Cuentos de Amor

Conexiones Inesperadas

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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Ethan siempre se había sentido solo. Aunque su vida transcurría en un pequeño pueblo lleno de gente, él nunca encontró una conexión verdadera con sus compañeros de clase. Los demás niños parecían tener sus propios círculos de amigos, siempre riendo y compartiendo momentos juntos, mientras que él pasaba sus días con pocos o nulos vínculos. De hecho, su mundo social se limitaba a su familia y a la pantalla de su teléfono.

Una tarde, mientras navegaba por internet, decidió descargar una aplicación de mensajería llamada WhatsApp. No esperaba mucho de ella, simplemente la instaló por curiosidad. Después de configurar su cuenta, vio una opción para unirse a un grupo de intercambio cultural, algo que le llamó la atención. Decidió unirse, pensando que tal vez, solo tal vez, podría conocer a alguien con quien hablar. Había algo en la idea de hablar con personas de diferentes lugares del mundo que lo intrigaba.

Pasaron varias semanas sin recibir mensajes de nadie, hasta que un día, una notificación lo despertó de su rutina diaria. Era un mensaje de alguien llamado Dylan. Ethan, curioso, abrió la aplicación y leyó el primer mensaje.

«Hola, soy Dylan, de México. ¿De dónde eres?»

Ethan sintió un destello de emoción al ver que alguien le había escrito. «¡Hola, soy Ethan! Vivo en un pequeño pueblo. ¿Y tú?»

Dylan le respondió casi de inmediato, y así comenzó una amistad que cambiaría la vida de ambos.

Los mensajes entre Ethan y Dylan se hicieron cada vez más frecuentes. Durante las primeras semanas, hablaron de cosas simples, como sus gustos musicales, películas favoritas y los videojuegos que jugaban. A Ethan le sorprendió lo fácil que era hablar con Dylan, como si lo conociera de toda la vida. Se dieron cuenta de que tenían mucho en común, y esa conexión los unió aún más.

Poco a poco, Dylan comenzó a contarle cosas más personales. Le habló de su vida en México, de su familia y de su escuela. Ethan, que ya lo consideraba su amigo, escuchaba con atención y sin juzgar. Fue entonces cuando Dylan comenzó a abrir su corazón de una manera que Ethan no esperaba.

“Ethan,” escribió un día Dylan, “mi mamá… no me trata bien. Me grita mucho y a veces me pega. No sé por qué lo hace. Mis compañeros de escuela también se burlan de mí. Me siento solo.”

Las palabras de Dylan golpearon el corazón de Ethan como una ola imparable. Aunque solo era un mensaje en una pantalla, el dolor de su amigo era real. Ethan no sabía qué responder, pero sentía una necesidad urgente de hacerlo.

“Dylan, lo siento mucho,” escribió Ethan, sin saber si sus palabras serían suficientes. “Nadie debería tratarte así. Yo te entiendo, y siempre estaré aquí para ti.”

Desde ese momento, las conversaciones tomaron un giro más serio. Dylan confiaba en Ethan, y a pesar de la distancia, Ethan sentía que estaba realmente ayudando a su amigo. Le daba consejos, lo consolaba cuando se sentía triste y trataba de animarlo cuando sentía que todo estaba en su contra.

Con el paso del tiempo, Ethan comenzó a darse cuenta de algo que nunca había experimentado antes. Aunque siempre había considerado a Dylan como su mejor amigo, ahora sentía algo más. Cuando pensaba en él, no solo sentía una profunda preocupación por su bienestar, sino también algo que no podía describir del todo. Se sentía extraño, porque ambos eran hombres, pero no podía negar que sus sentimientos por Dylan estaban creciendo.

Un día, mientras Ethan pensaba en todo esto, un mensaje de Dylan llegó a su teléfono.

“Ethan, creo que estoy empezando a confiar en ti más que en nadie,” escribió Dylan. “Me haces sentir mejor, incluso cuando todo parece estar en contra de mí.”

Las palabras de Dylan lo hicieron sonrojar, y por un momento, Ethan se quedó en silencio. No sabía cómo responder. No quería arruinar la amistad que habían construido, pero tampoco podía ignorar lo que sentía. Decidió escribir algo sincero.

“Dylan, yo también confío mucho en ti. Me haces sentir que no estoy solo. Aunque estamos lejos, te considero un amigo verdadero.”

La conversación continuó, pero algo en el aire había cambiado. Ethan sentía que sus emociones eran más complejas de lo que había imaginado. Sabía que tenía que ser honesto consigo mismo, pero también le preocupaba cómo reaccionaría Dylan si le confesaba lo que realmente sentía. ¿Podría entenderlo?

Un par de semanas después, Dylan le contó algo que hizo que Ethan se sintiera aún más cercano a él.

“Ethan, hoy me ocurrió algo raro,” comenzó Dylan en su mensaje. “Mi mamá me volvió a gritar, pero esta vez, algo dentro de mí cambió. No me importó tanto lo que dijo, porque, aunque no lo creas, pensé en ti. Pensé que, por fin, tenía a alguien que me entendiera.”

Ethan sintió un nudo en el estómago. Aunque la situación de Dylan no mejoraba, sentía que su relación con él se estaba fortaleciendo. A través de sus mensajes, Dylan estaba empezando a encontrar un poco de consuelo, y Ethan sentía una conexión tan fuerte con él que le dolía ver su sufrimiento.

Una noche, mientras Ethan se preparaba para acostarse, algo hizo clic en su mente. Se dio cuenta de lo que realmente sentía por Dylan. No solo era amistad, era algo más profundo. Aunque no podía ponerle nombre a sus sentimientos, sabía que lo que sentía no era común. Se sintió confundido, pero también aliviado, porque al fin había comprendido la magnitud de su vínculo.

Dylan, por su parte, parecía estar pasando por un momento de claridad en su vida. Las palabras de Ethan siempre lo habían consolado, pero ahora, más que nunca, necesitaba saber si ese apoyo era genuino y profundo. Un día, Dylan le preguntó a Ethan algo que cambiaría su relación.

“Ethan,” escribió Dylan en un mensaje, “hay algo que quiero saber. ¿Alguna vez has sentido que nuestra amistad es algo más que solo amistad?”

El corazón de Ethan dio un vuelco. No esperaba esa pregunta, pero sabía que era el momento de ser honesto. Respondió rápidamente, con el corazón en la mano.

“Sí, Dylan. Yo también siento lo mismo. Y aunque es confuso, creo que lo que siento por ti es más que solo amistad.”

El silencio en la conversación fue largo, pero cuando Dylan respondió, su mensaje fue claro.

“Yo también siento lo mismo, Ethan. Creo que nuestra amistad es algo muy especial.”

Desde ese momento, las conversaciones entre Ethan y Dylan cambiaron nuevamente. Ya no solo se compartían consejos y consuelo, sino también algo más personal, algo más cercano. Ambos sabían que lo que sentían era algo que no podían explicar fácilmente, pero que era real.

Aunque nunca se conocieron en persona, su amistad creció con el tiempo, y con ella, sus sentimientos. Los dos entendieron que a veces, el amor no sigue las reglas tradicionales. A veces, el amor se forma de maneras inesperadas, y lo más importante es ser honesto con uno mismo y con los demás.

Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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