Cuentos de Aventura

El Tesoro de la Niña del Bosque Encantado

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 4 minutos

Español

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Había una vez una niña llamada Lucía, quien vivía en un pueblito rodeado por un bosque tan antiguo como el tiempo mismo. Lucía no era una niña común; su imaginación la llevaba a vivir aventuras que para muchos solo podrían existir en los cuentos de hadas.

Un día luminoso de primavera, Lucía se despertó con el sol acariciando su cara. Saltó de su cama de agua, sintiendo las olas pequeñitas que hacían cosquillas en su espalda, y se dirigió hacia su rincón multisensorial, un espacio lleno de colores, texturas y sonidos que estimulaban su imaginación cada mañana. Allí, encontró una caja misteriosa que parecía haber aparecido de la nada. Al abrirla, descubrió varios objetos peculiares: una brújula sin dirección, un espejo que no reflejaba y un viejo mapa de un tesoro marcado en un lugar del bosque que Lucía nunca había explorado.

Con una mezcla de emoción y curiosidad, Lucía se preparó para su aventura. Se puso su vestido más cómodo, de colores vivos como el arcoíris después de una lluvia, y llenó su pequeña mochila con la sandía más jugosa que encontró en la cocina, pues era su fruta favorita y sería perfecta para un pícnic bajo los árboles. No olvidó llevar su cepillo suave, con el que peinó su cabello largo y brillante antes de salir.

La aventura comenzó en el umbral de su hogar, cuando Lucía pisó el suave musgo que cubría el camino hacia el bosque. A medida que avanzaba, los sonidos de los pájaros llenaban el aire y Lucía, con una sonrisa, intentaba imitar sus trinos utilizando un pequeño altavoz que llevaba consigo, creando una melodía mágica que parecía hacer que las flores a su alrededor bailaran.

Pronto, llegó a un arroyo donde un pequeño puente de madera la invitaba a cruzar. Con paso firme y valiente, Lucía atravesó el puente, deteniéndose a mitad de camino para mirar cómo el agua corría alegremente por debajo. Justo al otro lado, encontró un columpio colgado de un árbol grande. No pudo resistirse a jugar un rato, balanceándose tan alto que casi podía tocar las ramas más bajas con sus pies.

A medida que el sol comenzaba a descender en el cielo, Lucía sabía que su aventura estaba lejos de terminar. Siguió el mapa cuidadosamente, pasando por un túnel natural formado por árboles cuyas ramas entrelazadas creaban un pasaje secreto. Al salir del túnel, el cielo se abrió ante ella, mostrando estrellas brillantes y paisajes nocturnos que cortaban la respiración.

Finalmente, después de una larga caminata, llegó a un claro donde la luz de la luna reveló un antiguo cofre dorado. Lucía, con el corazón palpitante de emoción, se acercó y, con manos temblorosas, abrió el cofre. Dentro, encontró una nota que decía: «El verdadero tesoro es el viaje y los recuerdos que creamos». Junto a la nota, había un collar con una piedra que brillaba bajo la luz de la luna, reflejando todos los colores del bosque.

Lucía se colgó el collar alrededor del cuello, sintiendo una calidez que le recorría el cuerpo. Supo entonces que cada aventura la llevaba a descubrir no solo maravillas ocultas, sino también la magia dentro de ella. Con una sonrisa, emprendió el camino de regreso a casa, sabiendo que este era solo el comienzo de muchas más aventuras.

Así termina la historia de Lucía, la niña del bosque encantado, quien aprendió que los tesoros más grandes están en las experiencias vividas y en el corazón de quien se atreve a soñar.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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