En el tranquilo pueblo de Valle Luz, Milo y su hermana menor, Lía, vivían en una casa al pie de una montaña cubierta de frondosos árboles y misteriosas cuevas. Milo, un chico de corazón noble y mente precavida, siempre había cuidado de Lía, una niña llena de sueños y aventuras. Junto a ellos estaba Michu, un gato negro y blanco, curioso y valiente, que nunca se separaba de su lado.
Un día, mientras exploraban cerca de su casa, Michu se adentró en una de las cuevas. Lía, emocionada por la idea de una nueva aventura, convenció a Milo para seguir al gato. «Podría ser el descubrimiento de nuestras vidas», le dijo con una chispa en los ojos. A regañadientes, Milo accedió, y juntos se adentraron en la oscuridad, con solo una linterna para iluminar su camino.
A medida que avanzaban, la cueva se abría a pasajes cada vez más grandes y complejos. De repente, se encontraron ante una vasta entrada que desembocaba en una ciudad oculta bajo la montaña. Era un lugar de belleza sorprendente, pero también de tristeza palpable, pues sus habitantes parecían cansados y oprimidos, trabajando incansablemente bajo la vigilancia de guardias severos.
Los hermanos aprendieron que la ciudad estaba gobernada por un hechicero poderoso que usaba su magia para mantener a los ciudadanos atrapados, trabajando para enriquecer su tesoro. Nadie había osado desafiarlo por miedo a las terribles consecuencias.
En esta ciudad, Milo y Lía conocieron a Nico y Santy, dos hermanos que, como ellos, soñaban con un mundo mejor. Nico, una joven valiente y decidida, y Santy, que cuidaba de su pequeña hermana y de Mishko, un gato que sorprendentemente se parecía mucho a Michu, compartieron su deseo de escapar de la opresión.
Un día, el hechicero, al descubrir que los forasteros habían entrado en su ciudad, decidió capturar a Mishko, creyendo que el gato poseía secretos mágicos. Esto fue lo que impulsó a Milo, Lía, Nico y Santy a actuar. «No podemos dejar que nos quiten a nuestro amigo», declaró Lía con determinación.
Con la ayuda de Nico y Santy, los hermanos idearon un plan para rescatar a Mishko. Durante su misión, descubrieron un antiguo libro dorado escondido en la biblioteca del hechicero. El libro no solo contenía hechizos, sino también las leyes y derechos olvidados de los ciudadanos de la ciudad oculta.
Armados con este nuevo conocimiento, los jóvenes enfrentaron al hechicero. En un audaz enfrentamiento, utilizaron la información del libro para romper el hechizo que mantenía a los ciudadanos esclavizados. Al leer en voz alta las palabras olvidadas, la magia del hechicero comenzó a disiparse, y los ciudadanos, viendo su oportunidad, se unieron a la revuelta.
Finalmente, el hechicero fue derrotado, y la libertad fue restaurada en la ciudad. Milo, Lía, Nico y Santy fueron celebrados como héroes. Decidieron que el libro dorado debía ser guardado en un lugar seguro, donde todos pudieran aprender de él y asegurarse de que nunca más se abusara del poder en la ciudad.
La aventura concluyó con un gran festival en honor a la valentía y la astucia de los jóvenes. Milo y Lía regresaron a casa sabiendo que habían hecho algo grandioso, no solo por haber salvado a un amigo, sino por haber liberado a toda una ciudad. Michu, por su parte, nunca dejó de explorar, pero siempre volvía a casa, a salvo en los brazos de quienes lo amaban.
Y así, Milo y Lía aprendieron que, a veces, salir de la zona de confort puede llevar a grandes hazañas y que el conocimiento y la educación pueden ser las llaves para la verdadera libertad.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.