En un rinconcito del mundo, donde los árboles susurraban historias al viento y las flores bailaban bajo la luz del sol, vivían tres amigos muy especiales: Luli el gato, Pim Pim la mariposa y Toto la tortuga. Un día, decidieron aventurarse en el bosque para explorar los secretos que escondía antes de que llegara la noche.
Luli, con su pelaje naranja brillante y ojos curiosos, siempre estaba listo para la aventura. Pim Pim, con sus alas de colores que brillaban como el arcoíris, volaba de flor en flor, mientras que Toto, aunque lento, disfrutaba de cada pequeño detalle a su propio paso.
«¿Qué creen que encontraremos hoy?» Preguntó Luli con una voz emocionada.
«Quizás veamos algún animal que nunca antes hemos visto, o encontraremos un árbol que canta,» respondió Pim Pim, revoloteando felizmente.
«Mientras tanto, yo espero encontrar un buen lugar para merendar,» dijo Toto con una sonrisa, pensando en las frutas jugosas que a veces encontraban bajo los árboles.
Así, con el sol comenzando a descender detrás de las montañas, los tres amigos se adentraron en el bosque. A medida que exploraban, se maravillaban con los sonidos y colores que cambiaban a su alrededor. Las sombras de los árboles se alargaban y el cielo se teñía de tonos de naranja y rosa.
«¡Miren eso!» Exclamó Luli, señalando hacia un claro donde los últimos rayos del sol iluminaban un grupo de flores silvestres. Pim Pim se emocionó mucho y voló rápidamente hacia ellas, maravillada por su belleza.
Toto, llegando un poco después al claro, se acercó a un arbusto de bayas. «Estas serán perfectas para nuestra merienda,» dijo, y los tres disfrutaron del festín natural que habían encontrado.
Con las barrigas llenas y el cielo oscureciéndose, se dieron cuenta de que había llegado la noche. «¿Deberíamos volver a casa?» Preguntó Toto, un poco preocupado por la oscuridad que se cerraba sobre ellos.
«Un poco más,» dijo Luli, «la noche es solo una nueva aventura.» Pim Pim estuvo de acuerdo, y juntos decidieron quedarse un poco más para ver las estrellas aparecer.
Mientras la noche caía, el bosque se transformaba. Los sonidos eran diferentes, más suaves, y el cielo se llenaba de estrellas brillantes. Luli, Pim Pim y Toto se tumbaban en el suelo, mirando hacia arriba.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.