Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de verdes colinas y frondosos bosques, un hermoso parque conocido como el Parque de los Sueños. Este lugar era especial, ya que se decía que los deseos de aquellos que lo visitaban se volvían realidad. El parque estaba lleno de coloridas flores, altos árboles y un arroyo cristalino que corría suavemente por el centro. En este mágico lugar, dos niños muy especiales se conocieron y vivieron una historia de amor inolvidable.
Novio era un niño curioso y aventurero. Tenía el cabello castaño y los ojos brillantes, siempre llenos de entusiasmo por descubrir nuevas cosas. Le gustaba trepar a los árboles, buscar insectos y explorar cada rincón del Parque de los Sueños. Un día, mientras caminaba por el parque, vio a una niña de su misma edad sentada en un banco junto al arroyo, leyendo un libro.
Ella era Novia, una niña dulce y amable, con largos cabellos rubios y ojos tan azules como el cielo. Le encantaba leer y soñar despierta con mundos lejanos y aventuras increíbles. Cuando Novio la vio por primera vez, sintió algo especial en su corazón, algo que no podía explicar. Se acercó tímidamente y se sentó a su lado.
—Hola —dijo Novio con una sonrisa nerviosa—. ¿Qué estás leyendo?
Novia levantó la vista del libro y sonrió. —Hola, estoy leyendo un cuento sobre un príncipe y una princesa que se enamoran en un reino lejano.
Novio se interesó de inmediato. —¿Puedo leer contigo?
—Claro —respondió Novia, haciendo espacio en el banco para que se sentara a su lado.
A partir de ese momento, Novio y Novia comenzaron a pasar mucho tiempo juntos en el parque. Cada día se reunían en el mismo banco junto al arroyo y leían libros, jugaban y exploraban el parque. Poco a poco, una profunda amistad comenzó a florecer entre ellos, una amistad que pronto se transformó en algo más.
Un día, Novio decidió hacer algo especial para Novia. Había escuchado que en el centro del parque, donde el arroyo formaba una pequeña cascada, crecían unas flores muy raras y hermosas que solo florecían una vez al año. Eran las flores de los sueños, y se decía que tenían el poder de conceder deseos. Novio decidió que conseguiría un ramo de esas flores para Novia.
Muy temprano en la mañana, antes de que el sol saliera, Novio se levantó y se dirigió al corazón del parque. Caminó con cuidado, asegurándose de no pisar ninguna flor ni asustar a los animales que aún dormían. Cuando llegó a la cascada, vio las flores de los sueños brillando con una luz suave y mágica. Con mucho cuidado, recogió un ramo de las flores más bonitas que pudo encontrar y regresó al banco junto al arroyo.
Cuando Novia llegó, Novio la estaba esperando con el ramo de flores en sus manos. —Esto es para ti —dijo, entregándole el ramo con una sonrisa.
Los ojos de Novia se iluminaron al ver las flores. —¡Son preciosas! —exclamó, abrazando a Novio—. Muchas gracias.
Novio sintió su corazón latir más rápido. —Hay algo más —dijo, un poco nervioso—. Dicen que estas flores pueden conceder deseos. Tal vez podamos pedir un deseo juntos.
Novia sonrió y asintió. —Me encantaría.
Juntos, cerraron los ojos y pidieron su deseo en silencio. Nadie sabe exactamente qué desearon, pero desde ese día, algo mágico ocurrió en el Parque de los Sueños. Cada vez que Novio y Novia estaban juntos, el parque parecía brillar con una luz especial. Los árboles parecían más verdes, las flores más coloridas y el arroyo más cristalino. Todos los que visitaban el parque podían sentir la magia del amor que unía a los dos niños.
Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses. Novio y Novia siguieron encontrándose en el parque, leyendo libros, jugando y disfrutando de la compañía del otro. Su amor crecía más fuerte con cada día que pasaba, y se dieron cuenta de que habían encontrado algo muy especial.
Una tarde, mientras el sol se ponía y el cielo se llenaba de colores dorados y rosados, Novio tomó la mano de Novia y la miró a los ojos. —Novia, quiero que sepas que eres la persona más importante para mí. Eres mi mejor amiga y mucho más. Te quiero.
Novia sintió que sus mejillas se sonrojaban y su corazón latía con fuerza. —Yo también te quiero, Novio. Eres mi amigo, mi compañero de aventuras y mi amor. Siempre estaremos juntos.
A partir de ese momento, Novio y Novia hicieron una promesa. Prometieron que, sin importar lo que ocurriera, siempre se apoyarían y estarían ahí el uno para el otro. El Parque de los Sueños se convirtió en su lugar especial, un lugar donde podían ser ellos mismos y disfrutar del amor y la amistad que compartían.
Con el tiempo, la historia de Novio y Novia se convirtió en una leyenda en el pequeño pueblo. Los habitantes contaban la historia de los dos niños que se enamoraron en el Parque de los Sueños y cómo su amor había transformado el lugar en un sitio mágico. Muchos otros niños comenzaron a visitar el parque, esperando encontrar su propio amor verdadero y experimentar la misma magia que Novio y Novia habían encontrado.
Y así, la historia de Novio y Novia continuó, llena de amor, aventuras y momentos inolvidables. El Parque de los Sueños siguió siendo un lugar especial, donde los deseos se cumplían y el amor florecía. Y aunque el tiempo pasara, el amor de Novio y Novia permaneció eterno, un recordatorio de que el verdadero amor puede encontrarse en los lugares más inesperados y de las formas más mágicas.
Colorín colorado, este cuento de amor se ha acabado. Pero el amor de Novio y Novia vivirá por siempre en el Parque de los Sueños, un lugar donde los sueños se hacen realidad y el amor nunca se desvanece.
Fin.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.