Cuentos de Aventura

El Viaje Mágico de los Colores: Descubriendo el Secreto de la Combinación Arcoíris

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 4 minutos

Español

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Había una vez, en una colorida ciudad llamada Colorella, cuatro amigos inseparables: Juan, María, Sofía y Alex. Todos eran niños curiosos y siempre estaban buscando nuevas aventuras. Un día, mientras jugaban en el parque, encontraron un viejo libro polvoriento escondido en un rincón. El libro tenía una tapa brillante y, cuando lo abrieron, lo que encontraron fue asombroso. Había dibujos de un arcoíris brillante y palabras que decían: “El secreto de la combinación de colores está más allá de la colina mágica”.

Los ojos de los cuatro amigos brillaron de emoción. “¡Debemos ir a buscarlo!” exclamó Juan. A todos les encantaba la idea, así que decidieron comerse un bocadillo rápido y partir hacia la colina mágica que estaba un poco más allá de la ciudad.

Caminaron por un sendero cubierto de flores multicolores que parecían bailar al ritmo del viento. María, que siempre llevaba su cuaderno de dibujo, comenzó a sacar dibujos de las flores, mientras Sofía recolectaba algunas para hacer una corona de flores. Alex, que era el más aventurero, estaba en la parte delantera del grupo, oyendo los sonidos de la naturaleza y asegurándose de que estaban en el camino correcto.

Después de un rato, llegaron a un claro donde una gran colina verde se alzaba ante ellos. “¡Miren!” gritó Alex emocionado, señalando algo brillante en la cima de la colina. Era un arcoíris que tocaba la tierra. Rápidamente, comenzaron a escalar la colina, llenos de energía y de risas.

Mientras subían, encontraron a un pequeño pájaro que volaba en círculos. Era un pájaro azul con plumas que brillaban como el cielo. “Hola, pequeños aventureros. ¿A dónde van tan apresurados?” preguntó el pájaro.

“¡Vamos a descubrir el secreto de la combinación de colores!” dijo Sofía. “¿Quieres venir con nosotros?”

“Claro, me llamo Cielo, y puedo guiarlos hacia el arcoíris si me prometen que usarán el secreto para crear cosas hermosas”, dijo el pájaro, aleteando sus alas. Los amigos asintieron con entusiasmo y siguieron a Cielo hasta la cima de la colina.

Al llegar a la cima, se quedaron maravillados. El arcoíris llegaba hasta ellos y parecía tocar el suelo. Era más brillante de lo que jamás hubieran imaginado. “¡Es increíble!” exclamó María, sacando su cuaderno para dibujar esa maravilla.

Cielo voló en círculos alrededor de ellos. “Para atravesar el arcoíris, necesitan tener un corazón puro y ser verdaderos amigos entre ustedes”, dijo el pájaro. Juan, María, Sofía y Alex se miraron y sonrieron. Sabían que tenían mucha amistad, así que tomaron la mano del uno del otro y dieron un paso hacia el arcoíris. Al hacerlo, sintieron una sensación cálida y mágica que les invadió el cuerpo.

De repente, se encontraron en un mundo completamente diferente. Todo a su alrededor estaba lleno de colores vivos: árboles de colores, ríos de néctar dulce y flores que hablaban. “¡Bienvenidos al País de los Colores!” gritaron las flores con voces alegres.

Los cuatro amigos se quedaron asombrados. “¡Es maravilloso!” dijo Alex, dando vueltas. “¿Qué haremos primero?”

“Vayamos a conocer al Rey Colorín,” sugirió Cielo. “Él guarda el secreto que buscan.” Así que, juntos, comenzaron a caminar hacia un enorme castillo hecho de cristal que brillaba con todos los colores del arcoíris. Al llegar, vieron a un guardia que les sonrió. “¿Están aquí para ver al Rey Colorín?” preguntó.

“¡Sí!” respondieron al unísono. El guardia los guió a través de un pasillo brillante y, al final, llegaron a una sala inmensa llena de pinturas y colores. En el centro estaba el Rey Colorín, un anciano sabio con una larga barba que parecía un arcoíris.

“Hola, pequeños aventureros, Cielo me ha informado de su llegada. ¿Qué desean saber?” preguntó el rey con una voz profunda, pero tierna.

“Queremos saber el secreto de la combinación de colores,” dijo Juan, un poco nervioso.

El Rey Colorín sonrió ampliamente. “Ah, el secreto de la combinación de colores es como una melodía. Cada color tiene su propia canción. Cuando los combines con amor, crearás algo hermoso”. Sacó una paleta mágica y la extendió ante ellos. “¿Quieren aprender cómo combinar colores?”

“¡Sí, por favor!” gritaron los niños emocionados.

El rey les enseñó cómo mezclar colores: rojo y azul se convertían en púrpura, amarillo y azul en verde. Juan, María, Sofía y Alex miraban asombrados mientras el rey mezclaba colores. “Ahora, ¡ustedes intenten!”, les dijo.

Los amigos tomaron una pincel y comenzaron a combinar colores en una gran hoja de papel. Al mezclar los colores, salían figuras mágicas: un sol radiante, un dragón dorado y un hermoso arcoíris que parecía cobrar vida.

“Recuerden, no sólo se trata de mezclar colores, también se trata de la alegría de crearlos juntos. Esto es lo que hace que la magia suceda”, dijo el rey, mientras los miraba con satisfacción.

Sofía sonrió y dijo: “Esto es increíble, ¡parecemos unos verdaderos artistas!” María estaba tan inspirada que comenzó a dibujar lo que había en el País de los Colores. Alex y Juan reían y disfrutaban del momento mientras llenaban la página con más y más colores.

El Rey Colorín observó cómo sus corazones se llenaban de felicidad y dijo: “Han aprendido una lección valiosa hoy: los colores son especiales, pero son aún más especiales cuando se comparten con amigos”.

“¡Sí, eso es verdad!” gritó Juan. “¡Me encanta compartir esto con ustedes!”

Pero en ese momento, una sombra oscura pasó volando por el castillo. Era la bruja Grizelda, que había visto la alegría de los amigos y deseaba robarse el secreto de los colores. Con una risa malvada, gritó: “¡Deténganse! No permitiré que sigan combinando colores y creando belleza”.

Cielo, el pájaro, se plantó frente a la bruja y dijo: “No puedes robar la alegría de estos niños”. La bruja rió y desató un viento oscuro que comenzó a arrastrar los colores. Juan, María, Sofía y Alex no sabían qué hacer. Se miraron y decidieron actuar juntos.

“¡Vamos a combinar más colores juntos y vencer a la bruja!” dijo Alex. Los amigos, tomados de las manos, comenzaron a mezclar los colores en su hoja de papel, creando un poderoso torbellino de colores.

La bruja Grizelda al ver el poder de los colores, gritó: “¡No! ¡No puede ser!” Mientras los colores se levantaban, comenzaron a girar y formaron un huracán brillante que rodeó a la bruja. El viento lo llevó lejos, y los amigos sintieron que su poder había ganado la batalla.

El Rey Colorín aplaudió y dijo: “Han demostrado que la amistad y la creatividad son más fuertes que la magia oscura. Lo han hecho, pequeños aventureros”.

“¡Lo logramos juntos!” gritó Sofía con alegría. Todos los colores brillaron con fuerza y la bruja desapareció, dejándolos en paz.

Finalmente, el Rey Colorín les regaló a cada uno un pequeño tarro lleno de colores mágicos. “Con esto, pueden recordar siempre la belleza de los colores y el valor de trabajar juntos”.

Los cuatro amigos agradecieron al rey y a Cielo por su gran aventura. “Siempre recordaremos que cuando combinamos colores con amor y amistad, todo es posible”, dijo María.

Después de despedirse del Rey Colorín y de Cielo, los amigos emprendieron el camino de regreso a casa, riendo y contando historias sobre su aventura. Cuando llegaron al parque, el sol ya estaba comenzando a ocultarse, pero el cielo estaba lleno de hermosos colores.

“¡Qué bonita manera de terminar el día!” comentó Alex. Y así, los amigos continuaron jugando y contando sobre su aventura mágica, recordando que lo más importante era la amistad y el arte que podían crear juntos.

Y así, en la linda ciudad de Colorella, los niños nunca olvidaron el secreto de la combinación de colores ni la aventura que vivieron en el País de los Colores. Siempre recordaron que la magia se encuentra en los momentos compartidos y en la alegría de ser buenos amigos que comparten su amor por la belleza del mundo.

A partir de ese día, Juan, María, Sofía, Alex y Cielo se hicieron los mejores amigos para siempre, y cada vez que veían un arcoíris, sonreían, sabiendo que su corazón estaba lleno de colores mágicos que no sólo se veían, sino que se sentían en cada aventura que emprendían juntos.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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