Cuentos de Aventura

Sarita y Elías: La Aventura en el Parque

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 4 minutos

Español

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Había una vez una niña llamada Sarita. Sarita era muy alegre y le encantaba jugar todas las tardes en el parque cerca de su casa. Tenía el cabello largo y rizado, siempre vestía con colores vivos y su sonrisa iluminaba todo a su alrededor. Le gustaba especialmente jugar en los columpios y hacer castillos de arena.

Un día, mientras Sarita jugaba en el parque, vio a un niño sentado solo en un banco. El niño parecía triste y miraba al suelo. Sarita, curiosa y amable como era, se acercó a él. «Hola, me llamo Sarita. ¿Cómo te llamas?», le preguntó con una sonrisa. El niño levantó la vista y respondió con voz tímida, «Me llamo Elías».

Sarita notó que Elías tenía los ojos llenos de tristeza. «¿Por qué estás triste, Elías?», le preguntó. Elías suspiró y le contó que no tenía familia. «Estoy solo. No tengo a nadie con quien jugar ni que me cuide», dijo Elías, tratando de no llorar.

Sarita sintió una gran tristeza por su nuevo amigo. «No te preocupes, Elías. Ahora somos amigos y puedes jugar conmigo siempre que quieras», dijo Sarita, tomando la mano de Elías y llevándolo hacia los columpios. «Vamos a jugar juntos y a divertirnos mucho».

Elías sonrió por primera vez en mucho tiempo. Pasaron el resto de la tarde jugando, riendo y compartiendo historias. Sarita le mostró todos sus juegos favoritos y le presentó a otros niños en el parque. Al final del día, Elías se sentía mucho más feliz y menos solo.

A partir de ese día, Sarita y Elías se encontraban en el parque todas las tardes. Juntos vivieron muchas aventuras, pero la más emocionante de todas ocurrió un día de verano, cuando el parque estaba lleno de flores y mariposas.

Esa tarde, mientras exploraban una parte del parque que nunca antes habían visitado, encontraron una puerta oculta entre los arbustos. La puerta era pequeña y antigua, con enredaderas creciendo a su alrededor. «¿Qué crees que hay detrás de esa puerta?», preguntó Sarita con emoción. «No lo sé, pero vamos a averiguarlo», respondió Elías, también intrigado.

Juntos, empujaron la puerta y se encontraron con un sendero que llevaba a un bosque mágico. Los árboles eran altos y sus hojas brillaban con colores que nunca antes habían visto. Había flores que cantaban y animales que hablaban. Sarita y Elías estaban asombrados y emocionados por lo que habían descubierto.

Mientras caminaban por el sendero, se encontraron con una ardilla parlante llamada Tito. «¡Hola, niños! ¿Qué hacen por aquí?», preguntó Tito. Sarita le contó cómo habían encontrado la puerta y decidieron explorar. Tito les dijo que estaban en el Bosque de los Sueños, un lugar donde todo era posible y las aventuras nunca terminaban.

«¿Quieren vivir una gran aventura?», les preguntó Tito. «¡Sí, claro!», respondieron Sarita y Elías al unísono. Tito les explicó que en el centro del bosque había un árbol mágico que concedía deseos. Pero para llegar allí, tenían que pasar por varios desafíos y pruebas.

Sin dudarlo, Sarita y Elías aceptaron el reto. Su primera prueba fue cruzar un río lleno de piedras resbaladizas. Sarita usó su habilidad para mantener el equilibrio en los columpios y ayudó a Elías a cruzar sin caerse. Luego, tuvieron que resolver un acertijo planteado por un búho sabio. El acertijo era difícil, pero Elías, con su ingenio y paciencia, logró encontrar la respuesta correcta.

Después de varios desafíos más, finalmente llegaron al árbol mágico. Era enorme y sus ramas se extendían hasta el cielo. «¿Qué desean?», preguntó el árbol con una voz profunda y suave. Sarita y Elías se miraron y, sin dudarlo, pidieron que Elías pudiera tener una familia y nunca más estar solo.

El árbol brilló intensamente y les dijo que su deseo sería concedido. De repente, el bosque comenzó a desvanecerse y Sarita y Elías se encontraron de vuelta en el parque, junto a la puerta oculta. Pero algo había cambiado. Al otro lado del parque, vieron a una mujer que se acercaba con una sonrisa. Era la madre de Sarita, que había venido a buscarla.

«Mamá, este es mi amigo Elías. Él no tiene familia», le explicó Sarita a su madre. La madre de Sarita miró a Elías con ternura y le dijo: «Elías, ¿te gustaría venir a vivir con nosotros? Siempre serás bienvenido en nuestra familia».

Elías, con lágrimas de alegría en sus ojos, asintió y abrazó a Sarita. «Gracias, Sarita. Eres la mejor amiga del mundo», dijo Elías, sintiendo por primera vez en mucho tiempo que pertenecía a un lugar.

Desde ese día, Elías vivió con Sarita y su familia. Fueron inseparables y continuaron teniendo muchas aventuras juntos. El parque se convirtió en su lugar especial, donde siempre recordaban el día que encontraron la puerta mágica y cómo cambió sus vidas para siempre.

Y así, Sarita y Elías aprendieron que la verdadera aventura está en el amor y la amistad que compartimos. Juntos, supieron que no importa qué desafíos enfrenten, siempre pueden superarlos si están unidos.

Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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