Cuentos de Aventura

La unión de tres corazones

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 4 minutos

Español

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Era un día soleado en el pequeño pueblo de Colores, un lugar donde la felicidad siempre parecía florecer. Allí vivían tres amigos inseparables: Toro, un valiente toro con un corazón enorme; Martu, una traviesa ardilla que siempre estaba dispuesta a hacer reír a sus amigos; y Jachu, un sabio búho que conocía todos los secretos del bosque. Juntos, los tres enfrentaban aventuras increíbles e imaginativas.

Una mañana, mientras jugaban en el prado, Martu le dijo a Toro: “¡Tengo una idea! ¿Por qué no exploramos el Bosque Mágico? Se dicen tantas cosas sobre él, y estoy segura de que encontraremos tesoros y emocionantes misterios”.

Toro, emocionado por la idea, respondió: “¡Sí! Siempre he querido saber qué hay más allá de los árboles altos y las sombras misteriosas”.

Jachu, que estaba en una rama alta, escuchó a sus amigos y se unió a la conversación: “El Bosque Mágico es un lugar intrigante, pero debemos tener cuidado. Hay historias sobre criaturas mágicas y desafíos que podrían ponernos a prueba. Pero si están dispuestos a ser valientes, ¡yo los acompañaré!”

Martu saltó de alegría: “¡Perfecto! Juntos formamos un gran equipo. Vamos a buscar aventura.”

Así que, después de prepararse un poco, partieron hacia el Bosque Mágico. Caminaban, bromeando y riendo, cuando el aire comenzó a volverse más fresco y los árboles se hicieron más densos. De repente, se encontraron frente a una colina cubierta de flores relucientes. En la cima, había un enorme arco iris que parecía tocar el suelo.

“¡Miren eso!” exclamó Martu con chispa en los ojos. “Debemos subir a ver de dónde viene.”

Con ello, comenzaron a escalar la colina. Aunque era un poco empinada, Toro usó su fuerza para ayudar a Martu a subir, mientras Jachu volaba de un lado a otro, guiándolos. Cuando llegaron a la cima, quedaron asombrados. Ante ellos había una vista magnífica: un lago brillante rodeado de árboles de todos los colores.

“¡Es increíble!” dijo Martu, mirando el lago lleno de reflejos. “¡Vamos a nadar!”

Toro y Jachu no se hicieron de rogar. Se lanzaron al agua refrescante, riendo y chapoteando. Pero mientras estaban en el lago, notaron algo extraño. En el centro del agua, había una pequeña isla con una puerta dorada.

“¿Qué será eso?” preguntó Jachu, mientras el agua caía de sus plumas.

“¡Debemos averiguarlo!” respondió Martu, moviendo su colita de emoción. “Tal vez haya un tesoro allí.”

Toro, siempre valiente, agregó: “Vamos. Haré un buey de saltos y así alcanzaremos la isla”. Con un gran impulso, Toro saltó hacia el centro del lago y, aunque no contaba con suficiente fuerza, llegó casi a la isla.

“¡Vamos, ayúdame!” gritó.

Martu y Jachu rápidamente nadaron cerca. Martu, con su agilidad, logró subirse a la espalda de Toro, y Jachu, utilizando sus alas, ayudó a empujar al grupo. Juntos, lograron alcanzar la isla y encontraron la puerta dorada, que se veía mágica y reluciente.

“¡Toc, toc! ¿Hay alguien en casa?” llamó Martu, picando la puerta con sus pequeñas patas.

Al instante, la puerta se abrió con un crujido misterioso, y apareció un pequeño dragón de colores brillantes. Sus escamas relucían como gemas bajo la luz del sol.

“¡Hola, amigos!” dijo el dragón con una voz suave. “Soy Auri, el guardián de esta isla. ¿Qué los trae aquí?”

“Venimos en busca de aventuras y tesoros,” respondió Toro, esforzándose por ser valiente.

“Eso suena emocionante,” dijo Auri, moviendo su cola. “Pero antes, tendrán que superar una prueba.”

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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