Cuentos de Amor

La hora final de un legado de amor

Lectura para 10 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos, había una leyenda que hablaba de un antiguo árbol en el centro del bosque. Este árbol, conocido como el Árbol de los Suspiros, tenía la magia de unir a las personas que se amaban. Cuentan que aquellos que pasaban por debajo de su fronda, sentían cómo sus corazones latían al unísono, y a través de un susurro del viento, podían conocer el destino de su amor.

Jin, un niño de diez años, era curioso y soñador. Siempre había escuchado las historias sobre el Árbol de los Suspiros, pero nunca había tenido el valor de aventurarse solo en el bosque. Su mejor amiga, Amanda, también de diez años, era valiente y le encantaba explorar. Juntos, compartían muchas aventuras, y Jin siempre apreciaba el ingenio y la determinación de Amanda. Sin embargo, había un pequeño secreto en el corazón de Jin: estaba enamorado de su amiga.

Un día, Amanda le dijo a Jin: «Oye, ¿alguna vez has oído hablar del Árbol de los Suspiros? ¿Por qué no vamos a buscarlo?» Jin, con un nudo en el estómago, asintió. Sabía que esta aventura podría darles muchas sorpresas, y quizás sería el momento indicado para confesarle su amor a Amanda.

Se pusieron en marcha una hermosa mañana de primavera, con el sol brillando y las aves cantando alegres. Mientras caminaban por el bosque, fueron acompañados por Esteban, un niño de su escuela, conocido por ser un poco travieso pero muy buen amigo. «¿A dónde van tan animados?» preguntó Esteban, con una sonrisa pícara. «Vamos a encontrar el Árbol de los Suspiros», respondió Amanda emocionada. «¿Quieres venir con nosotros?»

Esteban aceptó con entusiasmo. «¡Claro! Siempre es mejor explorar en grupo.» Los tres amigos siguieron su camino, riendo y bromeando, mientras disfrutaban de la naturaleza. Pero a medida que se adentraban en el bosque, los árboles se volvían más altos y la luz del sol pasaba a ser un juego de sombras sobre el suelo cubierto de hojas.

Después de un rato de caminar, finalmente llegaron a un claro donde, imponente, se erguía el legendario Árbol de los Suspiros. Con su tronco grueso y fuerte, y sus ramas extendidas hacia el cielo, el árbol parecía contener la sabiduría de muchas generaciones. «¡Lo logramos!» gritó Amanda, saltando de alegría. Jin también se sintió emocionado, pero a la vez un poco nervioso; era el momento de decirle a Amanda lo que realmente sentía.

Se acercaron al árbol, y mientras admiraban sus hojas brillantes, Esteban comenzó a contarles historias sobre parejas que había oído que se habían enamorado bajo su sombra. «Dicen que si realmente amas a alguien, el viento te susurrará su nombre», comentó Esteban con picardía. Ambos, Amanda y Jin, se miraron, y él supo que era su oportunidad.

Con el corazón palpitante, Jin se acercó un poco más a Amanda y le dijo: «Amanda, me gustaría decirte algo muy importante.» Ella lo miró, curiosa. Esteban, al notar el nerviosismo de su amigo, se hizo a un lado, tratando de darles un poco de privacidad. Jin respiró hondo y continuó: «Desde hace tiempo, he sentido que eres más que una amiga para mí. Me gusta mucho… me gustas.» Las palabras salieron de su boca como un susurro, volando en el aire como si quisieran unirse al viento.

Amanda se sorprendió y sonrió, sus mejillas se encendieron. «Oh, Jin, yo también siento lo mismo por ti», confesó. En ese momento, el viento sopló suavemente, y ambos sintieron que una energía especial los rodeaba; la magia del árbol parecía haberlo escuchado. Fue un instante perfecto, donde sus corazones parecieron latir al unísono.

Esteban, quien había estado observando todo el momento, no pudo evitar sonreír. “¡Vaya! Esto se ha vuelto más romántico de lo que pensé”, dijo riendo. “Este árbol realmente tiene magia”. Jin y Amanda, aún un poco vergonzosos, no pudieron más que reír con él. El ambiente se volvió más ligero y alegre.

Mientras los tres amigos se sentaban bajo el árbol, comenzaron a compartir sus sueños y deseos. Amanda soñaba con ser una gran exploradora y viajar por todo el mundo; Esteban quería ser un inventor famoso, y Jin, al ver cómo se iluminaban los ojos de Amanda al compartir sus sueños, pensó en cómo podría ayudarla a cumplirlos algún día.

De repente, un destello de luz apareció entre las hojas del árbol, y de allí surgió un pequeño y brillante duende, que se presentó como Lira. «¡Hola, jóvenes! He estado observando su conversación y he sentido el gran amor que hay entre ustedes. El Árbol de los Suspiros les ha traído la magia para que sigan su camino. Pero recuerden, el amor requiere esfuerzo y dedicación», les dijo Lira con una voz melodiosa.

Jin, emocionado, preguntó: «¿Qué podemos hacer para fortalecer nuestro amor?» Lira sonrió y respondió: «Cada vez que pasen tiempo juntos, cuéntenle a los demás lo que aprecian uno del otro. Cuiden siempre de sus corazones y reconozcan las cualidades que quieren en la vida. Recuerden, el amor verdadero no se trata solo de palabras, sino de actos.»

Los amigos escucharon atentamente y decidieron que cada semana se reunirían para compartir algo nuevo entre ellos, para fortalecer su amistad y el nuevo lazo que habían formado.

Después de pasar un tiempo maravilloso bajo el árbol, Lira les recordó que era hora de volver a casa. Los tres se levantaron, con corazones llenos de esperanza y alegría. Al salir del bosque, Jin, Amanda y Esteban sabían que tenían un legado de amor y amistad que los acompañaría a lo largo de sus vidas.

Desde aquel día, se comprometieron a cuidar su relación, a enfrentarse a los desafíos juntos, y a nunca dejar que el tiempo o las circunstancias separarán lo que habían construido. Porque el amor, al igual que el Árbol de los Suspiros, era fuerte y eterno, y ellos eran los guardianes de esa magia. Y así, el pequeño pueblo siguió siendo testigo del amor que crecía bajo la sombra de aquel milagroso árbol, un amor que prometía florecer por siempre.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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