Cuentos de Amistad

Los Rainbow Booms y el Concurso de Bandas

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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En una escuela donde lo ordinario se encontraba con lo extraordinario, vivían cinco amigos: Jhoan, Mateo, Santiago, Hellen y Dulce María. Estos amigos no eran solo estudiantes; formaban una banda llamada Rainbow Booms, conocida por su música alegre y su estilo único.

Jhoan tenía una personalidad brillante, siempre sonriendo y con una chispa en los ojos que contagiaba a todos a su alrededor. Mateo era enérgico, con su cabello rojo siempre despeinado y un espíritu indomable. Santiago, por el contrario, era calmado y reflexivo, siempre pensaba antes de actuar y tenía una gran capacidad para escuchar a los demás. Hellen tenía una presencia intuitiva y amable, parecía entender a las personas con solo mirarlas, y Dulce María siempre estaba alegre, con una sonrisa cálida que podía iluminar el día más gris.

Un día, la directora anunció un emocionante concurso de bandas en la escuela. Los Rainbow Booms estaban emocionados y comenzaron a ensayar de inmediato. Tocaban sus instrumentos con entusiasmo, creando melodías que hacían sonreír a todos los que las escuchaban. Jhoan cantaba y tocaba la guitarra, Mateo tocaba la batería con una energía contagiosa, Santiago era el bajista que aportaba la base rítmica necesaria, Hellen tocaba el teclado con delicadeza, y Dulce María era la encargada de los coros y las maracas, siempre aportando un toque especial con su alegría.

Los días pasaron volando y la fecha del concurso se acercaba. Los ensayos eran intensos, pero también llenos de diversión. Cada miembro de la banda aportaba algo único, y juntos creaban una armonía perfecta. Sin embargo, no todo fue fácil. Un día, mientras ensayaban una nueva canción, la guitarra de Jhoan se rompió. El pánico se apoderó de todos por un momento, pero Santiago, con su calma habitual, sugirió que buscaran ayuda en la tienda de música del pueblo.

En la tienda, conocieron a un hombre mayor llamado Don Pedro, quien tenía una pasión por la música y una gran habilidad para reparar instrumentos. Don Pedro no solo arregló la guitarra de Jhoan, sino que también les contó historias sobre su juventud y las bandas en las que había tocado. Inspirados por sus relatos, los Rainbow Booms regresaron a la escuela con renovada energía y entusiasmo.

El día del concurso, el auditorio de la escuela estaba lleno de estudiantes, maestros y padres, todos esperando ansiosos las actuaciones. Cuando llegó el turno de los Rainbow Booms, subieron al escenario con una confianza que irradiaba en sus sonrisas. Jhoan, con su guitarra recién reparada, comenzó a tocar los primeros acordes, seguido por la enérgica batería de Mateo, el firme bajo de Santiago, el melodioso teclado de Hellen y la alegre presencia de Dulce María.

La música llenó el auditorio, y pronto todos los presentes se encontraron moviéndose al ritmo de la melodía. Los Rainbow Booms tocaron con todo su corazón, y al final de su actuación, el auditorio estalló en aplausos. Habían logrado transmitir su alegría y pasión a todos los que los escuchaban.

La directora subió al escenario para anunciar a los ganadores del concurso. «Y el primer lugar es para… ¡los Rainbow Booms!» anunció, levantando el trofeo. La banda entera se abrazó, emocionados y felices por el reconocimiento a su esfuerzo y dedicación.

Pero la historia no terminó ahí. El triunfo en el concurso de bandas fue solo el comienzo de una serie de aventuras musicales para los Rainbow Booms. Empezaron a recibir invitaciones para tocar en otros eventos escolares y fiestas locales. Cada actuación los acercaba más como amigos y les enseñaba algo nuevo sobre la música y sobre ellos mismos.

Una tarde, después de uno de sus ensayos, Mateo propuso que compusieran una canción original para su próximo concierto. Todos estuvieron de acuerdo, y se sentaron juntos a escribir. Jhoan aportó la letra, inspirada en la amistad y las aventuras que habían vivido juntos. Santiago trabajó en los acordes, mientras Hellen creó una melodía suave pero pegajosa. Mateo añadió un ritmo vibrante con su batería, y Dulce María sugirió unos coros que le dieron un toque especial a la canción.

Trabajaron durante varias semanas en la nueva canción, perfeccionándola y ensayando hasta que sonara perfecta. Cuando finalmente la tocaron en público, fue un éxito rotundo. La canción hablaba de la importancia de la amistad, de cómo juntos podían superar cualquier obstáculo y de cómo la música los había unido de una manera única.

La canción original de los Rainbow Booms se convirtió en un himno para la escuela, y pronto todos los estudiantes la cantaban y tarareaban. La banda fue invitada a tocar en una emisora de radio local, donde contaron su historia y tocaron su canción en vivo. La experiencia fue inolvidable, y cada miembro de la banda se sintió orgulloso de lo que habían logrado juntos.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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