En un pequeño pueblo rodeado de colinas y un vasto bosque, vivían dos niños intrépidos llamados Alberto y Sofía. Desde pequeños, habían escuchado historias sobre el bosque encantado que se extendía más allá de las colinas, un lugar lleno de misterios y magia, donde la realidad se entrelazaba con lo fantástico.
Una tarde de otoño, mientras el sol comenzaba a ocultarse detrás de las colinas, Alberto y Sofía decidieron emprender una aventura. Su misión era descubrir el secreto más guardado del bosque encantado: el Árbol de los Deseos, un árbol antiguo del cual se decía que podía conceder cualquier deseo a quien encontrara su camino hasta él.
La aventura comienza
Con una linterna, un mapa dibujado en un viejo pergamino, una brújula y una mochila llena de provisiones, partieron hacia el bosque. La entrada estaba marcada por dos antiguos robles que, según las leyendas, eran los guardianes del bosque. Al cruzar entre ellos, una sensación de magia los envolvió. El bosque estaba lleno de sonidos y colores que nunca habían visto ni escuchado. Luciérnagas danzaban alrededor, iluminando el camino, mientras que criaturas misteriosas los observaban desde la oscuridad.
El encuentro con el guardián
Mientras seguían el mapa, se encontraron con un zorro de pelaje plateado que los miraba curioso. Sofía, conocida en el pueblo por su habilidad para entender a los animales, se acercó. El zorro, que se reveló como el guardián del bosque, les habló de las pruebas que debían superar para llegar al Árbol de los Deseos. La primera prueba era cruzar el río de las sombras sin temer a lo desconocido.
Con valentía, tomaron una pequeña barca que encontraron a la orilla y, guiados por las estrellas, cruzaron el río. A medida que remaban, figuras sombrías aparecían en el agua, pero recordando las palabras del zorro, mantuvieron su mirada al frente sin dejarse intimidar.
La prueba de la montaña
La siguiente prueba era escalar la montaña del eco, donde tendrían que enfrentarse a sus mayores miedos. Con cada paso que daban montaña arriba, sus miedos se manifestaban como voces que resonaban a su alrededor. Alberto, temeroso de la oscuridad, veía cómo las sombras se alargaban. Sofía, por su parte, oía susurros que le recordaban la vez que se perdió en el bosque. Sin embargo, juntos se dieron fuerza el uno al otro, recordándose mutuamente que el verdadero coraje era enfrentar sus miedos.
El Árbol de los Deseos
Al superar las pruebas, llegaron a un claro iluminado por la luna, donde se alzaba majestuoso el Árbol de los Deseos. Su tronco brillaba con inscripciones antiguas y sus hojas despedían un suave resplandor. Acercándose al árbol, Alberto y Sofía comprendieron el verdadero secreto del bosque encantado: el amor y la amistad eran la magia más poderosa.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.