Cuentos de Aventura

El Banquete de los Colores

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un pequeño pueblo llamado Saborlandia, vivían tres grandes amigos: Frutita, Verdura y Grano. Cada uno tenía su propio puesto en el mercado, donde vendían productos frescos y deliciosos. Frutita, una alegre amiga, ofrecía jugosas frutas de todos los colores: fresas rojas, plátanos amarillos, naranjas jugosas y kiwis verdes. Verdura, siempre llena de energía, vendía frescas hortalizas como zanahorias naranjas, espinacas verdes, brócoli y pimientos de muchos colores. Y Grano, con una gran sonrisa, tenía arroz integral, quinoa y avena, alimentos llenos de energía para todos.

Un día, los tres amigos decidieron organizar algo muy especial para el pueblo. Quisieron mostrarle a todos la importancia de comer variado y saludable. Así que pensaron en un gran banquete, donde pudieran compartir todas las maravillas de la comida sana y deliciosa. “¡Será el Banquete de los Colores!”, dijeron al unísono, llenos de emoción. Quisieron que el banquete fuera una fiesta para los sentidos, llena de colores, olores y sabores que hicieran feliz a todo el mundo.

El día del banquete, el sol brillaba con fuerza sobre Saborlandia, y todos los habitantes del pueblo llegaron emocionados. Al ver la gran mesa, los ojos de todos se iluminaron. ¡Qué colores tan hermosos! Frutita había llenado su lado de la mesa con montones de frutas de diferentes colores. Había fresas rojas, plátanos amarillos, uvas moradas, y kiwis verdes, todos brillando al sol. «¡Miren qué colorido se ve mi puesto!», exclamó Frutita, orgullosa.

Verdura también había traído una gran variedad de hortalizas, y su parte de la mesa estaba llena de zanahorias naranjas, brócoli verde, espinacas y pimientos de todos los colores del arcoíris. “¡La salud está en los colores!”, dijo Verdura, sonriendo y sintiendo que había hecho un gran trabajo.

Grano, por su parte, había preparado un rincón especial con todos los cereales que vendía. Había arroz integral, quinoa y avena. “¡La energía que necesitamos viene de aquí!”, dijo Grano con entusiasmo, sabiendo lo importante que era una dieta balanceada.

Los habitantes del pueblo se acercaron a la mesa con curiosidad, y al ver toda esa comida deliciosa, no pudieron evitar sonreír. Cada uno de ellos tomó un poco de lo que más le gustaba. Algunos se deleitaban con las frutas dulces, otros preferían las verduras frescas, y muchos optaron por los cereales que Grano había traído. Todos comían felices, y el banquete se convirtió en una fiesta llena de risas y alegría.

Pero algo más sucedió en el banquete. Los amigos se dieron cuenta de que no solo estaban compartiendo comida, sino también algo muy importante: estaban compartiendo salud, energía y felicidad. Cada bocado que daban era una forma de cuidar su cuerpo y de aprender a disfrutar de los alimentos que la naturaleza les ofrecía.

Mientras todos comían, Lalo, un pequeño niño del pueblo, se acercó a los tres amigos y les dijo:

— ¡Nunca había visto tantos colores en una mesa! ¿Cómo logran que todo se vea tan bonito?

Frutita, Verdura y Grano se miraron y sonrieron. “Los colores en la comida son importantes”, dijo Verdura. “Cada color tiene algo especial para nuestro cuerpo. Las frutas y verduras de muchos colores nos ayudan a mantenernos fuertes y saludables”.

Samu, un niño curioso que también estaba en el banquete, levantó la mano y preguntó:

— ¿Y por qué son tan importantes los cereales?

Grano, siempre sabio, explicó:

— Los cereales nos dan energía, y nos ayudan a crecer y estar activos. Son como el combustible que nuestro cuerpo necesita para moverse y jugar.

Mientras todos escuchaban atentamente, Ana, una niña del pueblo que estaba cerca, sonrió y dijo:

— ¡Me siento tan bien al comer todo esto! Creo que nunca había disfrutado tanto de una comida saludable.

Los tres amigos, satisfechos y felices de ver cómo todos disfrutaban, se sintieron orgullosos de lo que habían logrado. Habían organizado algo más que un simple banquete: habían creado una oportunidad para que todos comprendieran lo importante que es comer bien para sentirse bien.

Cuando la fiesta terminó y los últimos rayos de sol comenzaron a esconderse detrás de las montañas, los tres amigos se sentaron juntos, mirando la mesa vacía y sonrientes.

— Hoy aprendimos algo muy importante — dijo Frutita. — Comer variado no solo es bueno para nuestro cuerpo, sino que también nos hace sentir felices y llenos de energía.

Verdura asintió con la cabeza, contenta.

— ¡Es cierto! Y lo mejor es que, cuando compartimos alimentos tan buenos con los demás, podemos hacer que todos se sientan bien.

Grano sonrió ampliamente.

— ¡Y lo más importante es que todos, juntos, hicimos de este banquete algo especial!

Y así, el Banquete de los Colores no solo dejó a todos los habitantes de Saborlandia satisfechos y felices, sino que también les enseñó la valiosa lección de que comer saludablemente es una manera de cuidarnos y compartir momentos felices con los demás.

Moraleja:

Comer sano es importante para mantener nuestro cuerpo fuerte y saludable. Los colores de la comida no solo la hacen más bonita, sino que nos dan lo que necesitamos para estar llenos de energía y alegría. Además, cuando compartimos comida saludable con los demás, podemos hacer que todos se sientan bien.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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