Cuentos de Animales

El Payador y sus Amigos Cantores

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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Había una vez, en un hermoso campo lleno de flores y árboles altos, un hombre llamado El Payador. El Payador vivía en una pequeña cabaña de madera junto a un río. Pasaba sus días recorriendo el campo con su guitarra, creando canciones sobre todo lo que veía. Era un hombre alegre y siempre tenía una sonrisa en su rostro. Sus canciones alegraban a todos los animales del campo, que se acercaban a escuchar sus melodías.

Un día, mientras El Payador estaba sentado bajo un gran árbol, comenzó a tocar una nueva canción sobre el calor del verano. De repente, escuchó un sonido curioso: «Cri, cri, cri». Miró a su alrededor y vio a un pequeño grillo saltando de una hoja a otra. El Grillito, como lo llamó El Payador, tenía una voz melodiosa y cantaba una canción encantadora:

«El grillito cri, cri, cri,
salta, salta por aquí,
en las noches de calor
siempre canta sol, sol, mí.»

El Payador quedó asombrado. Nunca había escuchado a un grillo cantar tan claramente. Decidió seguir tocando su guitarra y, para su sorpresa, El Grillito continuó cantando junto a él. Fue una hermosa sinfonía de guitarra y canto de grillo.

Al día siguiente, mientras El Payador caminaba cerca del río, escuchó otro sonido peculiar: «Croac, croac». Se acercó al agua y vio a La Rana, una ranita verde que estaba sentada en un nenúfar. La Rana también tenía su propia canción:

«La ranita verde se pone a cantar,
llueve por el campo, llueve sobre el mar.»

El Payador no podía creerlo. ¿Una rana que canta? Era increíble. Decidió tocar una melodía alegre y La Rana comenzó a cantar con él. El río parecía brillar más con su música, y los animales del campo se acercaban a escuchar esta maravillosa combinación de sonidos.

El Payador estaba tan emocionado con sus nuevos amigos cantores que decidió escribir una canción sobre ellos. Mientras tocaba su guitarra y cantaba su propia canción, El Grillito y La Rana lo acompañaban:

«Aquí estoy porque he venido,
porque he venido aquí estoy,
si no les gusta mi modo,
como he venido me voy.»

La música llenaba el aire y los corazones de todos los que escuchaban. Sin embargo, algo extraño comenzó a suceder. El Payador no podía dejar de pensar en cómo era posible que El Grillito y La Rana pudieran cantar. Se preguntaba si estaba perdiendo la razón. Decidió que necesitaba hablar con alguien sobre esto, alguien que pudiera ayudarlo a entender lo que estaba sucediendo.

Fue entonces cuando El Payador decidió visitar al psiquiatra del pueblo, conocido simplemente como El Psiquiatra. El Psiquiatra era un hombre sabio y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás. El Payador llegó a su oficina, una pequeña casa con muchas plantas y libros.

—Buenos días, El Payador. ¿Qué te trae por aquí? —preguntó El Psiquiatra con una sonrisa amable.

El Payador, con su guitarra en mano, se sentó y comenzó a contarle todo lo que había sucedido. Le habló de El Grillito y La Rana, de sus canciones y de cómo él los había escuchado cantar claramente. El Psiquiatra lo escuchó atentamente, asintiendo con la cabeza.

—Entiendo, El Payador. Esto suena muy interesante. ¿Podrías llevarme al campo y mostrarme a estos amigos cantores? —sugirió El Psiquiatra.

El Payador asintió y juntos se dirigieron al campo. Llegaron al árbol donde El Grillito solía cantar y esperaron. No pasó mucho tiempo antes de que El Grillito apareciera y comenzara a cantar su canción:

«El grillito cri, cri, cri,
salta, salta por aquí,
en las noches de calor
siempre canta sol, sol, mí.»

El Psiquiatra quedó sorprendido y sonrió. Luego, fueron al río donde La Rana estaba esperando. Como siempre, La Rana comenzó a cantar su canción:

«La ranita verde se pone a cantar,
llueve por el campo, llueve sobre el mar.»

El Psiquiatra no podía creer lo que veía y escuchaba. Miró a El Payador con una sonrisa y dijo:

—No estás loco, El Payador. Tus amigos realmente pueden cantar. Creo que has encontrado algo maravilloso en este campo. La música y la naturaleza se han unido de una manera mágica.

El Payador se sintió aliviado y feliz. Decidió que continuaría haciendo música con sus amigos cantores y que nunca más dudaría de la magia que los rodeaba. A partir de ese día, El Payador, El Grillito y La Rana se convirtieron en el trío musical más famoso del campo. Sus canciones alegraban a todos los animales y personas que vivían allí.

Cada día, El Payador creaba nuevas melodías, y sus amigos cantaban con él. La música llenaba el aire y hacía que el campo fuera un lugar aún más hermoso. El Psiquiatra, que había presenciado esta magia, también se convirtió en un visitante frecuente del campo. A menudo se sentaba junto a El Payador, disfrutando de la música y de la compañía de estos maravillosos amigos.

Y así, en un campo lleno de flores y árboles, vivieron felices El Payador, El Grillito, La Rana y El Psiquiatra, recordándonos que la verdadera magia se encuentra en la amistad y la música compartida.

Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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