Cuentos de Aventura

La Gran Aventura de Pancho, Beli y Ame

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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Había una vez, en un hermoso rincón de Chile, una familia muy especial. La familia estaba formada por Pancho, el papá siempre alegre y aventurero; Beli, la mamá bondadosa y llena de amor; y Ame, su hija de cuatro años, una niña juguetona con rizos en su cabello y un espíritu lleno de curiosidad. Junto a ellos vivían tres perritos adorables: Kali, Kiwi y Mia. Esta familia vivía cerca de la cordillera, rodeados de paisajes impresionantes y aire fresco de montaña.

Un día soleado, Pancho y Beli decidieron que era el momento perfecto para una nueva aventura. Querían explorar un nuevo sendero en la cordillera y compartir un día especial con Ame y los perritos. «¡Vamos a descubrir un nuevo lugar hoy!» exclamó Pancho con entusiasmo mientras preparaban las mochilas con agua, frutas y algunas golosinas para el camino.

Ame estaba emocionada, se puso su ropa más colorida y cómoda para la caminata. «¡Estoy lista, papi!» dijo Ame con una gran sonrisa. Kali, Kiwi y Mia ladraban alegremente, sabiendo que un día de diversión al aire libre estaba por comenzar.

La familia comenzó su caminata temprano en la mañana, el sol brillaba y el cielo estaba despejado. A medida que subían por el sendero, los sonidos de la naturaleza los rodeaban: los pájaros cantaban, el viento susurraba entre los árboles y el agua del río cercano fluía suavemente. Ame, con su energía inagotable, corría adelante, siempre seguida de cerca por los perritos.

«¡Mira, mami, una mariposa!» gritó Ame, señalando una mariposa de colores que revoloteaba cerca. Beli sonrió y se agachó para verla más de cerca junto a Ame. «Es hermosa, Ame. Este lugar está lleno de sorpresas,» dijo Beli, disfrutando cada momento.

Mientras avanzaban, encontraron un pequeño puente de madera que cruzaba un arroyo cristalino. «Vamos a cruzarlo con cuidado,» dijo Pancho, tomando la mano de Ame. Los perritos saltaron alegremente sobre el puente, moviendo sus colas de felicidad.

Del otro lado del puente, el sendero se hizo más empinado y rocoso, pero la familia estaba decidida a seguir adelante. «Podemos hacerlo,» dijo Pancho, animando a todos. Ame, con su espíritu aventurero, lideraba el camino, mostrando valentía y curiosidad.

Después de un rato de caminata, llegaron a un claro en la montaña desde donde se podía ver toda la cordillera. El paisaje era impresionante, con montañas altas cubiertas de nieve y valles verdes que se extendían hasta donde alcanzaba la vista. «¡Wow!» exclamó Ame, maravillada por la vista. «Es hermoso, papi.»

Decidieron detenerse en ese lugar para descansar y disfrutar del almuerzo. Pancho sacó las frutas y las golosinas de la mochila, mientras Beli preparaba un pequeño pícnic en el césped. Los perritos se echaron a descansar, agotados pero felices por la aventura.

Mientras comían, Pancho contó historias sobre las montañas y los animales que vivían allí. «En estas montañas, hay muchos secretos y tesoros escondidos,» dijo Pancho con un tono misterioso. Ame, con los ojos abiertos de par en par, escuchaba con atención. «¿De verdad, papi? ¿Podemos encontrar uno?» preguntó con entusiasmo.

Pancho sonrió y asintió. «Claro que sí, Ame. De hecho, escuché que en algún lugar de estas montañas hay un lago mágico donde viven peces de colores. Dicen que quien encuentre el lago tendrá suerte y felicidad.»

Decididos a encontrar el lago mágico, la familia terminó de comer y se preparó para seguir explorando. «Vamos a encontrar ese lago,» dijo Beli, tomando la mano de Ame. «Será una gran aventura.»

Continuaron su caminata, siguiendo el sendero que subía por la montaña. A medida que avanzaban, el terreno se volvía más desafiante, pero la familia no se rendía. Ame, con su espíritu inquebrantable, seguía adelante, animada por la posibilidad de encontrar el lago mágico.

Después de caminar un buen rato, llegaron a un bosque espeso. Los árboles eran altos y las hojas formaban un techo verde sobre sus cabezas. «Este lugar es como un cuento de hadas,» dijo Beli, maravillada por la belleza del bosque.

Mientras avanzaban por el bosque, escucharon el sonido del agua corriendo. «¡Debe ser el lago!» exclamó Ame, corriendo hacia el sonido. Los perritos la seguían de cerca, emocionados por la posibilidad de encontrar algo nuevo.

Finalmente, llegaron a un claro en el bosque y allí estaba: un hermoso lago de aguas cristalinas que reflejaban todos los colores del arco iris. Los peces nadaban alegremente, y el agua brillaba con una luz mágica. «¡Lo encontramos!» gritó Ame, saltando de alegría.

La familia se acercó al lago y se sentaron en la orilla, maravillados por su belleza. «Es el lugar más hermoso que he visto,» dijo Beli, abrazando a Pancho y a Ame. Los perritos correteaban alrededor del lago, felices por la aventura.

Pancho, con una sonrisa, dijo: «Este lago es realmente mágico. Nos recuerda que cuando estamos juntos, no importa lo difícil que sea el camino, siempre podemos encontrar la belleza y la felicidad.»

Pasaron el resto del día jugando junto al lago, explorando los alrededores y disfrutando de la naturaleza. Ame encontró una pequeña piedra brillante cerca del agua y decidió guardarla como recuerdo de su aventura. «Será mi tesoro mágico,» dijo Ame con una sonrisa.

Cuando el sol comenzó a ponerse, la familia decidió que era hora de regresar a casa. «Ha sido una gran aventura,» dijo Pancho, tomando la mano de Ame. «Y hemos hecho recuerdos que durarán para siempre.»

El camino de regreso fue tranquilo, con la familia compartiendo historias y riendo juntos. Cuando llegaron a casa, Pancho y Beli prepararon la cena mientras Ame jugaba con los perritos. «Hoy ha sido el mejor día,» dijo Ame, abrazando a sus padres.

Esa noche, mientras se preparaban para dormir, Pancho le leyó a Ame una historia sobre montañas mágicas y aventuras. «Buenas noches, mi pequeña aventurera,» dijo Pancho, dándole un beso en la frente. «Que sueñes con más aventuras maravillosas.»

Ame cerró los ojos, abrazando su piedra brillante y sonriendo. Sabía que con su familia a su lado, cada día podía ser una nueva aventura, llena de amor, risas y magia.

Y así, la familia de Pancho, Beli y Ame, junto con sus fieles perritos Kali, Kiwi y Mia, continuaron explorando, descubriendo y disfrutando de cada momento juntos. Porque en cada paseo, en cada viaje, encontraban la verdadera felicidad: estar juntos y compartir el amor y la alegría que los unía.

Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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