En una región olvidada por el tiempo, donde el río Azul se entrelaza con el verde vibrante de la selva, vivían tres inusuales amigos: Ciro el cocodrilo, Delia el delfín, y Sira la serpiente. Unidos no solo por su singular amistad sino también por su deseo común de explorar y aprender, estos tres amigos encarnaban los valores de respeto, inclusión y diversidad.
Ciro, con su piel escamosa y dientes afilados, podría intimidar a cualquiera a primera vista. Sin embargo, su corazón era tan grande como su mandíbula, y lideraba a sus amigos con sabiduría y un profundo sentido de justicia. Delia, la más alegre del grupo, amaba danzar entre las olas y el río, siempre lista para compartir una sonrisa o una risa contagiosa. Sira, con su piel iridiscente y ojos penetrantes, ofrecía una perspectiva única, viendo el mundo desde las alturas de los árboles y los rincones más ocultos de la selva.
Un día, el equilibrio de su hogar se vio amenazado. Una sombra oscura se cernía sobre la selva, una sombra que buscaba dividir a los habitantes, fomentando el miedo a lo desconocido y la desconfianza entre las especies. Los tres amigos sabían que debían actuar. No solo para proteger su hogar, sino para preservar los valores que los habían unido.
Embarcándose en una aventura que los llevaría más allá de los confines de su hogar, Ciro, Delia y Sira descubrieron que la fuente de la oscuridad era un antiguo cristal, corrompido por el miedo y el odio que se había alimentado a lo largo de los siglos. Para restaurar la armonía, debían enfrentarse a sus propios miedos y convencer a los demás habitantes de la selva de hacer lo mismo.
A lo largo de su viaje, se encontraron con desafíos que ponían a prueba no solo su valor y habilidades, sino también su amistad. Desde el profundo río, donde corrientes traicioneras amenazaban con arrastrar a Delia lejos de sus amigos, hasta las densas copas de los árboles, donde Sira debía guiar a sus compañeros a través de laberintos de ramas, hasta las vastas llanuras que Ciro debía cruzar, exponiéndose a peligros desconocidos.
Cada desafío les enseñó una lección valiosa sobre la importancia de ver más allá de las diferencias superficiales, reconociendo y celebrando las fortalezas únicas que cada uno aportaba al grupo. Descubrieron que la verdadera fuerza residía en su unidad, en la diversidad de sus perspectivas y habilidades.
Al final, frente al cristal corrompido, los tres amigos unieron sus fuerzas. Ciro, con su determinación y fuerza, protegía a sus amigos. Delia, con su agilidad y espíritu indomable, inspiraba esperanza. Y Sira, con su sabiduría y visión, encontró la manera de purificar el cristal, devolviéndole su luz original.
La selva una vez más floreció, bañada en una luz cálida y acogedora. Los habitantes, una vez divididos por el miedo, ahora se reunían, celebrando su diversidad y unidad. Los tres amigos, Ciro, Delia y Sira, se convirtieron en leyendas, guardianes de la armonía y símbolos vivientes de los valores que habían defendido.
Desde ese día, su historia se contó de generación en generación, un recordatorio eterno de que la inclusión, el respeto y la diversidad son pilares sobre los cuales se construye un mundo armonioso.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.