Cuentos de Amistad

La melodía del gato solista

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez en un colorido y pequeño pueblo, un árbol grande y frondoso que se llamaba el Gran Roble. Era el hogar de dos amigos muy especiales: una ardilla llamada Nika y un lindo gato llamado Miko. Nika era juguetona y siempre estaba corriendo de rama en rama, mientras que Miko prefería descansar en la sombra, disfrutando del suave viento que jugaba con su pelaje. A pesar de sus diferencias, se querían mucho y pasaban el tiempo juntos, explorando el bosque, buscando nueces y disfrutando de las sorpresas que la naturaleza les ofrecía.

Un día, mientras Nika correteaba por las ramas, escuchó algo muy extraño que la hizo detenerse en seco. Era una hermosa melodía que resonaba en el aire, como si el viento estuviera tocando una canción mágica. Intrigada, Nika se acercó a Miko, quien descansaba cómodamente en su lugar preferido. “Miko, ¿escuchas eso? ¿Qué será?” preguntó Nika con una emoción que no podía contener. Miko levantó su cabeza y escuchó atentamente.

“Es una música preciosa. Tal vez alguien esté tocando un instrumento”, sugirió Miko, moviendo su cola de un lado a otro. Decididos a averiguar de dónde venía la melodía, los dos amigos empezaron a caminar hacia el claro del bosque, donde el sonido era más fuerte.

Mientras avanzaban, se encontraron con una pequeña tortuga llamada Lila, que estaba sentada en una roca, moviendo lentamente sus patas como si estuviera bailando al ritmo de la música. “¡Hola, Nika! ¡Hola, Miko! ¿Qué hacen aquí en el bosque?” preguntó Lila con una sonrisa sincera. “Estamos tratando de descubrir de dónde viene esa melodía tan hermosa” respondió Nika, señalando con una pata hacia el sonido que aún se oía más cercano. Lila, que siempre estaba lista para una aventura, decidió unirse a ellos.

Así, los tres amigos continuaron su camino, cada uno emocionado por la idea de descubrir la fuente de esa música encantadora. Después de caminar un rato, llegaron al borde del lago, donde encontraron a una pequeña ave de plumas brillantes, llamada Pío. Ella estaba sentada sobre una rama, cantando con su hermoso trino. “¡Hola, amigos! ¡Bienvenidos al Lago Melodioso!” dijo Pío alegremente al ver a Nika, Miko y Lila.

“Eres tú quien está tocando esa maravillosa melodía, ¿verdad?” preguntó Miko, acercándose a la rama. Pío extendió sus alas y cantó aún más fuerte. “Sí, ¡mi canto es lo que se escucha! Estoy creando una canción especial para el día de la amistad, un día en el que todos los amigos del bosque vienen a celebrar juntos”.

Nika, emocionada, exclamó, “¡Eso suena increíble! ¡Deberíamos hacer una gran celebración en el bosque! Todos deben escuchar tu canción y ser parte de esta hermosa fiesta”. Pío, al escuchar la propuesta, aleteó con felicidad. “¡Excelente idea! Cuanto más, mejor. Necesito su ayuda para invitar a todos los amigos del bosque”.

Así, juntos, los cuatro amigos comenzaron a planear la gran celebración. Volaron, brincaron y corrieron por el bosque, llamando a sus compañeros. Llamaron a las liebres, a los pájaros, a los ciervos e incluso a los diminutos insectos que bailaban en el aire. Todos estaban emocionados por la fiesta y querían ser parte de la melodía de amistad que Pío había creado.

Finalmente, llegó el día de la celebración. Todos los amigos del bosque se reunieron alrededor del lago, lleno de risas, luces y música. Pío comenzó a cantar su hermosa melodía mientras Nika y Miko se unieron, realizando un espectáculo de acrobacias y saltos entre los árboles. Lila, aunque un poco más lenta, también se movía al ritmo, disfrutando de la compañía de sus amigos y de la música que los rodeaba.

La melodía de Pío parecía hacer bailar a todos los presentes. Las flores se balanceaban con el viento y los árboles susurraban en agradecimiento por la unión que se había creado. La alegría era contagiosa y todos se sentían felices de compartir ese momento juntos. Cada vez que alguien se unía a la canción, la melodía se hacía más rica y emocionante.

Pero en medio de la fiesta, Lila, que tenía una voz melodiosa, decidió unirse a Pío en el canto. Estaba un poco nerviosa, porque no solía cantar en voz alta, pero sus amigos la animaron. “¡Vamos, Lila! ¡Canta con nosotros! ¡Es el momento perfecto!” Miko y Nika le sonrieron, y con un poquitito de valor, Lila comenzó a cantar junto a Pío. Su voz era suave y dulce, y la mezcla de las dos voces creó una melodía aún más hermosa.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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