Cuentos de Amor

El Amor en Cuatro Estaciones

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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En una pequeña ciudad rodeada de colinas y campos floridos, vivía un chico llamado Iván. Iván tenía el cabello castaño, ojos verdes y una expresión amable que hacía que todos los que lo conocieran se sintieran cómodos a su lado. Un día, en la primavera de 2022, Iván conoció a una chica llamada Laura. Laura tenía el cabello rubio, ojos azules y una sonrisa cálida que iluminaba cualquier lugar al que fuera.

Iván y Laura se conocieron en un parque lleno de flores de colores brillantes. Ambos estaban allí por casualidad, disfrutando del aire fresco y la belleza de la naturaleza. Iván estaba tomando fotos de las flores para un proyecto escolar, mientras que Laura paseaba a su perro, un pequeño y travieso terrier llamado Max. Max, siempre curioso, corrió hacia Iván y comenzó a olfatear su mochila. Laura se apresuró a detener a su perro, pero Iván solo rió y le acarició la cabeza a Max.

«Lo siento, es muy curioso,» dijo Laura, sonriendo.

«No te preocupes, es un buen perro,» respondió Iván, devolviéndole la sonrisa.

Ese pequeño encuentro fue el inicio de una amistad que pronto se convertiría en algo más profundo. Iván y Laura comenzaron a pasar más tiempo juntos, descubriendo que compartían muchos intereses y sueños. A medida que pasaban los días, la primavera florecía a su alrededor, reflejando el crecimiento de su relación.

Pasaron tardes caminando por el parque, hablando de sus libros favoritos, sus películas preferidas y sus planes para el futuro. Iván descubrió que Laura tenía un gran talento para la pintura y que su sueño era convertirse en una artista reconocida. Laura, por su parte, se enteró de que Iván quería ser fotógrafo y viajar por el mundo capturando la belleza en todas sus formas.

El tiempo pasó, y con él, las estaciones cambiaron. El cálido sol del verano reemplazó las suaves brisas de la primavera. Iván y Laura seguían viéndose casi todos los días, ahora disfrutando de largas caminatas bajo el sol y refrescantes helados en la plaza del pueblo. Sus risas llenaban el aire, y cada momento compartido fortalecía su vínculo.

Un día de verano, mientras estaban sentados en su banco favorito del parque, Iván miró a Laura y sintió que su corazón latía más rápido. Sabía que lo que sentía por ella era especial, algo más que una simple amistad. Reunió todo su valor y, con una voz suave pero firme, le dijo:

«Laura, hay algo que quiero decirte. Desde que te conocí, mi vida ha sido mucho más alegre. Eres muy importante para mí, y… creo que me estoy enamorando de ti.»

Laura lo miró con sorpresa y sus mejillas se sonrojaron. Después de un momento de silencio, una sonrisa radiante apareció en su rostro. «Iván, yo también siento lo mismo. Me haces muy feliz.»

Ese fue el comienzo de su historia de amor. Iván y Laura se volvieron inseparables, disfrutando de cada momento juntos y apoyándose mutuamente en todo lo que hacían. Pero como en todas las historias de amor, no todo fue siempre perfecto. Llegaron las primeras pruebas y desafíos cuando el otoño empezó a teñir el paisaje con sus colores dorados y ocres.

Con el inicio del nuevo curso escolar, tanto Iván como Laura se encontraron con más responsabilidades y menos tiempo libre. Iván tenía que trabajar en su proyecto final de fotografía, mientras que Laura debía preparar una exposición de sus pinturas. A veces, las tensiones aumentaban y las discusiones aparecían, pero siempre lograban resolverlas hablando y comprendiendo los sentimientos del otro.

Una tarde de octubre, después de una discusión sobre el tiempo que pasaban juntos, Iván y Laura se encontraron en el parque. Las hojas caían suavemente alrededor de ellos mientras caminaban en silencio. Finalmente, Iván se detuvo y tomó la mano de Laura.

«Laura, siento si te he hecho sentir mal. Solo quiero que sepas que, aunque esté ocupado, siempre estoy pensando en ti,» dijo Iván, mirándola a los ojos.

«Lo sé, Iván. También siento haberme enojado. Ambos estamos ocupados, pero eso no cambia lo que siento por ti. Siempre encontraremos una manera de estar juntos,» respondió Laura, apretando su mano con cariño.

Desde ese momento, Iván y Laura aprendieron a manejar mejor sus tiempos y a valorar cada instante que pasaban juntos. El amor que sentían seguía creciendo, más fuerte y sólido con cada desafío superado.

El invierno llegó, cubriendo la ciudad con una capa de nieve blanca y brillante. Iván y Laura se abrigaban bien para salir y disfrutar de la magia del invierno. Construían muñecos de nieve, patinaban en el lago congelado y bebían chocolate caliente en la cafetería del pueblo. Aunque el frío era intenso, su amor los mantenía cálidos.

Un día, durante una tormenta de nieve, Iván recibió una noticia que cambiaría todo. Había sido aceptado en un programa de fotografía en una prestigiosa escuela en otra ciudad. La oportunidad era increíble, pero significaba que tendría que mudarse y estar lejos de Laura.

Iván se sentía dividido. Quería seguir su sueño, pero no quería alejarse de Laura. Cuando se lo contó, Laura lo escuchó en silencio, con una mezcla de alegría y tristeza en sus ojos.

«Iván, estoy muy orgullosa de ti. Esta es una gran oportunidad, y sé que harás cosas maravillosas. Aunque me entristece que te vayas, quiero que sigas tu sueño,» dijo Laura, tratando de contener las lágrimas.

Iván la abrazó con fuerza. «Laura, no quiero estar lejos de ti. Pero sé que esta es una oportunidad que no puedo dejar pasar. Prometo que encontraré la manera de que esto funcione.»

Los días previos a la partida de Iván fueron agridulces. Pasaron cada momento juntos, creando recuerdos y prometiendo mantenerse en contacto. La noche antes de que Iván se fuera, se encontraron en el parque donde todo había comenzado.

«Laura, no importa la distancia. Siempre te llevaré en mi corazón. Prometo que volveré a ti,» dijo Iván, con una lágrima rodando por su mejilla.

«Y yo te esperaré, Iván. Nuestro amor es fuerte, y superará cualquier obstáculo,» respondió Laura, besándolo suavemente.

Iván partió al día siguiente, y aunque la distancia era difícil, ambos hicieron todo lo posible por mantenerse conectados. Se enviaban cartas, hablaban por videollamadas y compartían sus experiencias. Iván le enviaba fotos de los lugares que visitaba, y Laura le mostraba sus nuevas pinturas.

Pasaron meses, y aunque ambos enfrentaron momentos de soledad y tristeza, su amor seguía intacto. Iván trabajaba duro en su programa de fotografía, aprendiendo y creciendo como artista. Laura también continuaba mejorando en su arte, organizando exposiciones y ganando reconocimiento.

Un año después, Iván regresó a su ciudad para una visita sorpresa. Era primavera nuevamente, y el parque estaba lleno de flores como el día en que se conocieron. Iván se acercó al banco donde solían sentarse, esperando a Laura.

Cuando Laura llegó y vio a Iván, corrió hacia él y lo abrazó con fuerza. «¡Iván! No puedo creer que estés aquí,» dijo, con lágrimas de alegría.

«Volví, Laura. No podía estar lejos de ti por más tiempo. He aprendido mucho, pero también he aprendido que quiero estar contigo,» respondió Iván, sosteniéndola cerca.

Desde ese día, Iván y Laura supieron que podían superar cualquier cosa si estaban juntos. Iván encontró una manera de seguir su pasión por la fotografía mientras vivía en su ciudad, y Laura continuó su carrera como artista. Juntos, enfrentaron nuevos desafíos y vivieron muchas más aventuras.

El amor que nació en una primavera, floreció en un verano, se fortaleció en un otoño y resistió un invierno, se convirtió en una historia eterna. Iván y Laura demostraron que el verdadero amor puede superar cualquier distancia y cualquier obstáculo, siempre y cuando haya comprensión, respeto y un profundo compromiso mutuo.

Y así, en una pequeña ciudad rodeada de colinas y campos floridos, Iván y Laura vivieron felices, construyendo su futuro juntos y recordando siempre que su amor era más fuerte que cualquier adversidad.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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