Cuentos de Animales

Pelusa y Miau: Una Aventura de Colores y Sentimientos a Través de las Montañas del Corazón

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 4 minutos

Español

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Había una vez, en un colorido y divertido bosque, dos amigos muy especiales. Uno de ellos era un esponjoso gato llamado Michi, que tenía un suave pelaje gris y grandes ojos amarillos que brillaban como el sol. Su mejor amiga era Coco, una alegre y curiosa ardilla de pelaje marrón que siempre estaba llena de energía y tenía una cola que parecía un pincelito de pintor.

Michi y Coco pasaban sus días explorando el bosque, saltando entre los árboles y haciendo travesuras. Un día, mientras jugaban a esconderse, encontraron un mapa viejo y desgastado que estaba escondido debajo de una roca. El mapa mostraba un camino a través de las Montañas del Corazón, un lugar del que se decía que estaba lleno de colores y sentimientos mágicos.

—¡Mira, Coco! —exclamó Michi, moviendo su cola emocionado—. ¡Tenemos que ir a este lugar! ¡Podría ser una gran aventura!

—¡Sí! —respondió Coco, saltando de alegría—. ¡Imaginemos todos los colores que podríamos ver! ¡Y tal vez aténgamos a nuevos amigos en el camino!

Así que, sin pensarlo dos veces, los dos amigos empacaron algunas nueces y un poco de hierba fresca para el viaje, y comenzaron su aventura hacia las Montañas del Corazón. Caminaban mientras conversaban, emocionados por lo que podrían ver y aprender.

A medida que se acercaban a las montañas, el paisaje comenzó a cambiar. Las flores eran más grandes y de colores vibrantes. Había rosas rojas brillantes, girasoles amarillos como el oro y lilas moradas que parecían pequeñas nubes en el suelo. Michi y Coco se detuvieron a admirar la hermosura del lugar.

—¡Qué hermoso es todo esto! —dijo Michi, mirando a su alrededor.

—¡Espectacular! —respondió Coco—. ¡Debemos seguir adelante! ¡Quizás hay más colores esperándonos!

Mientras avanzaban, se dieron cuenta de que el aire se sentía diferente. Era ligero y fresco, pero había algo más, una especie de melodía suave que hacía que las hojas de los árboles danzaran al ritmo de una música desconocida.

—¿Escuchas eso? —preguntó Michi.

—Sí, parece que hay algo especial más adelante —dijo Coco.

Los amigos decidieron seguir la melodía. Después de un rato, llegaron a un claro mágico donde brillaban luces de muchos colores. Allí, encontraron a un adorable pajarito llamado Pelusa, que cantaba alegremente en una colorida rama.

—¡Hola, pequeños viajantes! —les saludó Pelusa con su voz melodiosa—. Soy Pelusa, el guardián de los colores. ¿Qué los trae a las Montañas del Corazón?

Michi y Coco se acercaron, fascinados por la belleza del pájaro.

—¡Hola, Pelusa! —dijo Michi—. Encontramos un mapa que nos trajo hasta aquí. Queremos descubrir más sobre los colores y los sentimientos.

—Entonces, han llegado al lugar correcto —dijo Pelusa con una sonrisa—. Aquí, cada color representa un sentimiento y, cuando lo experimentan, sus corazones se llenan de alegría.

—¡Queremos sentirlo todo! —exclamó Coco, dando saltitos.

—Está bien —dijo Pelusa—. Vamos a comenzar con el color rojo, que representa el amor y la amistad.

Pelusa voló hacia una hermosa flor roja y, al tocarla con su ala, un destello de luz roja iluminó el claro. Michi y Coco sintieron una calidez en sus corazones.

—¡Es maravilloso! —gritó Michi—. Siento como si estuviera rodeado de abrazos.

—¡Sí, sí! —respondió Coco—. ¡Esto se siente tan bien!

Pelusa sonrió, disfrutando del momento.

—Ahora sigamos con el color amarillo, que significa felicidad y alegría. —Dijo Pelusa volando hacia un girasol gigante—. Tóquenlo y sentirán su energía.

Michi y Coco se acercaron al girasol y, al tocarlos, sintieron una risa burbujeante en sus corazones. No podían parar de reírse mientras saltaban alrededor del girasol.

—¡Esto es tan divertido! —dijo Coco, tratando de contener la risa.

—¡Y tan luminoso! —agregó Michi—. Siento que el sol brilla dentro de mí.

—Ahora vamos a explorar el color azul, que representa la calma y la serenidad —sugirió Pelusa, conduciéndolos a un lago claro como el cristal—. Miren cómo el agua refleja el cielo.

Los tres amigos se sentaron junto al lago. Michi y Coco tocaron el agua, que se sentía fresca y suave.

—Es tan tranquilizante —susurró Michi—. Me siento en paz aquí.

—Sí, como si todos los problemas se desvanecieran —asintió Coco, cerrando los ojos y disfrutando del momento.

—Ahora, finalmente llegamos al color verde, que simboliza la esperanza y la renovación —dijo Pelusa, llevándolos a un campo lleno de hierbas y árboles frondosos—. Este es un lugar perfecto para sentirlo todo.

Michi y Coco corrieron hacia un árbol grande, tocando sus hojas verdes. En ese momento, sintieron una fuerte conexión con la naturaleza. Sus corazones se llenaron de esperanza y energía nueva, como si pudieran hacer cualquier cosa.

—¡Es tan bonito sentir esperanza! —dijo Coco—. Siento que puedo volar.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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