compañía del otro.
De repente, una ráfaga de viento sorprendió a Mari y la llevó lejos. Colibrí, sin pensarlo, voló tan rápido como pudo para alcanzarla. Juntos, se enfrentaron al viento, ayudándose mutuamente a mantener el rumbo. Finalmente, encontraron refugio en una flor gigante.
Esa aventura los unió aún más. Colibrí aprendió que a veces es bueno detenerse y disfrutar de la compañía de un amigo. Mari aprendió que, con un amigo a su lado, podía enfrentar desafíos más grandes.
Desde ese día, Mari y Colibrí se convirtieron en inseparables. Exploraban el bosque juntos, compartían historias y jugaban entre las flores. Los otros animales del bosque empezaron a admirar su amistad, y algunos incluso se unieron a sus aventuras.
Mari y Colibrí descubrieron que, a pesar de sus diferencias, la amistad verdadera no conoce límites. Aprendieron el valor de la paciencia, el apoyo mutuo y la importancia de disfrutar los pequeños momentos juntos.
Con el paso del tiempo, su amistad se convirtió en una leyenda en el bosque. Los padres contaban a sus hijos la historia de la mariposa y el colibrí, enseñándoles sobre el valor de la amistad y la aceptación.
Mari y Colibrí siguieron juntos, enfrentando cada día como una nueva aventura, sabiendo que, mientras estuvieran juntos, nada era imposible. Y así, en el bosque lleno de magia y color, la mariposa Mari y el caprichoso Colibrí vivieron muchas más aventuras, siempre recordando que la verdadera amistad es el tesoro más valioso.
Fin
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.