Cuentos de Amor

El Sueño de Marisa y Carlos

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

Puntuación:

5
(1)
 

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico
5
(1)

En un pequeño y pintoresco pueblo de México, rodeado de colinas verdes y campos de flores silvestres, vivía una joven llamada Marisa. Desde niña, Marisa había soñado con el día de su boda. Se imaginaba caminando por la iglesia del pueblo, con un vestido blanco y un ramo de flores frescas, rodeada de amigos y familiares, y con el amor de su vida esperando en el altar. Para Marisa, no había nada más hermoso que la idea de un amor eterno y un día perfecto para celebrarlo.

Marisa era conocida en todo el pueblo por su belleza y su sonrisa radiante. Tenía el cabello largo y oscuro, que caía en cascada sobre sus hombros, y unos ojos grandes y brillantes que reflejaban su entusiasmo por la vida. Pero, sobre todo, Marisa era conocida por su bondad y su generosidad. Siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás y a compartir su alegría.

Un día, mientras Marisa paseaba por el mercado del pueblo, sus ojos se encontraron con los de un joven llamado Carlos. Carlos era un hombre apuesto, con el cabello corto y negro, y una sonrisa encantadora. Era conocido por ser trabajador y honesto, y por tener un gran corazón. Desde el momento en que se vieron, ambos sintieron una conexión especial, como si sus almas se reconocieran de vidas pasadas.

Carlos se acercó a Marisa y, con una sonrisa tímida, la saludó. «Hola, soy Carlos. ¿Te gustaría tomar un café conmigo en la plaza?»

Marisa sintió un cosquilleo en el estómago y aceptó la invitación con una sonrisa. Así comenzó una hermosa amistad que rápidamente se transformó en algo más profundo. Pasaron días juntos, explorando el pueblo, compartiendo historias y sueños, y riendo con la facilidad de quienes se sienten completamente a gusto el uno con el otro.

Un día, Carlos decidió que era el momento de dar el siguiente paso. Había pensado mucho en cómo pedirle a Marisa que fuera su esposa, y quería que fuera un momento especial. Así que planeó una cena sorpresa en el restaurante más bonito del pueblo, con velas y flores, y una vista espectacular del atardecer sobre las colinas.

Marisa llegó al restaurante, vestida con un hermoso vestido que resaltaba su belleza natural. Cuando vio a Carlos esperándola, con una expresión de amor y nerviosismo en su rostro, supo que algo importante iba a suceder. Se sentaron a la mesa, disfrutaron de una deliciosa cena y, justo cuando el sol comenzaba a ponerse, Carlos se arrodilló y sacó una pequeña caja de terciopelo.

«Marisa,» dijo, con la voz llena de emoción, «desde que te conocí, mi vida ha sido infinitamente más feliz y completa. Eres mi mejor amiga, mi confidente y el amor de mi vida. ¿Harías el honor de casarte conmigo?»

Los ojos de Marisa se llenaron de lágrimas de felicidad mientras asentía vigorosamente. «¡Sí, Carlos, sí! Me encantaría casarme contigo.»

El restaurante estalló en aplausos y felicitaciones mientras Carlos colocaba el anillo en el dedo de Marisa. Era un anillo sencillo pero hermoso, que representaba perfectamente su amor puro y sincero. Aquella noche, mientras caminaban de regreso a casa bajo un cielo lleno de estrellas, Marisa y Carlos soñaron juntos con su futuro y la vida que construirían.

La planificación de la boda fue un emocionante torbellino de actividades. Marisa, que siempre había soñado con ese día, disfrutó cada momento de los preparativos. Eligieron la iglesia del pueblo, que estaba adornada con flores frescas y luces brillantes. Marisa diseñó su vestido de novia, inspirado en los cuentos de hadas que había leído de niña, y Carlos se encargó de coordinar la música y la comida para la recepción.

El gran día finalmente llegó, y el pueblo entero se vistió de gala para celebrar la unión de Marisa y Carlos. La iglesia estaba llena de amigos y familiares, todos ansiosos por compartir la alegría de la pareja. Marisa, radiante en su vestido blanco, caminó por el pasillo del brazo de su padre, mientras Carlos la esperaba en el altar con los ojos llenos de amor.

La ceremonia fue hermosa y emotiva. Marisa y Carlos intercambiaron votos sinceros, prometiendo amarse y cuidarse el uno al otro para siempre. Cuando finalmente se dijeron «sí, acepto,» el pueblo estalló en vítores y aplausos. Salieron de la iglesia bajo una lluvia de pétalos de rosa y risas, listos para comenzar su nueva vida juntos.

La recepción fue una fiesta llena de música, baile y alegría. Los amigos y familiares de Marisa y Carlos celebraron hasta altas horas de la noche, disfrutando de la comida deliciosa y compartiendo historias y risas. Fue una noche mágica que Marisa había imaginado muchas veces, pero que superó todas sus expectativas.

Después de la boda, Marisa y Carlos se mudaron a una hermosa casita en las afueras del pueblo. La casa tenía un jardín lleno de flores y un pequeño huerto donde podían cultivar sus propias verduras. Era el hogar perfecto para comenzar su vida juntos.

Con el tiempo, Marisa y Carlos formaron una familia. Tuvieron dos hijos, una niña llamada Lucía y un niño llamado Mateo. Los niños trajeron aún más alegría y amor a la vida de Marisa y Carlos, que se dedicaron a criar a sus hijos con el mismo amor y cuidado que se tenían el uno al otro.

Marisa y Carlos se aseguraron de que Lucía y Mateo crecieran en un hogar lleno de risas y amor. Pasaban los fines de semana explorando el campo, jugando juegos y contando historias. Marisa les enseñaba a sus hijos a soñar en grande y a creer en el poder del amor y la bondad, mientras que Carlos les enseñaba la importancia del trabajo duro y la honestidad.

Un día, mientras Marisa y Carlos estaban sentados en su jardín, mirando a sus hijos jugar, Carlos tomó la mano de Marisa y la miró a los ojos.

«Marisa, hemos construido una vida maravillosa juntos. No puedo imaginar mi vida sin ti y sin nuestra familia,» dijo Carlos con una sonrisa.

Marisa apretó su mano y respondió, «Carlos, cada día contigo es un regalo. Hemos pasado por tantas cosas juntos, y cada momento ha sido más hermoso que el anterior. Estoy tan agradecida por nuestro amor y nuestra familia.»

A medida que pasaban los años, el amor de Marisa y Carlos solo se hacía más fuerte. Enfrentaron desafíos y dificultades, como todas las parejas, pero siempre encontraron la manera de superarlos juntos. Su amor era un faro de esperanza y felicidad para todos los que los conocían.

Cuando Lucía y Mateo crecieron y comenzaron sus propias vidas, Marisa y Carlos se sintieron orgullosos de los adultos que sus hijos se habían convertido. Lucía se convirtió en una talentosa artista, mientras que Mateo siguió los pasos de su padre y se convirtió en un ingeniero respetado. Ambos siempre llevaban consigo las lecciones de amor y bondad que sus padres les habían enseñado.

Marisa y Carlos, ahora abuelos, disfrutaban de sus días rodeados de nietos, contando historias y riendo juntos. La casa en las afueras del pueblo seguía siendo un lugar de amor y alegría, donde siempre había risas y música.

Una tarde, mientras Marisa y Carlos estaban sentados en su porche, recordaron todos los momentos que habían compartido.

«¿Recuerdas nuestra primera cita en la plaza?» preguntó Marisa con una sonrisa.

«Claro que sí,» respondió Carlos. «Fue el comienzo de nuestra hermosa aventura juntos.»

Marisa suspiró felizmente. «Hemos tenido una vida maravillosa, Carlos. No podría haber pedido nada más.»

Carlos la abrazó y, juntos, miraron el atardecer, agradecidos por el amor y la felicidad que habían encontrado el uno en el otro.

Y así, Marisa y Carlos vivieron felices para siempre, rodeados de amor y risas, sabiendo que el verdadero tesoro de la vida no está en las cosas materiales, sino en los momentos compartidos y el amor que se da y se recibe. Su historia de amor se convirtió en una leyenda en el pueblo, inspirando a generaciones a creer en el poder del amor verdadero y la bondad.

Fin.

image_pdfDescargar Cuentoimage_printImprimir Cuento

¿Te ha gustado?

¡Haz clic para puntuarlo!

Comparte tu historia personalizada con tu familia o amigos

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico

Cuentos cortos que te pueden gustar

autor crea cuentos e1697060767625
logo creacuento negro

Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

1 comentario en «El Sueño de Marisa y Carlos»

Deja un comentario