Cuentos de Amor

El Destino de Selene y Kevin

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 4 minutos

Español

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En un pequeño pueblo rodeado de colinas verdes y ríos cristalinos, vivía una joven llamada Selene. Era una chica de espíritu libre, con una gran pasión por la lectura y una curiosidad insaciable por el mundo. Pasaba la mayor parte de su tiempo en la biblioteca del pueblo, donde se sumergía en historias de aventuras, romances y misterios. Su vida era tranquila, pero había algo que le faltaba: el amor.

Un día, mientras buscaba un nuevo libro que leer, Selene encontró un viejo volumen en la sección de los clásicos. El título era «El Viaje de los Destinos», y la portada estaba adornada con imágenes de estrellas y caminos entrelazados. Intrigada, decidió llevarlo a casa. A medida que leía, se perdió en la historia de dos almas gemelas que estaban destinadas a encontrarse a lo largo de sus vidas, pero que nunca lo habían sabido. La historia resonó profundamente en su corazón, y no pudo evitar preguntarse si alguna vez conocería a alguien especial.

Mientras tanto, en el mismo pueblo, vivía un joven llamado Kevin. Era un chico amigable y alegre, conocido por su sentido del humor y su habilidad para hacer reír a los demás. A pesar de su popularidad, Kevin a menudo se sentía solo. En el fondo, deseaba encontrar a alguien que lo entendiera y lo aceptara por lo que realmente era. También pasaba tiempo en la biblioteca, buscando historias que lo transportaran a lugares lejanos.

Una tarde, mientras Selene estaba sentada en una mesa junto a la ventana, disfrutando de su libro, notó a un chico en el rincón. Era Kevin, y su risa resonaba en toda la biblioteca. Selene se sintió atraída por su energía, pero al mismo tiempo, su timidez la hizo dudar. ¿Debería acercarse a él?

Decidida a no dejar pasar la oportunidad, Selene respiró hondo y se acercó. “Hola, soy Selene. Me pareció que te divertías mucho”, dijo, sonriendo tímidamente. Kevin levantó la vista, sorprendido por su acercamiento. “¡Hola! Soy Kevin. Sí, estoy leyendo una historia divertida sobre un loro parlante”, respondió, sonriendo de vuelta.

Desde ese momento, Selene y Kevin comenzaron a hablar. Descubrieron que compartían un amor por la lectura y la imaginación. Hablaban de sus libros favoritos, sus sueños y sus aventuras. Cada vez que estaban juntos, el tiempo parecía volar. Selene se sentía cómoda con Kevin, como si lo conociera de toda la vida.

A medida que pasaban los días, su amistad se fortalecía. Selene se dio cuenta de que estaba comenzando a sentir algo más por Kevin, algo que iba más allá de la amistad. Sus corazones se llenaban de risas y complicidad. Kevin, por su parte, también comenzaba a enamorarse de Selene, aunque no se atrevía a decírselo.

Una tarde, decidieron salir a pasear por el parque del pueblo. El aire era fresco y el sol brillaba en lo alto. Mientras caminaban, Kevin, lleno de valentía, decidió abrirse. “Selene, hay algo que quiero decirte”, comenzó, nervioso. Selene lo miró con curiosidad, su corazón latiendo con fuerza. “Desde que te conocí, he sentido que hay algo especial entre nosotros. No sé cómo explicarlo, pero… siento que tú y yo estamos conectados de una manera única”, confesó Kevin.

Selene se sintió abrumada. Su corazón estaba lleno de emoción, y las palabras de Kevin resonaron en su mente. “Yo también siento lo mismo, Kevin. Desde que te conocí, he sentido que hay algo mágico entre nosotros”, respondió con una sonrisa. Ambos se miraron a los ojos, y en ese momento, supieron que lo que sentían era real.

Sin embargo, a pesar de su conexión, el destino tenía otros planes. Un día, Selene recibió una carta de su madre, que había estado viviendo en otra ciudad. Su madre le contaba que había encontrado un nuevo trabajo y que necesitaba que Selene se mudara con ella. Selene se sintió devastada. No quería dejar a Kevin, pero sabía que debía irse.

Decidió hablar con Kevin sobre su situación. “Kevin, tengo que contarte algo”, dijo con voz temblorosa. “Mi madre quiere que me mude a la ciudad. No sé qué hacer”. Kevin sintió como si le hubieran quitado el aire. “Pero… ¿y nosotros? ¿Y lo que sentimos?”, preguntó, intentando contener la tristeza.

“Lo sé, y me duele mucho, pero no puedo ignorar lo que mi madre necesita”, respondió Selene con lágrimas en los ojos. “Eres muy importante para mí, y siempre lo serás”. Kevin tomó su mano, y juntos se quedaron en silencio, sintiendo el peso de la situación. Sabían que su amor era fuerte, pero la distancia podría separarlos.

El día de la mudanza llegó, y Selene se despidió de Kevin con un abrazo apretado. “Te prometo que siempre estaré contigo en espíritu”, le dijo, sintiendo que una parte de su corazón se quedaba en el pueblo. Kevin sonrió con tristeza y dijo: “Y yo esperaré por ti. Nunca perderé la esperanza de que nuestras almas se reencuentren”.

Los meses pasaron, y aunque Selene se adaptó a su nueva vida en la ciudad, sentía un vacío en su corazón. La distancia y el tiempo comenzaron a hacer mella en su conexión con Kevin. Aunque se enviaban mensajes y hablaban por teléfono, no era lo mismo que estar juntos. Cada vez que Selene miraba al cielo nocturno, recordaba las estrellas que solían contemplar juntos y se preguntaba si alguna vez volverían a encontrarse.

Mientras tanto, Kevin también luchaba con su dolor. Se sumergió en los libros y pasaba más tiempo en la biblioteca, pero cada página le recordaba a Selene. Un día, mientras hojeaba un libro sobre el destino y las conexiones entre las personas, encontró una frase que lo inspiró: “Las almas gemelas siempre encuentran el camino de regreso a casa”. Esa frase resonó en su corazón, y decidió que no podía rendirse.

Así, Kevin comenzó a planear un viaje a la ciudad donde Selene vivía. Había pasado un año desde que se separaron, y aunque sabía que podría ser difícil, su amor por ella era más fuerte que cualquier obstáculo. Con mucho esfuerzo, reunió el dinero necesario y decidió que era hora de hacer un cambio.

Cuando llegó a la ciudad, Kevin se sintió un poco abrumado por el bullicio y las luces brillantes. Pero sabía que tenía que encontrar a Selene. Buscó información sobre su nueva escuela y finalmente se presentó en la puerta. Su corazón latía con fuerza mientras esperaba que ella apareciera.

Al entrar, vio a Selene sentada en una esquina de la biblioteca, absorta en un libro. Su corazón se detuvo por un momento. Ella se veía tan hermosa, con su cabello ondeando suavemente y una expresión de concentración en su rostro. Se acercó lentamente, y cuando Selene levantó la vista y lo vio, sus ojos se llenaron de asombro. “Kevin… ¡no puede ser!”, exclamó, dejándose llevar por la sorpresa.

Ambos se lanzaron a los brazos del otro, sintiendo que el tiempo y la distancia se desvanecían en un instante. “Te he extrañado tanto”, dijo Selene, con lágrimas de alegría. “Yo también, cada día, cada noche”, respondió Kevin, sintiendo que su corazón se llenaba de amor.

Se sentaron juntos, hablando y riendo como si nunca se hubieran separado. Kevin le contó sobre su viaje y cómo había decidido que no podía vivir sin ella. Selene sonrió, sintiendo que su conexión era más fuerte que nunca. “Siempre supe que había algo especial entre nosotros”, dijo Selene. “Eres mi alma gemela, y aunque estuvimos separados, siempre estuviste en mi corazón”.

Con el tiempo, Selene y Kevin comenzaron a explorar la ciudad juntos, descubriendo nuevos lugares y creando nuevos recuerdos. Se dieron cuenta de que el amor verdadero podía superar cualquier obstáculo y que sus almas estaban destinadas a estar juntas. Cada estrella en el cielo se convirtió en un símbolo de su amor, recordándoles que siempre encontrarían el camino de regreso el uno al otro.

Al final, Selene y Kevin aprendieron que el amor no solo era un sentimiento, sino también una conexión profunda que los unía. Y aunque la vida a veces los llevó por caminos separados, siempre había una luz que los guiaba de regreso a casa, a donde realmente pertenecían: el uno al lado del otro.

Y así, Selene y Kevin vivieron felices, conscientes de que su amor era una historia escrita entre las estrellas.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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