En un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos, vivía una niña llamada Bris, conocida por su curiosidad y espíritu aventurero. Tenía un compañero fiel, un perro llamado Pert, de pelaje marrón y ojos brillantes, que siempre la acompañaba en sus exploraciones. Un día, mientras caminaban cerca del bosque que bordeaba el pueblo, Bris escuchó un susurro misterioso que parecía llamar su nombre.
Intrigada, Bris decidió seguir el sonido, con Pert a su lado, adentrándose en el bosque. A medida que avanzaban, el paisaje comenzó a cambiar. Los árboles se volvieron más altos y antiguos, las flores brillaban con colores que nunca había visto, y pequeñas luces parecían danzar en el aire.
Pronto se encontraron en el corazón del bosque, donde un claro iluminado por la luz del sol revelaba un estanque de aguas cristalinas. En el centro del estanque, flotaba una piedra que emitía una luz suave y pulsante. Bris, impulsada por su curiosidad, se acercó al estanque, pero justo cuando iba a tocar la piedra, Pert ladró fuerte, advirtiéndola de un peligro inminente.
De repente, la tierra tembló y del suelo emergió una criatura imponente, mitad águila, mitad león, con ojos que reflejaban las estrellas. La criatura habló con una voz que resonaba como el viento entre las hojas: “Soy el Guardián del Estanque, protector de la Piedra Lunar. ¿Quiénes sois y por qué habéis venido?”
Bris, con valentía, explicó su llegada accidental al estanque y su fascinación por la piedra. El Guardián, conmovido por la sinceridad y la inocencia de Bris, decidió poner a prueba su valor. “Si realmente sois digna, debéis emprender tres desafíos para demostrar vuestro corazón puro y vuestra valentía,” dijo el Guardián.
El primer desafío era recuperar una pluma del Nido de los Vientos, ubicado en la cima de la montaña más alta. Bris y Pert iniciaron la ascensión, enfrentándose a fuertes vientos y senderos traicioneros. Con la ayuda de Pert, que encontraba los caminos más seguros, lograron llegar al nido y obtener la pluma.
El segundo desafío los llevó a las profundidades del Bosque de los Susurros, donde debían encontrar la Flor de la Noche, una flor que solo florecía bajo la luna llena. En su búsqueda, tuvieron que confiar en los sonidos del bosque, ya que la oscuridad era casi total. Pert, con su agudo oído, guió a Bris hasta la preciosa flor.
El último desafío era el más difícil: debían cruzar el Valle de las Sombras, un lugar donde sus miedos y dudas se manifestaban como sombras oscuras. Bris, enfrentando sus mayores temores, y con Pert a su lado dándole coraje, logró atravesar el valle.
Al superar los tres desafíos, el Guardián les concedió acceso a la Piedra Lunar. Pero en lugar de tomarla, Bris comprendió que su verdadero valor residía en las aventuras vividas y en la amistad con Pert. Decidió dejar la piedra en su lugar, prometiendo proteger el secreto del estanque.
El Guardián, impresionado por la sabiduría y humildad de Bris, les reveló que la verdadera magia estaba en su interior y en el vínculo con Pert. Como recompensa, les otorgó la capacidad de entenderse sin palabras, fortaleciendo aún más su conexión.
Bris y Pert regresaron al pueblo, llevando consigo las lecciones aprendidas y una amistad inquebrantable. A partir de ese día, siguieron explorando juntos, sabiendo que la verdadera aventura residía en el coraje, la amistad y la maravilla de descubrir lo desconocido.
Conclusión:
La aventura de Bris y Pert en el Bosque Encantado les enseñó que el valor y la amistad son tesoros más valiosos que cualquier piedra mágica. Juntos, descubrieron que enfrentar desafíos y superar miedos los hacía más fuertes, y que la verdadera magia reside en el corazón y en el vínculo que compartimos con aquellos que nos acompañan en nuestro viaje.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.