Cuentos de Aventura

La Gran Aventura de Cassandra, Maxi y Jack

Lectura para 2 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez, en una acogedora cabaña en el bosque, una niña de dos años llamada Cassandra, un niño de un año llamado Maxi y su perro fiel llamado Jack. Cassandra tenía el cabello castaño y siempre lo llevaba en dos coletas. Le encantaba usar su vestido rojo favorito. Maxi, con su cabello rubio y sus adorables jardineros azules, siempre seguía a su hermana mayor a todas partes. Jack, el perro juguetón de pelaje marrón, era su compañero inseparable.

Una tarde, mientras jugaban en la sala de la cabaña, Cassandra y Maxi descubrieron algo increíble. Al mover un viejo armario, encontraron un brillante portal que emitía una luz mágica y destellante. Jack, siempre curioso, empezó a ladrar y a menear la cola de emoción.

«¿Qué es eso, Maxi?» preguntó Cassandra con los ojos muy abiertos. Maxi solo pudo balbucear en su lenguaje de bebé, pero también parecía muy emocionado.

Cassandra tomó a Maxi de la mano y, junto a Jack, decidieron acercarse al portal. De repente, sintieron un suave tirón y, antes de darse cuenta, se encontraron en un mundo completamente nuevo. Estaban en un prado lleno de flores de colores brillantes, y a lo lejos podían ver unos seres majestuosos: ¡unicornios!

«¡Mira, Maxi! ¡Unicornios!» exclamó Cassandra, saltando de alegría.

Maxi aplaudió y Jack corrió hacia los unicornios, moviendo la cola y ladrando amigablemente. Los unicornios eran de todos los colores imaginables, y uno de ellos, de color azul con una melena dorada, se acercó a ellos.

«Hola, soy Stella,» dijo el unicornio con una voz suave y amigable. «Bienvenidos a nuestro mundo mágico.»

«Hola, Stella. Soy Cassandra, él es Maxi y este es nuestro perro Jack,» respondió Cassandra con una sonrisa.

«Tenemos un problema,» continuó Stella con una mirada preocupada. «Un feroz dragón está causando problemas en nuestro mundo, y necesitamos ayuda para detenerlo.»

Cassandra, Maxi y Jack se miraron entre sí. Aunque eran pequeños, sabían que debían ayudar a sus nuevos amigos.

«¡Vamos a ayudarte, Stella!» dijo Cassandra con determinación.

Stella les explicó que el dragón vivía en una cueva en la montaña y que tenían que llegar allí para hablar con él y resolver el problema. Emprendieron el viaje juntos, con Stella guiándolos por el camino.

Atravesaron bosques llenos de árboles altos y ríos cristalinos. Jack corría de un lado a otro, olfateando y explorando todo a su alrededor. Maxi, montado sobre la espalda de Stella, reía y aplaudía con cada brinco que daba el unicornio. Cassandra caminaba junto a ellos, maravillada por la belleza del mundo mágico.

Finalmente, llegaron a la cueva del dragón. Era una cueva enorme con estalactitas brillantes colgando del techo. Dentro, encontraron al dragón, que era mucho más grande y más imponente de lo que habían imaginado.

«¿Quién osa entrar en mi cueva?» rugió el dragón, aunque no parecía tan malvado como Stella había descrito.

«Hola, señor dragón,» dijo Cassandra valientemente. «Somos Cassandra, Maxi y Jack. Venimos a hablar contigo.»

El dragón se inclinó para mirarlos más de cerca. «¿Qué quieren de mí?» preguntó con una voz profunda.

«Queremos saber por qué estás causando problemas en el mundo de los unicornios,» explicó Stella.

El dragón suspiró y se sentó. «No quiero causar problemas,» dijo tristemente. «Solo estoy muy solo. No tengo amigos y no sé cómo hacer que los unicornios me acepten.»

Cassandra, con su corazón lleno de bondad, sonrió y dijo: «¡Podemos ser tus amigos, señor dragón! ¿Verdad, Maxi?» Maxi asintió con entusiasmo, y Jack ladró en señal de acuerdo.

El dragón, sorprendido y agradecido, dejó escapar una gran sonrisa. «¿De verdad? ¿Serían mis amigos?»

«¡Claro que sí!» exclamó Cassandra. «Pero debes prometer no causar más problemas.»

El dragón asintió con su enorme cabeza. «Lo prometo. Seré un buen dragón y protegeré este mundo mágico.»

Desde ese día, el dragón se convirtió en el mejor amigo de los unicornios y de Cassandra, Maxi y Jack. Vivieron muchas aventuras juntos, jugando y explorando el maravilloso mundo mágico. El dragón, que ahora era conocido como Drako, ayudaba a los unicornios y a sus amigos con su gran fuerza y su fuego mágico.

Cassandra, Maxi y Jack regresaron a su mundo a través del portal, pero siempre que querían volver a visitar a sus amigos mágicos, solo tenían que mover el viejo armario y saltar dentro del portal. Aprendieron que la verdadera amistad no conoce límites ni fronteras, y que la bondad y el valor pueden cambiar cualquier corazón, incluso el de un feroz dragón.

Y así, Cassandra, Maxi y Jack vivieron felices, sabiendo que siempre tendrían aventuras mágicas esperando por ellos en el mundo de los unicornios.

Y colorín colorado, este cuento de aventura ha terminado. Pero las risas y la magia de Cassandra, Maxi y Jack vivirán por siempre en nuestros corazones.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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