En una habitación llena de colores y juguetes vivía Bubú, un osito panda de peluche con ojos grandes y una sonrisa amable. Desde que Samuel era un bebé, Bubú había sido su amigo fiel, acompañándolo cada noche en sus sueños.
Cada noche, antes de dormir, Samuel abrazaba fuertemente a Bubú, le contaba sus aventuras del día y juntos viajaban a mundos de fantasía en sus sueños. Bubú era el guardián de sus secretos y el consuelo en días tristes.
A medida que Samuel crecía, su habitación cambiaba. Los juguetes de bebé dieron paso a libros, juegos y posters de superhéroes. Pero Bubú siempre tenía un lugar especial en su cama.
Un día, Samuel cumplió 10 años. Era un niño grande ahora y empezaba a sentir que abrazar a un oso de peluche ya no era cosa de niños grandes. Esa noche, por primera vez, Bubú no durmió en su cama. En su lugar, Samuel colocó un reloj despertador y algunos libros.
Bubú se quedó en un rincón de la habitación, observando cómo Samuel dormía. Aunque se sentía triste y solo, entendía que su amigo estaba creciendo.
Pasaron las semanas, y Bubú seguía en su rincón, viendo cómo Samuel estudiaba, jugaba y a veces, se sentía solo. Quería abrazarlo y consolarlo como antes, pero sabía que su tiempo juntos había cambiado.
Una noche, mientras Samuel intentaba dormir, una tormenta azotó la ciudad. El viento soplaba fuerte y los truenos retumbaban. Samuel, asustado, recordó cómo se sentía seguro abrazando a Bubú.
Con un suspiro, Samuel se levantó de la cama, tomó a Bubú en sus brazos y lo abrazó. En ese instante, recordó todos los buenos momentos juntos. Se dio cuenta de que, aunque estaba creciendo, el cariño que sentía por Bubú era algo que no tenía por qué cambiar.
Cuentos cortos que te pueden gustar
Un Día en el Campo con Olivia y su Familia
El Sapo Pepe y la Rana Juana
La Mariposa que Quería Amigos
Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.