En una ciudad pequeña, pero encantadora llamada Santander, vivía una pareja esperando con amor la llegada de su primer bebé. Mama Sara, una psicóloga dedicada, y Papa Sergio, también psicólogo, estaban a punto de embarcarse en la mayor aventura de sus vidas: ser padres.
Mama Sara, con su cabello castaño y gafas elegantes, pasaba sus días entre libros y pacientes, siempre con una sonrisa. Papa Sergio, de pelo corto y negro, compartía la misma pasión por ayudar a los demás, pero pronto tendría que mudarse a Ferrol, en Galicia, para trabajar en el hospital local.
Un día, mientras el invierno se despedía con sus últimos susurros fríos, Baby Malena decidió que era hora de ver el mundo. Nació en una tarde de marzo, con los primeros brotes de flores anunciando su llegada. Sus padres la miraron, sus corazones rebosantes de un amor que nunca antes habían conocido.
Los días en el hospital fueron un torbellino de emociones, pero finalmente, el pequeño trío estaba listo para comenzar su vida en Galicia. Empacaron sus cosas, con cada objeto que guardaban, un recuerdo de su vida en Santander.
Llegar a Ferrol fue como abrir un libro nuevo, lleno de páginas por escribir. La casa que habían elegido estaba en una pequeña colina, con vistas al mar que se extendía vasto y azul frente a ellos. Baby Malena parecía fascinada por los sonidos de las olas y el olor salado que se colaba por las ventanas abiertas.
Los primeros días en Galicia fueron de ajuste, con Mama Sara y Papa Sergio aprendiendo a equilibrar su vida profesional con ser padres. Mama Sara tomó un descanso de su carrera para dedicarse a Malena, mientras que Papa Sergio comenzaba su nuevo rol en el hospital.
Malena crecía no solo en tamaño sino en curiosidad. Con cada día que pasaba, su mirada se llenaba más de maravillas. Los paseos por la playa se convirtieron en su actividad favorita, donde coleccionaba conchas y aprendía sobre las criaturas del mar que Papa Sergio le explicaba con paciencia y amor.
El primer año de Malena estuvo lleno de primeras veces. Su primera palabra, «mar», su primer paso, que dio en la suave arena de la playa, y su primera risa, que sonaba como música para sus padres.
Papa Sergio, aunque ocupado, siempre encontraba tiempo para estar con su familia. Los fines de semana los dedicaban a explorar los rincones de Galicia, desde sus verdes montañas hasta sus antiguos pueblos. Mama Sara, por su parte, encontró una comunidad de madres con quienes compartía consejos y tardes de té mientras los niños jugaban.
El amor que Mama Sara y Papa Sergio sentían por Malena les enseñó más sobre la vida de lo que cualquier libro de psicología podría. Aprendieron que el amor no solo se da, sino que se construye día a día, con paciencia y ternura.
Los años pasaron, y Malena creció en un hogar lleno de amor y aventuras. Cuando llegó el momento de comenzar la escuela, no había ni rastro de la pequeña bebé que había llegado a Galicia años atrás. Ahora, era una niña valiente y alegre, preparada para sus propias aventuras.
Mama Sara y Papa Sergio, ahora completamente adaptados a su vida en Galicia, miraban a su hija con orgullo. Sabían que aunque el camino no siempre había sido fácil, cada desafío había sido una oportunidad para enseñar a Malena sobre la vida, el amor y la importancia de la familia.
Y así, mientras Malena corría por la playa, dejando pequeñas huellas en la arena, sus padres sabían que habían hecho la elección correcta. En Galicia, no solo habían encontrado un lugar para vivir, sino un hogar para crecer y amar, juntos como una familia, bajo el cielo infinito y el mar eterno que los rodeaba.
Cuentos cortos que te pueden gustar
Pinceles de sueños y sonrisas: la historia de un artista en ciernes que conquista el corazón de todos con su arte
El reencuentro mágico
El Jardín Secreto de la Amistad
Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.