Cuentos de Aventura

Miguel y el Invierno de las Maravillas

Lectura para 1 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Era un día frío en el pequeño pueblo donde vivían Miguel, su papá y su mamá. La nieve caía como copos de algodón, cubriendo todo con un suave manto blanco. Miguel miraba por la ventana, emocionado. Desde que había visto la primera nevada, había soñado con hacer un muñeco de nieve gigante y jugar con sus amigos. ¡Era su momento favorito del año!

«¡Mamá, papá! ¡Vamos a salir a jugar en la nieve!» gritó Miguel, saltando de alegría. Su papá sonrió y su mamá asintió, encantada con la idea. «¡Qué divertido, Miguel! Pero asegúrate de ponerte tu abrigo, gorro y guantes, ¡hace mucho frío afuera!» dijo mamá, mientras Miguel corría hacia su habitación. En un instante, apareció vestido con su abrigo rojo brillante, un gorro azul y unos guantes que su abuela le había tejido.

«¡Listo! ¡Ya estoy preparado!» exclamó, saltando en lugar. Su papá se rió y dijo: «Muy bien, campeón. Vamos a hacer el muñeco de nieve más grande de todos los tiempos.»

Los tres salieron al jardín, donde la nieve estaba bien acumulada. Miguel se lanzó a hacer bolas de nieve mientras su papá lo ayudaba a hacerlas cada vez más grandes. Mamá, mientras tanto, hacía unos hermosos copos de nieve con sus propias manos. «Mira, Miguel, este será el sombrero del muñeco», dijo mamá mientras colocaba el copo de nieve en la cabeza del muñeco, que ya empezaba a tomar forma.

Miguel estaba feliz. Miraba hacia arriba, viendo como los copos de nieve caían desde el cielo. «¡Es como si el cielo estuviera lanzando estrellas!», pensó mientras giraba en círculos. De repente, mientras su papá iba por más nieve, Miguel escuchó un suave murmullo. Se acercó un poco, curioso. A lo lejos, en el gran roble del jardín, una pequeña ardilla de pelaje suave y ojos brillantes lo miraba.

«Hola, pequeñín», dijo la ardilla con una voz suave. «Soy Lila y estoy buscando mi nuez favorita que perdí. La nieve ha cubierto todo. ¿Por casualidad tú la has visto?» Miguel, sorprendido pero emocionado de hablar con una ardilla, respondió: «No, no la he visto. Pero puedo ayudarte a encontrarla. ¡Es un día de aventuras!»

Lila sonrió y saltó del árbol. «¡Eres muy amable, Miguel! Vamos a buscarla juntos. Tal vez, después, podamos hacer un muñeco de nieve todos juntos», propuso la ardilla. A Miguel le encantó la idea y enseguida gritó: «¡Sí, hagamos esto!»

Lila llevó a Miguel y a sus padres por el jardín y el patio trasero, recorriendo los lugares donde ella podría haber dejado su nuez. Combinando las habilidades de Miguel y la velocidad de Lila, comenzaron a buscar incluso en los arbustos hasta los árboles.

Mientras buscaban, Miguel, papá y mamá nublaron gritos de entusiasmo, gritando cada vez que encontraban algo divertido en la nieve: “¡Mira! Un huellita de pájaro.” “¡Oye! Un caramelo que se ha caído”, decía papá mientras sacudía la nieve de la dura superficie, haciendo que todos se rieran. Sin embargo, la nuez de Lila seguía desaparecida.

Después de un rato, Miguel se sintió un poco cansado. «¿Estás seguro Lila que perdiste la nuez aquí?», preguntó, mientras respiraba profundamente para entrar en calor. “Quizás se fue rodando y se perdió en otro lugar”, sugiere mamá.

Lila parecía pensativa. «Creo que la dejé cerca de la cocina del árbol. ¡Vamos a investigar allí!» Ella guiaba a Miguel y a sus padres hacia el gran árbol que estaba al fondo del jardín. Era un árbol muy grande, y a su alrededor había un pequeño montículo cubierto de nieve. «¡Mira! ¡Podría estar ahí!», dijo Lila.

Con cuidado, todos se acercaron al montículo. Miguel comenzó a despejar la nieve con sus manitas, mientras Lila, llena de emoción, saltaba alrededor de él. Papá y mamá se unieron a ayudar. «Es como si estuviéramos haciendo una búsqueda del tesoro», decía mamá mientras arrancaba puñados de nieve.

De repente, algo brilló entre la nieve. Era un pequeño objeto marrón. «¡Mira! Creo que la encontré», gritó Miguel. Excitado, desenterró una nuez brillante. Lila se acercó, sus ojos brillando de alegría. «¡Sí! ¡Esa es mi nuez!» exclamó. Saltó de felicidad, rodando alrededor de ellos. «Gracias, Miguel, gracias a todos. Ahora puedo comer mi nuez en el cálido nido!» Así todos rieron al ver cómo Lila hacía giros en la nieve como si estuviese bailando.

Cuando la aventura terminó, Miguel tuvo una gran idea. «¿Y si hacemos juntos un muñeco de nieve gigante para que Lila nos acompañe?» Lila aplaudió emocionada, y así, con la nuez en una mano y el gorro espaido, comenzaron a hacer el muñeco. Todos fueron juntos, Miguel con su papá y mamá, y Lila volando, estaba en perfecta armonía. Fueron a buscar más nieve y la apilaron para hacer el cuerpo grande y redondo.

Cuando terminaron, el muñeco de nieve se veía increíble. Tenía la nuez como nariz, dos troncos como brazos y una bufanda de colores brillantes. Miguel se sintió muy orgulloso de su muñeco. «¡Mira, Lila! ¡Hemos hecho un amigo!»

La ardilla sonrió, y todos se acercaron al muñeco, sintiéndose felices. “Gracias, Miguel, porque hoy ha sido un gran día. No solo encontré mi nuez, también encontré nuevos amigos,” dijo Lila. Miguel se sintió feliz al escuchar eso. Sabía que la amistad y compartir momentos eran lo más importante.

Cuando el sol comenzó a esconderse, la nieve brilló suavemente bajo los rayos del sol poniente. Era el momento de regresar a casa. Miguel, su papá, su mamá y Lila se despidieron del muñeco de nieve, prometiendo volver al día siguiente para seguir jugando en la nieve.

Miguel aprendió que en el invierno de maravillas, no solo la nieve es mágica, sino también la amistad y el tiempo compartido con aquellos que amas. Y así, regresaron a casa, listos para contar sus aventuras y disfrutar del calor del hogar.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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