Cuentos de Aventura

La Mariposa Mágica y el Bosque Encantado

Lectura para 2 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Un día soleado, dos hermanos llamados Olivia y Rodrigo decidieron explorar el bosque que estaba cerca de su casa. ¡Estaban tan emocionados! Con mochilas llenas de bocadillos y sonrisas en sus rostros, entraron al bosque con pasos ligeros, listos para vivir una nueva aventura. Los árboles altos y las flores de colores brillantes daban la bienvenida a los niños mientras avanzaban entre los senderos.

—¡Mira! —exclamó Olivia, señalando algo brillante entre las flores.

Lo que vio era una mariposa de colores brillantes, danzando en el aire como si jugara con el viento. Sus alas eran de un azul profundo con toques de rosa, reflejando la luz del sol de una manera mágica.

—¡Qué hermosa! —dijo Rodrigo, fascinado por la mariposa.

Los dos hermanos comenzaron a caminar con cautela, siguiendo a la mariposa que volaba suavemente entre las flores, llevándolos más y más profundo en el bosque. El aire se sentía fresco y el ambiente estaba lleno de risas de los pájaros y el susurro de las hojas.

De repente, la mariposa se posó en una flor gigante, tan grande como una mesa, cuyos pétalos resplandecían con colores vibrantes. Los niños se acercaron lentamente, y la mariposa, al verlos, les sonrió con una expresión amable.

—¡Hola! Soy Lila —dijo la mariposa con una voz suave, casi como un susurro.

Olivia y Rodrigo se quedaron sorprendidos. Nunca habían escuchado a una mariposa hablar.

—¿Quieren jugar conmigo? —preguntó Lila, mientras sus alas brillaban aún más intensamente.

—¡Sí! —gritaron ambos, saltando de emoción.

Lila los miró con una sonrisa cálida y, con un suave aleteo de sus alas, les ofreció una nueva aventura. Sin pensarlo, Olivia y Rodrigo aceptaron con entusiasmo. La mariposa comenzó a volar alrededor de ellos, llevándolos a través del bosque encantado. A medida que avanzaban, el paisaje se volvía aún más mágico. Los árboles altos tenían hojas que brillaban como si fueran pequeñas estrellas, y las flores a su alrededor parecían cantar con el viento. Cada paso los acercaba más a un mundo lleno de maravillas.

—¿Cómo es que todo aquí es tan especial? —preguntó Rodrigo, mirando todo a su alrededor.

—Este es un bosque mágico —respondió Lila, con un brillo en sus ojos—. Aquí, todo es posible. Y puedo enseñarles algo muy divertido. ¡Les mostraré cómo volar!

Olivia y Rodrigo se miraron emocionados. Volar en un bosque tan hermoso era algo que jamás imaginaron que ocurriría. Lila les dio unos pequeños consejos sobre cómo extender los brazos, imaginarse flotando con el viento y sentir la libertad. A los niños les pareció fácil, aunque al principio un poco extraño. Pero, al intentarlo, comenzaron a sentirse ligeros como hojas al viento.

Pronto, Olivia y Rodrigo estaban flotando suavemente en el aire, riendo con alegría mientras volaban entre los árboles y las flores brillantes. Lila los acompañaba, guiándolos mientras daban vueltas y saltos de un lado a otro. Aunque nunca antes habían volado, la sensación era tan natural que los hermanos se sintieron como si estuvieran hechos para ello.

—¡Mira, Olivia! ¡Estoy volando! —gritó Rodrigo, con una sonrisa gigante.

—¡Yo también! —respondió Olivia, mientras hacía una pirueta en el aire.

El tiempo pasó volando, y no se dieron cuenta de cuánto tiempo había pasado desde que habían llegado al bosque. Se sintieron como parte de ese mundo mágico, libres y felices.

De repente, Lila los condujo a un claro del bosque, donde las flores formaban un círculo alrededor de un pequeño estanque de agua cristalina. En el centro del círculo, había un árbol gigante, cuya corteza brillaba con un resplandor dorado.

—Este es el Corazón del Bosque —explicó Lila, posándose en una rama cercana—. Aquí es donde la magia del bosque se mantiene viva. Cada flor, cada árbol, cada ser aquí está conectado con él.

Olivia y Rodrigo se acercaron al árbol con cautela, sintiendo su energía vibrante. Al tocar la corteza del árbol, algo increíble ocurrió. Una suave brisa los rodeó, y la luz que emanaba del árbol los envolvió. De repente, ambos se sintieron más conectados con la naturaleza y con la magia que los rodeaba.

—Gracias por compartir esto con nosotros, Lila —dijo Olivia, con una sonrisa de gratitud.

—Siempre será un placer compartir la magia del bosque con aquellos que tienen corazones puros —respondió Lila, con una mirada amable.

Después de un rato, Lila los guió de vuelta al camino del bosque, donde podrían regresar a su hogar. Aunque los niños estaban tristes por tener que irse, sabían que siempre podrían volver al bosque encantado cuando quisieran.

—¡Hasta pronto, Lila! —gritaron juntos, mientras la mariposa los observaba desde lo alto.

Lila aleteó suavemente y, antes de desaparecer entre los árboles, les dejó un último mensaje:

—Recuerden, siempre que el amor y la amistad guíen sus corazones, la magia estará con ustedes.

Olivia y Rodrigo regresaron a su casa con una sensación de felicidad que nunca antes habían experimentado. Sabían que el bosque mágico siempre estaría allí, esperando para compartir más aventuras con ellos. Y, aunque no siempre se puede volar en la vida real, entendieron que la verdadera magia estaba en la bondad y la conexión que compartían con su familia, amigos y todo lo que los rodeaba.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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