En un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos, vivían dos amigos inseparables, Sofía y Lucas. Desde que tenían memoria, habían compartido risas, aventuras y un sinfín de secretos. Sofía era una soñadora, siempre llena de ideas creativas y planes emocionantes. Por otro lado, Lucas era un aventurero en su corazón, y le encantaba explorar cada rincón de su entorno.
Una calurosa mañana de verano, mientras los pájaros cantaban y las flores bailaban al viento, Sofía tuvo una idea brillante. «¿Qué te parece si hacemos un mapa del futuro?» le propuso a Lucas mientras dibujaba en la tierra con un palo. «Podríamos trazar todos nuestros sueños y deseos, y luego intentar realizarlos juntos».
Lucas, intrigado, preguntó: «¿Y qué incluirá nuestro mapa?». Sofía sonrió de oreja a oreja y comenzó a enumerar. «Podemos poner un enorme castillo donde vivamos, un árbol gigante que nos cuente historias, y un camino que nos lleve a un mundo lleno de aventuras». Lucas no pudo resistirse a la emoción que irradiaba su amiga. «¡Sí! Vamos a hacerlo», exclamó.
Juntos comenzaron a dibujar el mapa, trazando líneas, creando formas y llenando el espacio con coloridos sueños. Mientras trabajaban, Lucas se dio cuenta de que entre risas y bromas, su corazón palpitaba un poco más rápido. A veces, cuando miraba a Sofía, sentía algo especial, como si su amistad tuviese un brillo diferente. Pero no sabía cómo explicarlo.
De repente, un aire fresco les hizo voltear. Era un anciano misterioso que parecía haber salido de un cuento de hadas. Vestía una túnica larga y llevaba consigo una pequeña bolsa llena de objetos extraños. «¿Qué están haciendo, jóvenes soñadores?» les preguntó el anciano con una sonrisa amable. Sofía, emocionada, le mostró el mapa. «Estamos dibujando nuestro futuro», respondió con entusiasmo.
El anciano observó el mapa detenidamente y, con un brillo en sus ojos, dijo: «Es un hermoso inicio, pero recuerden que el amor y la amistad siempre deben ser parte de su camino». Lucas se sintió un poco confundido. ¿A qué se refería el anciano con eso? Sofía, sin embargo, parecía captar el mensaje. «Gracias, lo tendremos en cuenta», respondió.
Días después, Lucas notó que algo en su corazón había cambiado. Durante las noches estrelladas, solían sentarse bajo un viejo roble, y mientras hablaban de sus sueños, Lucas empezaba a sentir un cosquilleo cada vez que Sofía le sonreía. «¿Qué pasaría si nuestro mapa incluyera un lugar donde cada uno de nosotros pudiera ir a buscar un tesoro juntos?» sugirió un día, tratando de descifrar sus propios sentimientos.
«¡Eso sería genial! Un tesoro de amistad, amor y aventuras», exclamó Sofía. Sin embargo, en su interior, Sofía también comenzó a sentirse inquieta. ¿Qué pasaría si lo que sentía por Lucas era más que amistad? No se atrevía a decirlo en voz alta, así que simplemente rió y siguió dibujando.
A medida que el verano avanzaba, se dieron cuenta de que el mapa estaba cada vez más lleno. Habían marcado castillos, bosques encantados y hasta un lugar donde los sueños se hacían realidad. Pero lo más importante de todo era que en su mapa del futuro había un gran camino que conducía a un corazón gigante. Sofía sonrió mientras lo dibujaba, pero Lucas no entendía del todo lo que eso significaba.
Una tarde, mientras caminaban hacia el río, de repente se encontraron con un nuevo personaje. Era una niña llamada Valeria, que se había mudado al pueblo recientemente. Tenía una risa contagiosa y una gran curiosidad. «¿Qué están haciendo?» preguntó, acercándose con interés. Sofía, encantada con la llegada de Valeria, le enseñó su mapa. «Estamos dibujando nuestro futuro», le explicó.
Valeria observó el mapa con asombro y su mirada se iluminó. «¡Eso es asombroso! ¿Puedo unirme a ustedes? Podría ayudar a buscar el tesoro», sugirió con energía. Sofía y Lucas se miraron, y Lucas, después de un instante de duda, aceptó, pensando que podría ser divertido compartir su mapa y sus sueños.
Los tres comenzaron a trabajar juntos. Valeria aportó ideas frescas y emocionantes, y gracias a su energía contagiosa, el mapa creció aún más. Pero en medio de la diversión, Lucas se dio cuenta de que cada vez que Valeria se reía, su corazón se llenaba de celos. Sofía parecía disfrutar mucho de la compañía de Valeria. Lucas se sentó en un tronco y se sintió un poco triste.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.