Cuentos de Aventura

La Aventura Encantada de María y Miguel en la Tierra de los Muertos

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Érase una vez, en un pequeño pueblo de México, dos niños muy curiosos y aventureros llamados María y Miguel. Tenían una amistad que iba más allá de las tardes jugando en el parque, compartían también el amor por las leyendas e historias que sus abuelos les contaban cada noche bajo el cielo estrellado. En una de esas noches, mientras la luna brillaba más de lo habitual, sus abuelos les hablaron de un lugar muy especial y misterioso: la Tierra de los Muertos.

María y Miguel quedaron fascinados con la idea de un mundo donde convivían todos aquellos seres queridos que ya no estaban. Así, imaginaban cómo sería cruzar aquel puente de brillantes cempasúchiles y ser recibidos por los coloridos alebrijes. Sin embargo, esa noche, algo extraordinario ocurrió. Mientras dormían, una suave música los despertó y, al abrir los ojos, se encontraron en un lugar que nunca antes habían visto, pero que inmediatamente reconocieron: estaban en la entrada de la Tierra de los Muertos.

Sorprendidos y emocionados, comenzaron a caminar. No pasó mucho tiempo antes de que se encontraran con un animal que nunca antes habían visto, pero que reconocieron por las historias de sus abuelos: un alebrije. Este ser era diferente a cualquier otro animal; tenía alas de mariposa, cuerpo de jaguar y las patas de un águila. Se presentó como Tzintzuni, el guardián de los secretos de la Tierra de los Muertos, y les dijo que había escuchado sus deseos de visitar este lugar.

Tzintzuni les explicó que la Tierra de los Muertos estaba en un momento de desequilibrio y necesitaban su ayuda para restaurar la armonía. Para ello, tendrían que embarcarse en una aventura por este mundo mágico y resolver diferentes pruebas. María y Miguel, llenos de entusiasmo, aceptaron sin dudar.

La primera prueba los llevó al Bosque de los Susurros, donde los árboles hablaban y compartían los recuerdos de los seres queridos. María y Miguel tuvieron que escuchar con atención para encontrar el recuerdo perdido que devolvería la voz al bosque. Tras horas de escuchar historias que les llenaban el corazón, finalmente, encontraron el recuerdo: era el eco de una risa familiar, la risa de su abuelo. Al compartir este recuerdo con el bosque, los árboles volvieron a cantar, llenando el aire con una melodía esperanzadora.

La siguiente prueba los condujo al Río de las Lágrimas, donde las aguas reflejaban los sentimientos de aquellos que dejaron atrás en el mundo de los vivos. Para cruzar, debían encontrar la manera de secar las lágrimas del río. Reflexionaron juntos y descubrieron que, con cada buen recuerdo compartido, el río se tornaba menos profundo. Comenzaron entonces a recordar momentos felices vividos con aquellos que ya no estaban, y poco a poco, el río se transformó en un camino de pétalos de cempasúchil que pudieron cruzar.

Finalmente, la última prueba los esperaba en el Gran Cenote de la Luz, donde las almas encontraban la paz eterna. Sin embargo, la luz estaba desvaneciéndose. Para devolverle el brillo, María y Miguel debían liberar las mariposas doradas que habían quedado atrapadas en sus miedos y dudas. Con valentía, confrontaron sus propios temores, liberando con cada superación una mariposa dorada. Pronto, el cenote brilló intensamente, llenando de paz y luz toda la Tierra de los Muertos.

Tzintzuni, maravillado con la valentía y el amor de María y Miguel, los agradeció por restaurar la armonía en la Tierra de los Muertos. Como muestra de gratitud, les concedió la oportunidad de visitar este mundo mágico cada vez que lo desearan, siempre y cuando prometieran compartir las historias de amor, valentía y amistad con el mundo de los vivos.

Al despertar en sus camas, con el primer rayo de sol acariciando sus rostros, María y Miguel se preguntaron si todo había sido un sueño. Sin embargo, al mirar en sus manos, encontraron pequeñas plumas de colores brillantes, recuerdo de su aventura con Tzintzuni.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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