Alfonso era un joven de 31 años con una exitosa carrera como escritor. Sus novelas habían capturado el corazón de miles de lectores, y su talento era reconocido en todos los rincones del país. Sin embargo, detrás de ese éxito se escondía una vida llena de dolor y dificultades. La muerte de su madre cuando él tenía apenas cinco años fue el primer golpe duro que la vida le dio. Su padre, en un intento de llenar el vacío dejado por su esposa, se casó de nuevo con una mujer que resultó ser todo lo contrario a una madre amorosa. La madrastra de Alfonso lo maltrataba y menospreciaba, haciéndole la vida aún más difícil.
A pesar de su cruel infancia, Alfonso encontró refugio en la escritura. Creaba mundos en los que podía escapar de su realidad y vivir aventuras que su vida cotidiana le negaba. Sin embargo, cuando estaba en el apogeo de su carrera, un oscuro giro del destino lo puso en el centro de una pesadilla. Fue inculpado por la muerte de tres personas, un crimen que no cometió, y su mundo se desmoronó.
Por otro lado, Ariadne, una abogada de 28 años, también había tenido una vida marcada por la tragedia. Su madre la abandonó cuando tenía apenas tres años, y su padre falleció dos años después, dejándola sola en el mundo. A pesar de esto, Ariadne había luchado con todas sus fuerzas para convertirse en una abogada exitosa. Sus ojos de color café y su largo cabello negro eran su marca distintiva, y su determinación la había llevado a superar numerosos obstáculos. Sin embargo, en la actualidad, se encontraba en medio de un conflicto que amenazaba con destruir todo por lo que había trabajado.
Un día, los caminos de Alfonso y Ariadne se cruzaron de manera inesperada. Alfonso, desesperado por demostrar su inocencia, buscaba un abogado que creyera en él y en su historia. Ariadne, por su parte, necesitaba desesperadamente la ayuda de alguien que pudiera ofrecerle un testimonio que pudiera salvar su carrera. Fue entonces cuando decidieron hacer un contrato: Ariadne ayudaría a Alfonso en sus juicios, y Alfonso, a cambio, usaría su influencia y conocimientos para ayudar a Ariadne a resolver su conflicto.
La primera vez que se encontraron en la oficina de Ariadne, ambos sintieron una mezcla de tensión y esperanza. Alfonso, con su aspecto descuidado pero atractivo, y Ariadne, con su profesionalismo y determinación, formaban un dúo inesperado pero poderoso. Mientras discutían los detalles del contrato, una chispa de entendimiento y complicidad comenzó a surgir entre ellos.
Ariadne se dedicó por completo a investigar el caso de Alfonso. Revisó cada prueba, interrogó a cada testigo y trabajó incansablemente para encontrar cualquier inconsistencia que pudiera demostrar la inocencia de Alfonso. Al mismo tiempo, Alfonso utilizaba su habilidad para escribir y su comprensión de la naturaleza humana para ayudar a Ariadne a preparar argumentos sólidos para su propio caso.
A medida que pasaban los días, ambos se dieron cuenta de que no solo compartían una lucha común, sino también un profundo entendimiento mutuo. Sus conversaciones se hicieron más personales, compartiendo detalles de sus vidas que nunca habían contado a nadie más. Alfonso habló de su madre y de cómo su recuerdo lo había inspirado a convertirse en escritor. Ariadne reveló sus miedos y sueños, y cómo la ausencia de su madre la había motivado a ser una persona fuerte e independiente.
La confianza y la amistad entre ellos se fortalecieron con cada día que pasaba. Ariadne logró descubrir una pieza crucial de evidencia que exoneró a Alfonso de todas las acusaciones. En el juicio final, su defensa fue tan contundente que no quedó duda de la inocencia de Alfonso. La sala del tribunal estalló en aplausos cuando el veredicto fue anunciado: «No culpable». Alfonso, con lágrimas en los ojos, agradeció a Ariadne por salvar su vida y su carrera.
Por otro lado, Alfonso cumplió su parte del trato ayudando a Ariadne a resolver su conflicto legal. Utilizó su conocimiento y habilidades para redactar un artículo que expuso la verdad detrás de las acusaciones falsas en su contra. Gracias a su esfuerzo y a la ayuda de Alfonso, Ariadne no solo salvó su carrera, sino que también ganó el respeto y la admiración de sus colegas.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.