Cuentos de Amor

Ania y el amor inesperado en el lugar de trabajo

Lectura para 2 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Ania se despertó temprano en su casita colorida. El sol brillaba y cantaba una canción alegre. Ania sonrió y dijo: «¡Hoy será un día maravilloso!»

Ania vivía en un lugar muy especial donde había muchos amigos. Sus amigos eran Ronan, un conejito blanco y suave; Liz, una mariquita roja con manchas negras; y un nuevo amigo que pronto conocería.

Esa mañana, Ania fue a su lugar de trabajo, un jardín grande y hermoso lleno de flores de todos los colores. Al llegar, vio a Ronan saltando feliz entre las flores. «¡Hola, Ronan!» dijo Ania con una gran sonrisa.

«¡Hola, Ania! ¿Quieres jugar conmigo?» respondió Ronan, moviendo sus largas orejas.

Juntos, comenzaron a jugar al escondite entre las flores. Ania se escondió detrás de un girasol alto, mientras Ronan contaba con los ojos cerrados. «Uno, dos, tres… ¡Listos o no, aquí voy!» dijo Ronan.

Después de jugar un rato, Ania escuchó un suave zumbido. Era Liz, la mariquita, volando de flor en flor. «¡Hola, Liz!» saludó Ania.

«¡Hola, Ania! Estoy buscando más flores para hacer una corona,» dijo Liz alegremente.

Ania decidió ayudar a Liz. Juntos, recogieron flores amarillas, azules y rosadas. Pronto, tenían una hermosa corona. «¡Mira, Liz! ¡Es perfecta!» exclamó Ania.

Justo entonces, apareció un cachorro juguetón llamado Max. Max tenía el pelaje dorado y una cola que no paraba de moverse. «¡Hola a todos! ¿Puedo jugar también?» preguntó Max con entusiasmo.

«¡Claro que sí, Max!» dijo Ronan. «Cuantos más amigos, más diversión.»

Los cuatro amigos comenzaron a jugar juntos. Corrían por el jardín, reían y compartían historias. Ania les mostró cómo hacer una alfombra de pétalos, y todos ayudaron a distribuir las flores en el suelo.

Después de un rato de juegos, los amigos se sentaron bajo una sombra fresca. Ania sacó una golosina para compartir. «Me alegra mucho que estemos juntos,» dijo Ania.

Ronan asintió. «Sí, la amistad es un tipo de amor muy bonito.»

Liz añadió, «Cuando compartimos y cuidamos unos de otros, mostramos amor.»

Max, contento, se acurrucó junto a sus amigos. «Estoy muy feliz de tener amigos como ustedes.»

El sol comenzó a bajar, pintando el cielo de colores naranjas y rosados. Ania miró a sus amigos y sintió una gran alegría en su corazón. «Hoy aprendí que el amor viene en forma de amistad y cuidado.»

Ronan, Liz y Max estuvieron de acuerdo. Habían pasado un día maravilloso juntos, lleno de risas y cariño.

«Ahora es hora de volver a casa,» dijo Ania suavemente. «Pero siempre estaremos aquí para jugar y cuidarnos.»

Los amigos se despidieron con abrazos y promesas de volver a verse mañana. Ania caminó hacia su casita, sintiéndose feliz y amada.

Al llegar, vio a su familia esperándola con abrazos cálidos. «¡Bienvenida a casa, Ania!» dijeron sus padres.

Ania contó sus aventuras del día, hablando de Ronan, Liz y Max. Su familia la escuchó con atención, felices de verla contenta.

Esa noche, Ania se acostó en su cama suave. Pensó en sus amigos y en el amor que compartían. Cerró los ojos y sonrió, sabiendo que cada día traería nuevas oportunidades para amar y ser amada.

En el jardín, las flores susurraban mientras la luna brillaba. Ronan, Liz y Max también se preparaban para descansar, contentos por el día vivido.

Ania soñó con más días llenos de amistad y amor, sabiendo que tenía un lugar especial con sus queridos amigos.

Y así, en el lugar donde trabajaba y jugaba, el amor inesperado floreció entre amigos, creando recuerdos felices que durarían para siempre.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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