En una pequeña casita cerca del bosque vivía Vera, una niña alegre con risos castaños y unos ojos tan azules como el cielo en un día despejado. Siempre se la veía bailando, cantando o correteando por ahí.
Pero lo que más amaba Vera eran los animales. Ella sentía que podía entenderles, casi como si hablaran su mismo idioma.
Un día, mientras bailaba en su jardín, un pájaro azul se posó en su hombro y comenzó a trinar una melodía que Vera nunca había escuchado. Siguiendo la melodía, Vera se adentró en el bosque, donde encontró a un grupo de animales que parecían estar en apuros.
Una ardilla le explicó que todos los años celebraban el «Baile del Bosque», donde cada animal mostraba sus mejores pasos de baile. Pero ese año, el lugar donde solían celebrarlo estaba ocupado por un grupo de leñadores.
Vera, con su amor por los animales y su pasión por el baile, tuvo una idea genial. Decidió organizar el baile en su jardín. Todos los animales del bosque acudieron felices: conejos, ciervos, aves, y hasta un par de zorros tímidos.
La noche del baile, Vera, con su vestido brillante, inició la danza con un hermoso vals. Los animales, siguiendo su ejemplo, comenzaron a moverse al ritmo de la música. Había ardillas haciendo piruetas, ciervos saltando con gracia y aves volando alrededor creando patrones hermosos.
El baile fue tan hermoso y mágico que incluso los leñadores, atraídos por la música, se unieron a la fiesta. Al ver cuánto significaba el baile para los animales, prometieron encontrar un nuevo lugar para trabajar y dejar intacto el lugar de celebración del «Baile del Bosque».
Conclusión:
El jardín de Vera se llenó de risas, música y danza esa noche. Y aunque la fiesta terminó, la alegría y amistad que compartieron todos los presentes perduró. Vera no solo había salvado el baile, sino que también había unido a todos con su amor por la música, el baile y, sobre todo, por los animales.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.