Había una vez, en un pequeño pueblo cerca del mar, tres amigos inseparables: Tomás, Nani y Bruno. Tomás era un niño aventurero con una sonrisa siempre brillante, Nani era conocida por su curiosidad infinita, y Bruno era el más tranquilo del trío, siempre pensativo y amable.
Un día soleado, mientras jugaban en la playa, escucharon un suave gemido proveniente de las rocas. Curiosos, se acercaron y encontraron a una tortuga marina atrapada entre las piedras. Estaba herida y parecía muy cansada.
«¡Tenemos que ayudarla!» Exclamó Nani, mientras observaba preocupada a la tortuga. Tomás asintió con determinación y Bruno, aunque un poco asustado, estuvo de acuerdo en ayudar.
Los tres amigos empezaron a idear un plan para salvar a la tortuga. Tomás sugirió construir un camino con piedras y arena para que la tortuga pudiera volver al mar. Nani pensó en buscar algas para alimentarla, y Bruno propuso buscar ayuda en el pueblo.
Trabajaron juntos, cada uno aportando su parte al plan. Tomás y Bruno movían cuidadosamente las rocas, mientras Nani corría a buscar algas frescas. La tortuga, viendo la bondad en los ojos de los niños, parecía cobrar un poco de energía.
Bruno, corriendo tan rápido como podía, llegó al pueblo y explicó la situación a los adultos. Pronto, varios vecinos se unieron a los niños en la playa para ayudar a la tortuga.
Con la ayuda de todos, lograron crear un camino seguro para que la tortuga pudiera deslizarse hacia el mar. La tortuga, con un último agradecido mirar, se sumergió en las olas y desapareció en el vasto océano.
La hazaña de los niños se extendió rápidamente por el pueblo, y pronto, todos celebraban el valor y la bondad de Tomás, Nani y Bruno. Esa noche, hubo una pequeña fiesta en la playa, con música, baile y cuentos sobre aventuras en el mar.
Los tres amigos, sentados juntos, miraban las estrellas, felices por haber salvado a la tortuga. «Hemos hecho algo realmente especial hoy», dijo Nani con una sonrisa. Tomás y Bruno asintieron, sintiendo una calidez en sus corazones.
Mientras la fiesta continuaba, los tres amigos hicieron una promesa: siempre cuidarían del mar y de sus criaturas. Decidieron que cada semana visitarían la playa para limpiarla y asegurarse de que fuera un lugar seguro para los animales marinos.
La noticia de su promesa llegó a los oídos del alcalde del pueblo, quien decidió organizar un programa de concienciación ambiental con la ayuda de Tomás, Nani y Bruno. Ellos serían los jóvenes embajadores del cuidado del océano.
Con el tiempo, los tres amigos se hicieron conocidos en el pueblo y en los pueblos cercanos por su compromiso con el medio ambiente. Organizaron limpiezas de playa, campañas de reciclaje y hasta charlas en la escuela sobre la importancia de proteger el mar.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.