En las aguas serenas de un lago cristalino, vivían dos cisnes de inigualable belleza, Marfil y Odette. Ellos habían compartido años de vida juntos, surcando las aguas tranquilas y danzando en el viento al ritmo de un amor profundo y sincero. Marfil, con su plumaje blanco como la nieve, era la envidia de todos los cisnes del lago, mientras que Odette, con su gracia y suave plumaje, era la joya más preciosa del lugar.
A pesar de su amor inquebrantable, Marfil y Odette sentían el peso de los años. Ya no eran los jóvenes cisnes que una vez deslumbraron al lago con su energía y pasión. Ahora, sus movimientos eran más lentos, sus vuelos más cortos, pero su amor seguía siendo tan fuerte como siempre.
Un día, mientras el sol comenzaba a asomar en el horizonte, pintando el cielo de tonos naranjas y rosas, Marfil y Odette nadaban juntos, recordando los días de su juventud. Recordaban cómo se conocieron una primavera, cuando Marfil llegó al lago, joven y vigoroso, capturando de inmediato la atención de Odette. Desde ese momento, se volvieron inseparables, compartiendo cada amanecer y cada anochecer juntos.
Con el paso del tiempo, su amor se fortaleció, enfrentando juntos las tormentas y las estaciones cambiantes. Vivieron momentos de alegría, como el nacimiento de sus polluelos, y de tristeza, como la partida de estos para formar sus propias familias. A través de todo, su amor fue el ancla que los mantuvo unidos y fuertes.
Pero ahora, en la quietud de su edad dorada, Marfil y Odette anhelaban algo más. Querían dejar una huella en el lago que había sido su hogar durante tantos años, algo que recordara a todos los cisnes jóvenes que el amor verdadero puede durar toda una vida.
Fue entonces cuando Marfil tuvo una idea. Decidieron realizar una última danza, una danza que concentraría la esencia de su amor y su vida juntos. Durante semanas, practicaron cada movimiento, cada giro, cada elevación, asegurándose de que su danza fuera perfecta.
Llegó el día de la gran danza. Los otros cisnes del lago se reunieron para presenciar el evento, jóvenes y viejos, todos emocionados de ser testigos de la expresión del amor más puro y duradero. Marfil y Odette comenzaron a bailar al ritmo de la brisa suave, moviéndose en perfecta armonía, sus cuerpos reflejando cada año, cada alegría, cada desafío que habían superado juntos.
La danza fue una obra de arte, una mezcla de elegancia y emoción que dejó a todos los espectadores en silencio. A medida que la danza llegaba a su fin, Marfil y Odette se acercaron y, con un último giro, formaron un corazón con sus cuellos, sellando su amor en un gesto eterno.
Cuando la danza terminó, hubo un momento de silencio, seguido por una ovación estruendosa de todos los cisnes del lago. Marfil y Odette, exhaustos pero felices, sabían que habían logrado su objetivo. Habían demostrado que el amor, independientemente de la edad o el cansancio, es la fuerza más poderosa y hermosa de todas.
Desde ese día, la historia de Marfil y Odette se contó a cada nueva generación de cisnes, inspirando a todos a creer en el amor eterno y verdadero. Y así, incluso después de que Marfil y Odette eventualmente partieran de este mundo, su amor continuó viviendo en las aguas del lago, un recordatorio perpetuo de que el amor verdadero nunca muere.
Fin
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.