En un pequeño pueblo llamado Valle Verde, donde las flores siempre estaban en plena floración y los ríos susurraban suaves melodías, vivía una niña llamada Fabiola. Ella era conocida por su gran imaginación y su pasión por escribir cuentos. Cada tarde, en el jardín de su abuela, se sentaba bajo un enorme árbol de manzana, donde las ramas se extendían como brazos acogedores, y daba rienda suelta a su creatividad.
Fabiola tenía un mejor amigo llamado Pedro. Desde que tenían memoria, habían compartido risas, aventuras y pequeños secretos en el pasillo del colegio. Pedro era un niño alegre, lleno de vida, que siempre encontraba una forma de hacer sonreír a Fabiola, incluso en los días más nublados. Un día, mientras estaban sentados en su rincón favorito del pasillo, sintieron que algo diferente estaba en el aire.
—Fabiola, he estado pensando —comenzó Pedro, un poco nervioso—. ¿Y si hacemos algo diferente esta vez? Algo que nadie más en la escuela haya hecho.
Fabiola lo miró con curiosidad. —¿Como qué? —preguntó, sintiendo que la emoción comenzaba a burbujear dentro de ella.
—Podríamos organizar un concurso de cuentos. Todos los chicos de la clase tendríamos que escribir una historia, y el ganador podría leerla en la asamblea. ¡Sería genial! —dijo Pedro con una sonrisa en el rostro.
Fabiola, entusiasmada por la idea, asintió con firmeza. —¡Es una idea maravillosa! Pero… —dijo de repente, frunciendo el ceño—. ¿Qué pasará si alguien presenta un cuento sobre amor?
Pedro se rascó la cabeza, pensativo. —No sé, tal vez sería un poco extraño. Pero, ¿por qué no? El amor es parte de las historias.
Fabiola sabía que había algo especial en el tema del amor. Pero no podía evitar sentir un ligero nerviosismo. A pesar de que todos en su clase eran amigos, la idea de hablar sobre sentimientos podía ser un poco complicada. Sin embargo, la decisión ya había tomado forma en su mente, y comenzó a escribir su cuento esa misma tarde, inspirándose en su amistad con Pedro.
Poco después de que Fabiola y Pedro anunciaron el concurso, una nueva niña llegó al colegio. Se llamaba Clara, y tenía una sonrisa tan brillante como el sol de la mañana. Clara era tímida, pero su calidez atrajo rápidamente a todos. Fabiola comenzó a sentir una especie de celos, porque Pedro parecía disfrutar de la compañía de Clara. De repente, Fabiola se dio cuenta de que su relación con Pedro cambiaba. Se dio cuenta de que tal vez, detrás de su amistad, había algo más, algo especial.
Los días pasaron, y mientras todos se preparaban para el concurso, Fabiola y Pedro pasaron menos tiempo juntos. Clara había comenzado a unirse a ellos en el pasillo, y aunque Fabiola intentaba ser amable, no podía evitar sentirse desplazada.
Una tarde, cuando regresaban de clase, Pedro se detuvo y miró a Fabiola. —Oye, ¿por qué no escribes un cuento sobre lo que sientes? A veces, las palabras pueden ser más poderosas que los propios sentimientos.
Fabiola lo miró con sorpresa. —¿De qué hablas? No hay nada que escribir… —respondió, sin saber que sus entrañas estaban llenas de palabras no dichas.
Esa noche, las letras comenzaron a fluir en la mente de Fabiola. Escribió sobre su relación con Pedro, sus risas compartidas, sus secretos en el pasillo y cómo ella se sentía diferente desde que Clara llegó a la escuela. En su cuento, ella decidió que los personajes serían un chico y una chica cuyos corazones se entrelazaban en la aventura del descubrimiento, aunque haya retos en el camino.
Los días se convirtieron en semanas y pronto llegó el día del concurso. La escuela estaba llena de nervios y emoción, y Fabiola se sentía lista pero asustada a la vez. Al momento de presentar, llamó a todos a escuchar su historia. Con voz temblorosa pero firme, comenzó a contar su relato.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.