Cuentos de Amor

Entre Hamburguesas y Crepas, un Amor que se Desbordó

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

Puntuación:

0
(0)
 

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico
0
(0)

Denehy y Sahit eran dos mejores amigos que vivían en un pequeño pueblo rodeado de prados verdes y flores de todos los colores. Desde muy pequeños, habían compartido risas, secretos y aventuras interminables. Denehy era una niña soñadora con un cabello rizado y una sonrisa que iluminaba todo a su alrededor. Todas las mañanas, ella imaginaba que sería una gran cocinera algún día, creando platos tan deliciosos que todos en el pueblo desearían tener una cena en su casa.

Por otro lado, Sahit era un chico un poco más serio, aunque también tenía su lado divertido. Con su cabello lacio y su mirada curiosa, él siempre estaba investigando cosas nuevas. Su pasión por la ciencia lo llevaba a hacer experimentos sorprendentes, aunque no siempre salían como él esperaba. Los dos amigos complementaban sus personalidades y pasaban horas en la casa de Denehy, donde la cocina se convertía en su laboratorio de creación.

Un día, mientras Denehy preparaba hamburguesas para la cena, se le ocurrió que sería una buena idea hacer algo especial. «¡Sahit! ¿Qué tal si organizamos una fiesta de comida? Podríamos invitar a todos nuestros compañeros. Así también podríamos probar nuestras recetas», sugirió Denehy emocionada. Sahit, entusiasmado con la idea, aceptó de inmediato. «¡Es una gran idea! ¿Qué tal si hacemos también crepas? A todos les encantan y podremos hacerlas de diferentes sabores», agregó Sahit, mientras su mente comenzaba a imaginar las posibilidades.

Las semanas siguientes fueron de mucho trabajo. Ambos amigos se reunían después de la escuela para planear y practicar sus recetas. Denehy tomó la delantera con las hamburguesas, experimentando con diferentes ingredientes para hacerlas aún más sabrosas. «Podemos añadir piña, lechuga, y un toque de salsa secreta que inventé», manifestó la pequeña cocinera. Sahit, por su parte, se dedicó a perfeccionar las crepas, mezclando la harina y los huevos con gran cuidado para lograr una textura esponjosa y deliciosa.

El día de la fiesta llegó, y la emoción en el aire era palpable. La casa de Denehy estaba decorada con globos y guirnaldas hechas a mano, mientras los aromas de hamburguesas y crepas invadían el ambiente. Los amigos comenzaban a llegar, y pronto la casa se llenó de risas y charlas. Sin embargo, entre tanto jolgorio, había algo que Denehy no podía evitar sentir: un pequeño cosquilleo en su corazón cada vez que miraba a Sahit. No sabía si él lo notaba, pero algo en su mirada la hacía sentir feliz y nerviosa al mismo tiempo.

Durante la fiesta, mientras todos disfrutaban de la comida, apareció un cuarto personaje: Valeria, una nueva compañera de clase que se había mudado al pueblo. Valeria fue muy amable desde el primer momento y rápidamente llamó la atención de todos, incluidos Denehy y Sahit. Con su cabello rubio y su risa contagiosa, Valeria comenzó a hablar con Sahit sobre sus experimentos de ciencia. «¿Sabías que el agua se puede transformar en hielo si la enfrias lo suficiente?», le preguntó Valeria, intentando impresionar al chico.

Denehy, al escuchar eso, sintió un ligero nudo en el estómago. No solo estaba disfrutando de la fiesta y su comida, sino que también notaba que cada vez que Sahit sonreía a Valeria, su corazón se encogía un poco. «Quizás es solo una amistad», pensó Denehy, intentando convencerse mientras servía más hamburguesas a sus amigos. Pero a medida que avanzaba la fiesta, la atención de Sahit se centraba más en Valeria y menos en la cocina que siempre había compartido con Denehy.

Después de un rato, cuando todos estaban disfrutando de las hamburguesas, Denehy decidió que era momento de compartir su propia habilidad. «También tengo una sorpresa para ustedes. ¡Las mejores crepas de la ciudad están listas!», exclamó mientras llevaba la pila de crepas, apiladas y humeantes, al centro de la mesa. Los ojos de sus amigos se iluminaron y comenzaron a aplaudir.

Valeria, al ver las crepas, hizo una mueca de sorpresa. «¡Se ven deliciosas, Denehy! Pero… ¿tienes alguna receta especial?», preguntó con interés. Denehy, emocionada por la pregunta, comenzó a explicar la receta, pero sintió que la mirada de Sahit estaba más bien en Valeria. Un sentimiento de tristeza la invadió.

Aunque la fiesta seguía animada, Denehy se sintió algo alejada. Decidió salir al jardín un momento para aclarar sus pensamientos. Sentada sola en el césped, miraba las estrellas que comenzaban a aparecer en el cielo. «Quizás Sahit y yo solo seremos amigos para siempre», murmuró para sí misma, sintiendo que el aire fresco podía curar su tristeza.

Justo en esos momentos, Sahit salió al jardín y la vio. «Denehy, ¿estás bien?», preguntó, preocupándose por la expresión en su rostro. Denehy se giró para mirarlo y, en un instante, se sintió aliviada de que él se preocupase por ella. «Solo estaba pensando… parece que Valeria realmente te gusta», respondió Denehy, tratando de sonar casual.

Sahit, un poco confundido, sonrió. «Valeria es genial, pero yo no dejaría que eso te haga sentir mal. Nuestra amistad significa mucho para mí». Denehy sintió calor en su corazón. Tal vez había sobrestimado la situación. Justo cuando estaba a punto de sonreír, Sahit añadió, «Además, no puedo soportar la idea de que no me invites a tus innovadoras cenas».

Denehy rió y se sintió mejor. «¿Sabes? Esto se ha convertido en algo más que solo una fiesta de comida. Es un momento para compartir lo que amamos», dijo, mirando a los ojos de Sahit. Y en ese claro de luna, se dieron cuenta de que su amistad era profunda, y que incluso podían compartir sus sentimientos.

Al regresar a la fiesta, Denehy y Sahit se miraban con complicidad, sabiendo que su vínculo especial superaba cualquier nueva amistad que pudiera surgir. Valeria se unió a ellos, y en un momento inesperado, Denehy se dio cuenta de que había espacio en su corazón no solo para la pasión por cocinar, sino también para la amistad que las tres personas compartían.

La fiesta continuó con risas, comidas y nuevos juegos. En el fondo, Denehy comprendió que el amor no solo se manifestaba en historias románticas, sino también en la amistad sincera: «A veces, entre hamburguesas y crepas se forjan los lazos más fuertes, y el amor, en cualquiera de sus formas, siempre tiene su lugar». Así, la noche terminó con abrazos calurosos, promesas de más recetas y un corazón lleno de alegría, mostrando que el verdadero amor puede surgir en los momentos más inesperados.

image_pdfDescargar Cuentoimage_printImprimir Cuento

¿Te ha gustado?

¡Haz clic para puntuarlo!

Comparte tu historia personalizada con tu familia o amigos

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico

Cuentos cortos que te pueden gustar

autor crea cuentos e1697060767625
logo creacuento negro

Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

Deja un comentario