Cuentos de Amor

El Código del Pasado Olvidado

Lectura para 8 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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En una lejana y mágica tierra, donde los bosques eran más verdes que esmeraldas y el cielo brillaba como un mar de estrellas, vivían dos amigos entrañables: Lobo y Kadio. Lobo era, a pesar de su nombre, un joven lobo que tenía un corazón tan grande como su curiosidad. Siempre exploraba los rincones del bosque, buscando nuevas aventuras e historias que contar. Kadio, en cambio, era un pequeño humano de apenas ocho años, con una mente llena de sueños y una sonrisa que iluminaba el día más nublado.

Un día, mientras Lobo y Kadio exploraban una parte del bosque que nunca habían visto, se toparon con una misteriosa puerta de piedra cubierta de hiedra. Era elegante y antigua, y parecía susurrar secretos olvidados. Al acercarse, Kadio notó que había inscripciones grabadas en la puerta.

—Mira, Lobo —dijo Kadio, arqueando una ceja. —¿Puedes leer lo que dice?

Lobo se acercó y, tras examinar las inscripciones, frunció el ceño. —Creo que se trata de un código antiguo —respondió—. Pero no puedo entenderlo del todo.

A medias intrigados y a medias asustados, decidieron que debían abrir la puerta. Con un gran esfuerzo, lograron empujarla y, con un crujido ensordecedor, esta se abrió revelando un mundo que parecía salido de un cuento de hadas. A su interior, todo brillaba con una luz suave y el aroma a flores frescas los envolvió.

Dentro del lugar, encontraron un jardín lleno de plantas jamás vistas y, en el centro, una fuente de agua cristalina. Pero lo más intrigante de todo era una peculiar figura sentada junto a la fuente. Era una hermosa hada, con alas brillantes que reflejaban el sol como si estuvieran hechas de cristal.

—¡Hola, pequeños aventureros! —saludó el hada, sonriendo con dulzura. —Soy Aurora, el hada guardiana de este lugar mágico.

Kadio miró a Lobo con los ojos abiertos como platos. —¡Es un hada! —exclamó. Lobo, aunque un poco asustado, se acercó con cautela.

—Hola, Aurora —dijo con voz temblorosa. —¿Qué es este lugar y por qué está escondido detrás de esa puerta?

Aurora se rió suavemente, y su risa sonaba como campanillas. —Este es el Jardín de los Recuerdos Olvidados. Solo se puede entrar si uno es genuino de corazón. Aquí guardo las historias de amor que han sido olvidadas con el tiempo. Cada historia tiene un código que la protege, y solo aquellos que sean dignos pueden entenderlas.

Kadio se frotó las manos, emocionado. —¡Me encantaría escuchar una de esas historias!

—Bueno, —dijo Aurora—, hay un código que debe ser descifrado. Y si lo logran, los invitaré a conocer una historia de amor muy especial.

Lobo, sintiéndose un poco más valiente, se adentró junto a Kadio en el mundo de las palabras y los símbolos del antiguo código. Pasaron horas tratando de encontrar la manera de entender aquellas inscripciones. Con cada intento, la conexión entre ellos se fortalecía; el entusiasmo y el apoyo mutuo les proporcionaban el coraje que necesitaban.

Finalmente, después de mucho esfuerzo, Kadio se puso de pie, con una chispa en sus ojos. —¡Lo tengo! —gritó emocionado—. Cada símbolo representa un sentimiento: alegría, tristeza, esperanza y amor.

Aurora sonrió con aprobación. —¡Exactamente! Ahora, por favor, lean la historia que han desbloqueado.

Los amigos se acercaron a la fuente y, de repente, el agua comenzó a brillar intensamente. En la superficie del agua se formó una imagen que mostraba a dos antiguos amantes: un valiente príncipe y una hermosa princesa. Aurora comenzó a narrar la historia.

—Hace muchos años, en un reino lejano, había un príncipe llamado Éric y una princesa llamada Alina. Éric era conocido en todo el reino por su valentía y generosidad. En cambio, Alina, con su cabello dorado como el sol y ojos azules como el cielo, era admirada por su belleza y su corazón amable.

Sin embargo, su amor debía enfrentarse a un gran obstáculo: un oscuro hechicero que había maldecido el reino. El hechicero, celoso de la felicidad de los dos jóvenes, separó sus caminos y los convirtió en sombras de lo que solían ser. Salieron a buscar la manera de recuperar su amor y su felicidad.

Kadio y Lobo escucharon atentamente, absorbidos por cada palabra de Aurora. En la historia, Éric y Alina se encontraron en su búsqueda, pero enfrentaron una serie de pruebas que ponían a prueba su amor. Tenían que demostrar que su amor era más fuerte que cualquier maldición y que podían superar las adversidades juntos.

—¿Y lo lograron? —preguntó Kadio, con los ojos llenos de expectativas.

Aurora continuó. —La primera prueba fue cruzar un puente hecho de niebla, donde sus más profundos miedos intentaban separarlos. Éric se sintió débil al recordar una batalla en la que había perdido a un amigo, y Alina cuestionó su propio valor cuando se sintió sola en un mundo que parecía opinar sobre su belleza, pero no sobre su valor como persona. Sin embargo, juntos, enfrentaron sus miedos y cruzaron el puente.

Lobo sonrió al escuchar eso. —Eso parece una lección importante sobre enfrentar nuestros miedos.

—Exactamente —dijo Aurora—. La segunda prueba fue encontrar un árbol mágico que crecía en el fondo de un lago profundo. Este árbol otorgaba un deseo, pero solo a quienes demostraran su amor y cariño genuinos. Sin embargo, el agua era muy fría. Alina pensó en no arriesgarse, pero Éric la motivó a que se sumergiera sin dudar.

—¿Y qué deseo pidieron? —preguntó Kadio con curiosidad.

Aurora iluminó su rostro. —Ellos pidieron que su amor fuera tan fuerte como el tiempo que habían pasado distanciados, para que nunca más se sintieran solos. Y, al realizar esa petición, el árbol floreció con hermosas flores doradas, símbolo de su amor renovado.

Los amigos estaban cada vez más emocionados. A medida que Aurora relataba la historia, se dieron cuenta de que había un mensaje más profundo en el sacrificio y la perseverancia de Éric y Alina. Pero la historia no terminó bien.

—A pesar de haber pasado las dos pruebas, el hechicero era astuto —continuó Aurora—. Lanzó un último desafío: un laberinto de espejos que mostraban reflejos distorsionados de sí mismos. Cada uno veía sus inseguridades y, por un momento, pensaron que no podían seguir juntos.

—Eso es terrible —dijo Kadio, preocupado—. Pero, ¿cómo lo superaron?

—Es cierto, fue en ese instante que aprendieron el poder del amor verdadero. Se dieron cuenta de que lo que veían en los espejos no era la realidad, sino sus propios miedos. Así que, haciendo un pacto, decidieron hablarse con sinceridad y abrazarse, haciéndoles más fuertes que cualquier miedo. Al hacerlo, el laberinto se desvaneció y por fin lograron encontrar la salida.

“Finalmente, enfrentaron al hechicero, y el poder del amor fue tan fuerte que rompió la maldición que había sido lanzada sobre su reino. Así, el cielo se despejó y todos los que habían sufrido por el hechizo fueron liberados. Éric y Alina, en su unión auténtica de amor y confianza, no solo recuperaron su felicidad, sino que también hicieron del reino un lugar de esperanza y armonía.”

Lobo y Kadio se miraron, con sonrisas de satisfacción en sus corazones, sabiendo que había algo en la historia que resonaba con ellos.

—Gracias, Aurora —dijo Kadio—. Esta historia nos enseña que el amor verdadero puede superar cualquier obstáculo y que la comunicación y la valentía son esenciales para mantener relaciones significativas.

—Así es —asintió Lobo—. Y también que debemos apoyarnos en nuestros amigos y seres queridos.

Aurora sonrió y, revelando un brillo en su mirada, les indicó que la magia del Jardín de los Recuerdos estaba presente en ellos. —Recuerden siempre que los verdaderos corazones son los que mantienen vivas las historias de amor. Y ahora que han aprendido esto, espero que compartan sus propias historias de amor y amistad, porque cada uno de ustedes tiene la capacidad de crear magia en la vida de los demás.

Con el corazón lleno de gratitud y nuevos conocimientos, Lobo y Kadio se despidieron del Jardín de los Recuerdos Olvidados. Aprendieron que no se necesita un final de cuento de hadas para que una historia de amor sea significativa; lo único necesario es amor, valentía y la disposición de enfrentar los miedos junto a aquellos que importan.

Regresaron a su hogar en el bosque, donde la vida cotidiana los esperaba, pero ya no serían los mismos. Habían crecido, tanto como amigos como individuos. Siguieron su camino, con muchas aventuras por delante, sabiendo que el verdadero amor se manifiesta en los pequeños gestos y en la fortaleza de ser ellos mismos.

Con el paso del tiempo, Lobo y Kadio contaron la historia de Éric y Alina a todos sus amigos en el bosque, creando un espíritu de unión en su reino. Cada vez que alguien enfrentaba un reto, recordaban las lecciones del Jardín de los Recuerdos y el poder que el amor y la amistad podían tener.

Así, entre las risas de los niños y los aullidos felices de Lobo, el pequeño reino en el corazón del bosque floreció, lleno de historias, amor y, sobre todo, esperanza.

Y así, con el brillo de las estrellas sobre sus cabezas y los ecos de sus sueños en el corazón, se dieron cuenta de que siempre había magia en la amistad y que, juntos, podían enfrentar cualquier cosa.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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