En lo alto de una montaña, donde el cielo rozaba las cimas y el aire era fresco y puro, vivía el conejo Serapio con sus dos nietas, Serafina y Sefora. Serapio era un conejo mayor, de pelaje blanco como la nieve y ojos sabios y gentiles. Siempre había sido conocido por su respeto y amabilidad hacia todos los animales del bosque.
Sin embargo, sus nietas eran todo lo contrario. Serafina y Sefora, dos conejitas jóvenes y vivaces, a menudo se burlaban de los demás animales. «¡Mira qué feas son esas cabras!» se reían mientras apuntaban a un grupo que pastaba tranquilamente. «¡Y esas ovejas parecen nubes sucias!» continuaban, provocando el llanto de los animales más jóvenes.
Serapio, avergonzado y preocupado por el comportamiento de sus nietas, decidió enseñarles una valiosa lección. Una tarde, mientras las tres se sentaban bajo la sombra de un gran roble, les propuso un juego. «Cada vez que falten al respeto a alguien, deben escribir la palabra ‘disculpa’ en sus cuadernos», dijo con voz serena pero firme.
Serafina y Sefora, viendo esto como un simple juego, aceptaron con una sonrisa burlona. Tomaron sus pequeños cuadernos y comenzaron a llevar la cuenta, recordándose la una a la otra que debían escribir ‘disculpa’ cada vez que se burlaban de alguien.
Con el paso de los días, sus cuadernos se llenaron de disculpas. Empezaron a cansarse de escribir la misma palabra una y otra vez. Poco a poco, comenzaron a reflexionar sobre sus acciones. Se dieron cuenta de que era mucho más fácil y agradable ser amables y respetuosas que llenar páginas con disculpas.
El Cambio de Serafina y Sefora
Un día, Serapio llamó a sus nietas y les pidió que le mostraran sus cuadernos. Las páginas estaban llenas de la palabra ‘disculpa’, escrita en distintos tamaños y estilos. El abuelo les sonrió con ternura y les dijo: «Ahora, borren todas las disculpas de sus cuadernos».
Serafina y Sefora, un poco confundidas, tomaron sus borradores y comenzaron a borrar cada una de las palabras. Sin embargo, notaron que las páginas no quedaban como antes. Las palabras habían dejado marcas, y el papel estaba arrugado y manchado.
Viendo la reacción de sus nietas, Serapio les explicó: «Así queda el corazón de las personas a las que les faltamos el respeto. Aunque pidamos disculpas, las marcas de nuestras palabras y acciones permanecen».
Serafina y Sefora se miraron, y por primera vez comprendieron realmente el impacto de sus palabras y burlas. Decidieron que, a partir de ese día, tratarían a todos los animales con la misma amabilidad y respeto que su abuelo había mostrado siempre.
La Lección Aprendida
Con el tiempo, Serafina y Sefora se convirtieron en ejemplos de bondad y respeto en la montaña. Ya no se burlaban de los demás animales, sino que les ofrecían palabras amables y una sonrisa sincera. Los animales que antes temían sus burlas, ahora disfrutaban de su compañía.
Serapio observaba a sus nietas con orgullo. Sabía que la lección había sido dura, pero necesaria. Una noche, mientras contemplaban juntos las estrellas, les dijo: «La bondad y el respeto son como las estrellas en el cielo. Aunque no siempre se ven, siempre están allí, iluminando nuestro camino».
Serafina y Sefora asintieron, comprendiendo las palabras de su abuelo. Prometieron llevar siempre consigo esa lección, recordando que cada acción y cada palabra tienen un impacto en los demás.
Y así, en lo alto de la montaña, las tres figuras se abrazaron bajo el cielo estrellado, unidos no solo por la sangre, sino también por el respeto y el amor mutuo.
Conclusión:
La historia de Serapio, Serafina y Sefora nos enseña que el respeto hacia los demás es fundamental. A través del amor y la paciencia, podemos cambiar nuestros errores y aprender a ser mejores cada día. Como las estrellas en el cielo, el respeto y la bondad deben ser guías constantes en nuestras vidas.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.