Cuentos de Amor

Alan y Alexia: Amor en la distancia

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

Puntuación:

0
(0)
 

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico
0
(0)

En un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos, vivía un joven llamado Alan. Desde muy pequeño, Alan soñaba con ser militar. Admiraba a su abuelo, quien había servido en el ejército y contaba historias fascinantes de sus aventuras y hazañas. Cuando Alan cumplió dieciocho años, decidió unirse al ejército para seguir los pasos de su abuelo y servir a su país.

Antes de partir, Alan conoció a una chica llamada Alexia. Ella era dos años menor que él y vivía en el mismo pueblo. Alexia tenía largos cabellos castaños y unos ojos brillantes que reflejaban su espíritu curioso y alegre. Desde el momento en que se conocieron, Alan sintió una conexión especial con ella. Compartieron risas, paseos por el parque y muchas conversaciones bajo el cielo estrellado.

A medida que pasaban más tiempo juntos, Alan se dio cuenta de que sus sentimientos por Alexia eran más que amistad. Un día, mientras caminaban por el jardín de la casa de Alexia, Alan tomó coraje y confesó sus sentimientos.

—Alexia, hay algo que debo decirte —comenzó Alan, mirando fijamente sus ojos—. Desde que te conocí, has sido una persona muy especial para mí. Me he dado cuenta de que te amo.

Alexia, sorprendida y emocionada, sonrió y respondió:

—Alan, yo también siento lo mismo. Te he querido desde hace tiempo.

La noticia de que Alan se unía al ejército fue un momento agridulce para ambos. Sabían que estarían separados por un tiempo indefinido, pero prometieron mantenerse en contacto y esperar el momento en que pudieran reunirse de nuevo.

Alan partió al entrenamiento militar, y la vida en el pueblo continuó. Alexia extrañaba a Alan todos los días, pero se consolaba escribiéndole cartas. En cada carta, le contaba sobre su vida diaria, los cambios en el pueblo y cuánto lo extrañaba. Alan respondía con entusiasmo, compartiendo sus experiencias en el ejército, las dificultades del entrenamiento y sus sueños de volver a casa.

Las cartas se convirtieron en el vínculo que mantenía viva su relación. A pesar de la distancia, su amor crecía con cada carta que intercambiaban. Alexia esperaba ansiosamente cada carta de Alan, y cada vez que recibía una, su corazón se llenaba de alegría y esperanza.

Un día, Alexia recibió una carta que la llenó de emoción. Alan le contaba que, después de meses de entrenamiento, finalmente tendría unos días de permiso para volver a casa. La noticia la hizo saltar de alegría, y rápidamente comenzó a preparar una bienvenida especial para su amado.

El día esperado llegó, y Alexia se dirigió al aeropuerto para recibir a Alan. Cuando lo vio bajar del avión con su uniforme militar, corrió hacia él y lo abrazó con fuerza.

—Alan, te he extrañado tanto —dijo Alexia con lágrimas en los ojos.

—Y yo a ti, Alexia. No sabes cuánto he esperado este momento —respondió Alan, acariciando su cabello.

Pasaron los días juntos, disfrutando de cada momento como si fuera el último. Pasearon por el pueblo, visitaron sus lugares favoritos y compartieron muchas risas y recuerdos. Pero el tiempo de permiso de Alan llegó a su fin, y tuvo que regresar al ejército.

Antes de partir nuevamente, Alan prometió a Alexia que volvería por ella y que, algún día, estarían juntos para siempre. Se despidieron con un beso y la promesa de que su amor superaría cualquier distancia.

La vida de Alexia continuó, pero nunca dejó de pensar en Alan. Cada carta que recibía de él era un recordatorio de su amor y su compromiso. Pasaron los meses y, a pesar de las dificultades, su amor se mantuvo fuerte y firme.

Un día, Alexia recibió una carta diferente. Alan le contaba que su misión había terminado y que pronto regresaría a casa para no volver a partir. La noticia la llenó de una alegría indescriptible. Preparó una gran fiesta de bienvenida y contó los días hasta el regreso de Alan.

Finalmente, el día llegó. Alan regresó al pueblo, y al ver a Alexia esperándolo en la estación, corrió hacia ella y la abrazó con fuerza.

—He vuelto para quedarme, Alexia. Nunca más tendremos que separarnos —dijo Alan con una sonrisa.

—Te he esperado tanto, Alan. Nunca más nos separaremos —respondió Alexia con lágrimas de felicidad.

Con el tiempo, Alan y Alexia se casaron en una hermosa ceremonia rodeada de familiares y amigos. Construyeron una vida juntos en el pueblo que tanto amaban, y nunca olvidaron las cartas que mantuvieron su amor vivo a través de la distancia.

El amor de Alan y Alexia es un testimonio de que, cuando dos corazones están destinados a estar juntos, ni la distancia ni el tiempo pueden separarlos. Y así, en el pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos, su amor floreció y perduró para siempre.

Fin.

image_pdfDescargar Cuentoimage_printImprimir Cuento

¿Te ha gustado?

¡Haz clic para puntuarlo!

Comparte tu historia personalizada con tu familia o amigos

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico

Cuentos cortos que te pueden gustar

autor crea cuentos e1697060767625
logo creacuento negro

Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

Deja un comentario