Cuentos de Amistad

La Gran Aventura en la Piscina

Lectura para 10 años

Tiempo de lectura: 4 minutos

Español

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Era un radiante día de verano y los rayos del sol bailaban sobre las aguas de la piscina comunitaria, invitando a todos a un refrescante chapuzón. En este escenario, tres amigos inseparables, Pau, Darío y Alex, se encontraban listos para vivir una nueva aventura.

Pau, con su pelo corto y ondulado, llevaba puesto su bañador más colorido. Era la más enérgica del grupo, siempre con una sonrisa que contagiaba a todos. Alex, con su cabello rizado y una sonrisa pícara, estaba ya con sus gafas de natación puestas, listo para zambullirse. Pero había un problema: Darío, el más alto y un poco tímido del trío, había olvidado su bañador.

«¡Oh no! ¿Y ahora qué hago?» Exclamó Darío, mirando con tristeza a sus amigos y a la piscina llena de niños jugando y disfrutando del agua.

Pau, siempre rápida en pensar soluciones, dijo: «¡Espera aquí! Tengo una idea». Corrió a su casa, que estaba a solo unas cuadras de la piscina. Darío y Alex esperaban impacientes, preguntándose qué plan se le ocurriría a Pau.

Mientras tanto, en la piscina, los niños disfrutaban de juegos acuáticos, risas y chapoteos. Alex se sumergió varias veces, pero siempre con un ojo en la entrada, esperando el regreso de Pau.

Pasaron unos minutos que parecieron horas hasta que Pau apareció corriendo, con una gran sonrisa y sosteniendo algo en sus manos. Era un bañador extra que había encontrado en su casa. «¡Aquí tienes, Darío! Es un poco grande, pero mejor que nada», dijo, entregándole el bañador a Darío.

Darío, aliviado y emocionado, rápidamente se cambió y se unió a sus amigos en la piscina. Los tres se lanzaron al agua, riendo y salpicando, felices de estar juntos de nuevo.

El día transcurría entre juegos y competencias de natación. Hicieron carreras, se deslizaron por el tobogán de agua y jugaron a la pelota en el agua. Pau demostró ser una nadadora veloz, Alex era el rey del tobogán y Darío, a pesar de su inicial contratiempo, resultó ser un experto en el juego de la pelota.

Pero la verdadera aventura comenzó cuando Alex propuso un desafío: «¿Qué tal si exploramos esa parte de la piscina que siempre está vacía? Dicen que hay un túnel secreto debajo del agua». Los tres amigos, impulsados por la curiosidad y el espíritu de aventura, decidieron investigar.

Se dirigieron a la parte más alejada de la piscina, donde el agua parecía más profunda y misteriosa. Sumergiéndose, empezaron a explorar, moviéndose con cuidado y observando cada rincón. Después de unos momentos, Pau señaló hacia abajo, donde una sombra indicaba la entrada a lo que parecía ser un túnel.

Los tres amigos se miraron y, sin decir palabra, entendieron que era el momento de la verdad. Con respiraciones profundas, se sumergieron y nadaron hacia el túnel. La luz del sol se desvanecía a medida que avanzaban, pero sus corazones estaban llenos de emoción y adrenalina.

El túnel era estrecho y oscuro, pero poco a poco empezaron a ver algo de luz al final. Nadaron con todas sus fuerzas hasta que, finalmente, emergieron en una pequeña laguna oculta, un lugar secreto y mágico que pocos conocían.

La laguna estaba rodeada de árboles y flores silvestres, y el agua era clara y refrescante. Los tres amigos salieron del agua, asombrados y emocionados por su descubrimiento. Se sentaron a la orilla, hablando sobre su aventura y prometiendo guardar el secreto de la laguna oculta.

Pasaron la tarde en ese lugar especial, nadando y disfrutando de la tranquilidad lejos del bullicio de la piscina comunitaria. Al caer la tarde, decidieron que era hora de regresar. Nadaron de vuelta por el túnel y emergieron en la piscina, donde su ausencia había pasado desapercibida entre el ajetreo del día.

Al salir de la piscina, los tres amigos se prometieron mantener su aventura en secreto. «Es nuestro lugar especial, solo nuestro», dijo Darío con una sonrisa. Y así, con un nuevo secreto compartido y el lazo de su amistad aún más fuerte, Pau, Darío y Alex siguieron siendo los mejores amigos, siempre listos para la próxima aventura que les deparara el verano.

Y mientras caminaban de vuelta a casa, el sol se ponía, dejando tras de sí un cielo de colores y la promesa de más días de verano llenos de aventuras y amistad.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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