En un pequeño pueblo, oculto entre montañas y rodeado por ríos de aguas cristalinas, había un colegio conocido por su excelente calidad educativa y por ser el lugar de encuentro de cinco personajes muy especiales.
Rubí, una joven tímida que descubrió su voz en el tumulto de la pandemia, Isaias, su amigo inigualable, Keila, su leal compañera, el Profe Andre De Tic, un maestro de Tecnologías de la Información y Comunicación, y una coordinadora y profesora que guiaba a todos con sabiduría.
Rubí, desde muy pequeña, había sido una chica reservada, pero la pandemia le enseñó el valor de la amistad y la importancia de conectarse con los demás. Cuando llegó el momento de elegir una carrera, optó por Ciencias Computacionales, Biológicas y Biomédicas (C.C.B.B), un nuevo programa interdisciplinario en su colegio.
El primer día de clases, mientras los maestros se presentaban, Rubí quedó fascinada por el Profe Andre, un joven profesor de TIC. Su presencia era magnética y, aunque sabía que era inapropiado, no podía evitar sentirse atraída por él. Lo que más le sorprendió fue percibir una mirada similar en los ojos de Andre.
Isaias y Keila, amigos inseparables de Rubí, notaron el cambio en su comportamiento. Preocupados, le preguntaron qué ocurría, pero Rubí, temerosa de sus propios sentimientos, no se atrevía a compartir su secreto.
Las semanas pasaron y Rubí se sumergió en sus estudios, tratando de evadir sus emociones. Pero un día, durante una clase de TIC, el Profe Andre anunció un proyecto especial. Los alumnos debían formar equipos para desarrollar una aplicación que ayudara a la comunidad. Rubí, Isaias y Keila decidieron unirse, pero para su sorpresa, el Profe Andre asignó a cada equipo un mentor, y él sería el de ellos.
Trabajando juntos, Rubí comenzó a conocer al Profe Andre más allá de su rol como maestro. Descubrió que era un apasionado de la educación, un defensor del medio ambiente y un excelente programador. A medida que avanzaba el proyecto, Rubí se dio cuenta de que lo que sentía iba más allá de una simple atracción; admiraba al Profe Andre por su dedicación y valores.
Un día, mientras trabajaban en la aplicación, el Profe Andre compartió con el equipo su visión sobre la educación y cómo la tecnología podría transformarla. Rubí se sintió inspirada y, por primera vez, habló abiertamente de sus ideas y sueños. El Profe Andre la escuchó atentamente, impresionado por su inteligencia y perspectiva.
Mientras tanto, la coordinadora y profesora del colegio observaba a Rubí y sus amigos. Ella sabía que los jóvenes estaban en un momento crucial de sus vidas, lleno de descubrimientos y emociones. Decidió hablar con Rubí en privado, aconsejándola sobre los límites en las relaciones entre estudiantes y profesores, y la importancia de mantener un enfoque profesional.
Rubí entendió el mensaje y agradeció a la coordinadora por su guía. Decidió concentrarse en su crecimiento personal y profesional, poniendo en pausa sus sentimientos.
El día de la presentación del proyecto llegó, y el equipo de Rubí, guiado por el Profe Andre, presentó una aplicación innovadora que combinaba la tecnología con la conservación ambiental. La aplicación fue un éxito rotundo, ganando el reconocimiento del colegio y de la comunidad.
Al final del semestre, Rubí se despidió del Profe Andre con gratitud y respeto. Había aprendido una valiosa lección sobre el amor, la admiración y los límites. Se sentía más segura y decidida a seguir sus sueños, apoyada por sus amigos Isaias y Keila.
La coordinadora y profesora, orgullosa de ver el crecimiento de Rubí, sabía que había guiado a otra alumna en el camino hacia la madurez y el éxito. El colegio, un lugar de encuentro y aprendizaje, seguía siendo testigo del desarrollo de jóvenes prometedores.
Y así, en el corazón de ese pequeño pueblo, Rubí y sus amigos continuaron sus estudios, llevando consigo las lecciones aprendidas y los recuerdos de un tiempo lleno de descubrimientos y emociones.
Mientras avanzaba el año, el colegio se preparaba para su celebración anual, un evento que reunía a toda la comunidad para compartir proyectos, talleres y actividades culturales. Este año, el tema central sería «La Tecnología y el Medio Ambiente», inspirado en el exitoso proyecto de Rubí y su equipo.
Rubí, Isaias y Keila decidieron participar con un taller interactivo basado en su aplicación, mostrando cómo la tecnología podía ser una herramienta poderosa para la conservación ambiental. El Profe Andre, emocionado por ver cómo su mentoría había inspirado a sus estudiantes, ofreció su ayuda para preparar el taller.
Durante las semanas de preparación, Rubí se encontró trabajando más cerca del Profe Andre, y aunque sus sentimientos hacia él seguían siendo fuertes, se enfocó en el objetivo de su proyecto. La coordinadora, siempre atenta, ofrecía palabras de aliento y sabios consejos, asegurándose de que el ambiente de trabajo fuera profesional y centrado en el aprendizaje.
La noche antes del evento, el colegio estaba lleno de vida, con estudiantes, profesores y padres trabajando juntos para decorar y preparar los espacios. Rubí y sus amigos, junto con el Profe Andre, decoraron su stand con elementos naturales y tecnológicos, creando un espacio que invitaba a la reflexión y el aprendizaje.
El día del evento, el colegio se transformó en un hervidero de actividad y alegría. Rubí y su equipo presentaron su taller, atrayendo a muchos visitantes, impresionados por la creatividad y profundidad del proyecto. El Profe Andre, orgulloso de sus estudiantes, observaba desde un lado, sabiendo que había desempeñado un papel crucial en su desarrollo.
A medida que el día avanzaba, Rubí se dio cuenta de que su amor por el aprendizaje y su pasión por la tecnología habían crecido exponencialmente gracias a sus experiencias en el colegio. Comprendió que, aunque su atracción inicial por el Profe Andre había sido el catalizador, lo que realmente valoraba era el conocimiento y las oportunidades que había ganado.
Al final del día, el colegio se llenó de aplausos y felicitaciones. La coordinadora tomó la palabra, agradeciendo a todos por su arduo trabajo y dedicación, y resaltando especialmente el taller de Rubí y su equipo.
Rubí, Isaias y Keila, junto con el Profe Andre, se reunieron para una foto, inmortalizando el momento. Rubí miró a su alrededor, a sus amigos, a su maestro y a la coordinadora, y se sintió inmensamente agradecida. Había aprendido no solo sobre la tecnología y el medio ambiente, sino también sobre el amor, la amistad y la importancia de perseguir sus sueños.
Con el corazón lleno de esperanza y determinación, Rubí sabía que estaba lista para enfrentar cualquier desafío que la vida le presentara, llevando consigo las lecciones aprendidas en aquel pequeño colegio, en el corazón del pintoresco pueblo.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.