Cuentos de Amor

El Secreto de un Primer Amor

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

Puntuación:

5
(1)
 

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico
5
(1)

Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de colinas y prados, dos amigos inseparables llamados Diego y Lucía. Diego tenía once años, con el cabello castaño y ojos curiosos, mientras que Lucía, de la misma edad, tenía el cabello rubio y una sonrisa que iluminaba cualquier habitación. Desde muy pequeños, Diego y Lucía habían sido los mejores amigos, compartiendo risas, aventuras y secretos.

Pasaban las tardes juntos, explorando el parque cercano a sus casas, trepando árboles y haciendo coronas de flores. Sus padres a menudo comentaban lo bonito que era ver una amistad tan pura y fuerte entre ellos. Sin embargo, con el paso del tiempo, Diego comenzó a notar algo diferente en su corazón. Cada vez que veía a Lucía, sentía un cosquilleo especial, una sensación cálida que no entendía del todo.

Un día, mientras estaban sentados bajo su árbol favorito en el parque, Diego decidió hablar con Lucía sobre lo que sentía. «Lucía,» dijo, tratando de mantener la calma, «hay algo que quiero decirte.» Lucía, siempre perceptiva, lo miró con curiosidad. «¿Qué pasa, Diego? Puedes contarme lo que sea.»

Diego respiró hondo y finalmente confesó: «Creo que estoy enamorado de ti, Lucía. No sé cómo pasó, pero cada vez que estamos juntos, siento algo especial.» Lucía se quedó en silencio por un momento, procesando lo que Diego acababa de decir. Finalmente, con una sonrisa suave, respondió: «Diego, eres mi mejor amigo y siempre lo serás. No estoy enamorada de ti, pero eso no cambia lo mucho que me importas. Podemos seguir siendo como siempre, ¿verdad?»

Aunque Diego sintió una punzada de tristeza, también se sintió aliviado de haber sido honesto. «Claro, Lucía. Seguiremos siendo los mejores amigos.» Y así lo hicieron. Continuaron compartiendo sus días juntos, pero ahora con una nueva comprensión de sus sentimientos. Diego aceptó que aunque Lucía no sentía lo mismo, su amistad era valiosa y única.

Los días pasaron, y a pesar de su conversación, nada cambió realmente entre ellos. Seguían siendo inseparables, compartiendo secretos y sueños bajo el árbol del parque. Un día, decidieron construir una pequeña casa en el árbol. Pasaron semanas recolectando madera y otros materiales, trabajando juntos hasta que finalmente la casa del árbol estuvo terminada. Desde entonces, se convirtió en su refugio secreto, un lugar donde podían ser ellos mismos y soñar con el futuro.

Con el tiempo, sus compañeros de clase comenzaron a notar lo cercanos que eran Diego y Lucía. Algunos empezaron a bromear sobre si eran novios, pero Diego y Lucía simplemente se reían y negaban con la cabeza. «Somos solo amigos,» decían, y aunque Diego todavía sentía algo especial por Lucía, estaba contento con la relación que tenían.

Un día, mientras estaban en la casa del árbol, Lucía le mostró a Diego un dibujo que había hecho. Era un dibujo de ellos dos, sonriendo bajo su árbol favorito. «Quería hacer esto para recordar siempre nuestra amistad,» dijo Lucía, sonriendo. Diego miró el dibujo y sintió una oleada de felicidad. «Es perfecto, Lucía. Gracias.»

A medida que los años pasaban, la amistad de Diego y Lucía se fortaleció aún más. Aunque conocieron a otras personas y desarrollaron nuevos intereses, siempre encontraban tiempo para estar juntos. Su casa del árbol siguió siendo su lugar especial, un recordatorio de todos los momentos compartidos y de la promesa de siempre apoyarse mutuamente.

Un día, en la escuela secundaria, Diego conoció a una chica nueva llamada Elena. Ella era divertida, inteligente y compartía muchos de sus intereses. Con el tiempo, Diego y Elena comenzaron a pasar más tiempo juntos, y Diego se dio cuenta de que estaba desarrollando sentimientos por ella. Lucía notó el cambio en su amigo y, aunque sintió un pequeño pinchazo de celos, se alegró por él.

Una tarde, mientras estaban en la casa del árbol, Diego le contó a Lucía sobre sus sentimientos por Elena. «Creo que me estoy enamorando de Elena,» dijo, esperando ver la reacción de Lucía. Lucía sonrió y le dio un abrazo. «Estoy feliz por ti, Diego. Sabía que encontrarías a alguien especial.»

Con el tiempo, Diego y Elena se hicieron novios, y aunque su relación con Lucía cambió un poco, su amistad nunca se debilitó. Lucía también encontró a alguien especial, y los cuatro a menudo pasaban tiempo juntos, compartiendo risas y aventuras. A través de todo, Diego y Lucía siempre recordaban su promesa de apoyarse mutuamente y mantener su amistad fuerte.

La casa del árbol siguió siendo su refugio, un lugar lleno de recuerdos y sueños compartidos. Y aunque sus vidas tomaron diferentes caminos, Diego y Lucía sabían que siempre tendrían un lugar especial en el corazón del otro.

Así, en el pequeño pueblo rodeado de colinas y prados, la historia de Diego y Lucía se convirtió en una leyenda de amor y amistad. Aprendieron que el amor puede tomar muchas formas y que la verdadera amistad es un tesoro que vale la pena mantener, pase lo que pase.

Y colorín colorado, este cuento de amor ha terminado.

image_pdfDescargar Cuentoimage_printImprimir Cuento

¿Te ha gustado?

¡Haz clic para puntuarlo!

Comparte tu historia personalizada con tu familia o amigos

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico

Cuentos cortos que te pueden gustar

autor crea cuentos e1697060767625
logo creacuento negro

Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

Deja un comentario