Había una vez, en un lejano valle, cinco dinosaurios muy especiales. Eran los T-Rex Amiel, T-Rex Abril, T-Rex Miguel, T-Rex Mapi y T-Rex Aime. Vivían juntos en un bosque lleno de árboles altos y frondosos.
Un día, mientras caminaban por el bosque, encontraron un enorme árbol caído. Debajo de sus ramas, había una gran cantidad de frutas y hojas. Los T-Rex se miraron entre sí y sonrieron. ¡Era hora de compartir!
T-Rex Amiel, el más grande y fuerte, dijo: “Vamos a dividir la comida de manera justa. Cada uno tomará solo lo que necesita”. Los demás asintieron con entusiasmo.
T-Rex Abril, la más rápida, comenzó a recoger las frutas maduras. Se aseguró de que hubiera suficientes para todos. T-Rex Miguel, el más curioso, exploró el área en busca de más tesoros escondidos. T-Rex Mapi, la más pequeña, ayudó a llevar las hojas a un lugar seguro. Y T-Rex Aime, el más amigable, compartió historias divertidas mientras trabajaban juntos.
Después de un rato, todos se sentaron alrededor de la comida. T-Rex Amiel dijo: “¡Es hora de compartir!”. Cada uno tomó un poco de fruta y hojas. Se aseguraron de que todos tuvieran suficiente para llenar sus barrigas.
Los T-Rex se dieron cuenta de que compartir era mucho más divertido que comer solos. Se rieron, charlaron y se hicieron amigos aún más cercanos. Desde ese día en adelante, siempre compartieron su comida y su amistad.
Y así, en el valle del bosque, los cinco T-Rex vivieron felices y contentos, compartiendo no solo su comida, sino también su cariño y compañía.
Después de aquel día especial en el que compartieron su comida, los cinco T-Rex se dieron cuenta de que juntos podían hacer muchas más cosas. Decidieron explorar más allá del bosque, donde encontraron un río cristalino. El agua era fresca y pura, y decidieron que sería un buen lugar para jugar y refrescarse.
T-Rex Amiel propuso una idea: “¿Qué tal si construimos una piscina aquí? Podemos usar las piedras grandes para hacer los bordes y llenarla con agua del río”. A todos les encantó la idea y se pusieron manos a la obra.
T-Rex Abril, con su rapidez, buscó las piedras más planas y grandes. T-Rex Miguel, siempre curioso, encontró una manera de desviar un poco del agua del río hacia su nueva piscina. T-Rex Mapi, aunque pequeña, era muy fuerte y ayudó a cargar las piedras más pesadas. Y T-Rex Aime, con su amabilidad, se aseguró de que todos trabajaran juntos y se divirtieran.
Trabajaron todo el día, y al caer la tarde, su piscina estaba lista. Saltaron y chapotearon, riendo y disfrutando del agua fresca. Los peces del río se acercaron curiosos y nadaron junto a ellos en la piscina. Los T-Rex descubrieron que podían ser amigos de los peces también, y les ofrecieron algunas de las frutas que habían compartido antes.
La noticia de la piscina de los T-Rex se extendió por todo el valle, y pronto otros animales vinieron a visitar. Había pájaros que cantaban melodías dulces, monos que hacían piruetas en las ramas de los árboles y mariposas que revoloteaban con sus alas de colores brillantes.
Los T-Rex se dieron cuenta de que su amistad y su piscina habían creado un lugar de encuentro para todos los animales del bosque. Se sentían felices de haber construido algo que no solo era para ellos, sino para toda la comunidad.
Y así, día tras día, la piscina de los T-Rex se llenaba de risas y juegos. Los animales del bosque aprendieron a compartir y a cuidar unos de otros, gracias al ejemplo de los cinco amigos dinosaurios.
Con el tiempo, la piscina se convirtió en el corazón del bosque, un lugar donde todos los animales, grandes y pequeños, podían reunirse y disfrutar de la belleza de la naturaleza y la alegría de la amistad.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.