Cuentos de Amistad

Ryan y la Importancia de la Amistad

Lectura para 10 años

Tiempo de lectura: 4 minutos

Español

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Había una vez un niño llamado Ryan que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques. Ryan era un niño curioso y estudioso, con cabello castaño corto y gafas redondas que siempre estaban deslizándose por su nariz. A Ryan le encantaba estar a solas en su habitación, rodeado de sus libros de ciencias. Disfrutaba aprendiendo sobre los descubrimientos del ser humano y la creación de Dios. Soñaba con ser doctor algún día y salvar muchas vidas, por lo que cada noche leía con entusiasmo sobre anatomía, enfermedades y primeros auxilios.

En la escuela, Ryan era conocido por ser el niño que siempre sabía las respuestas en clase y nunca se metía en problemas. Sin embargo, esta dedicación al estudio también lo hacía blanco de burlas por parte de algunos de sus compañeros. Entre ellos estaban Juan y Marcos, dos niños de su misma edad que no entendían por qué Ryan prefería los libros a los juegos en el patio.

Un día, en la clase de biología, la profesora, una mujer amable con cabello castaño recogido en un moño, comenzó a explicar un tema que a Ryan le fascinaba: los primeros auxilios. Ryan se sentó en la primera fila, ansioso por prestar toda la atención posible. La profesora hablaba sobre cómo reaccionar en caso de una emergencia, cómo realizar RCP y cómo tratar heridas. Ryan estaba tan concentrado que no notó que, detrás de él, Juan y Marcos le hacían burla y le tiraban papeles con frases feas.

“¡Mira al cerebrito! ¡Seguro ya se cree doctor!” susurraba Juan, mientras Marcos reía y lanzaba otro papel que golpeó la cabeza de Ryan. Ryan trató de ignorarlos y concentrarse en la lección, pero las burlas y los papeles no paraban. A pesar de sus esfuerzos, le fue difícil prestar atención.

Al terminar la clase, Ryan se fue a casa sintiéndose frustrado y triste. Pero no dejó que eso lo detuviera. Encendió su computadora y buscó más información sobre los primeros auxilios. Pasó horas leyendo y viendo videos sobre cómo salvar vidas. Aprendió sobre la maniobra de Heimlich, cómo tratar quemaduras y cómo manejar fracturas. Todo esto le alegraba, ya que cada nuevo conocimiento lo acercaba más a su sueño de ser doctor.

Al día siguiente, Ryan llegó a la escuela decidido a no dejar que las burlas lo afectaran. Saludó a Juan y Marcos con un «buenos días» y entró al salón de clases. Los dos chicos lo miraron y comenzaron a reírse, pero Ryan no les prestó atención. Durante las primeras clases del día, Ryan trató de enfocarse en sus estudios y no en los comentarios de sus compañeros.

Después del recreo, mientras todos estaban en el salón esperando al próximo profesor, Juan y Marcos empezaron de nuevo con las burlas. “Oye, Ryan, ¿nos vas a curar si nos enfermamos?” dijo Juan en tono burlón. Ryan, en lugar de molestarse, decidió contestar con calma: “Sí, claro. Si alguien necesita ayuda, siempre estaré dispuesto a hacerlo.”

Sus palabras hicieron que algunos compañeros lo miraran con curiosidad y respeto, pero no detuvieron a Juan y Marcos. Sin embargo, la oportunidad para Ryan de demostrar lo que había aprendido llegó más pronto de lo que esperaba.

Durante la clase de educación física, Juan intentó hacer una pirueta complicada y cayó al suelo, golpeándose fuertemente la cabeza. Marcos, al verlo, se asustó y no supo qué hacer. Ryan, recordando lo que había aprendido sobre primeros auxilios, corrió hacia Juan y revisó su condición. “Está respirando, pero parece que se ha desmayado. Necesitamos ayuda”, dijo Ryan, manteniendo la calma.

Con la ayuda de Marcos, Ryan colocó a Juan en posición lateral de seguridad, asegurándose de que pudiera respirar bien. Al poco tiempo, la profesora de educación física llegó y vio que Ryan había actuado correctamente. “Ryan, hiciste un gran trabajo. Vamos a llevar a Juan a la enfermería”, dijo la profesora, agradecida.

Juan fue llevado a la enfermería y luego al hospital para una revisión más detallada. Afortunadamente, no tenía heridas graves y se recuperó rápidamente. Al día siguiente, cuando regresó a la escuela, se acercó a Ryan. “Oye, Ryan, gracias por ayudarme ayer. Me he dado cuenta de que saber primeros auxilios es más importante de lo que pensaba”, dijo Juan, con una mirada sincera.

Marcos también se disculpó con Ryan. “Lo siento por haberte molestado. No me daba cuenta de lo importantes que son tus estudios. Eres un buen amigo, aunque no te lo hayamos demostrado”, dijo Marcos.

Desde ese día, las cosas cambiaron para Ryan en la escuela. Juan y Marcos dejaron de molestarlo y empezaron a tratarlo con respeto. Incluso comenzaron a interesarse por los temas que Ryan estudiaba y le pedían que les enseñara sobre primeros auxilios. Ryan se sintió más feliz y aceptado, y su sueño de ser doctor se fortaleció aún más.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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