En un pequeño pueblo rodeado de montañas y valles, había un lugar mágico conocido como el Paraíso de la Diversión. Era un destino turístico famoso por sus emocionantes atracciones y espectáculos que atraían a visitantes de todas partes del mundo. El Paraíso de la Diversión era un lugar donde la fantasía y la realidad se unían en un mundo de aventuras y emociones.
En un día soleado de verano, tres amigos llamados Ivelisse, Shangely y Bayoan decidieron visitar el Paraíso de la Diversión. Estaban emocionados de explorar todas las atracciones y espectáculos que ofrecía el lugar. Llevaban meses planeando este viaje y finalmente habían llegado el día de la aventura.
Al llegar al Paraíso de la Diversión, los tres amigos se dirigieron hacia la entrada principal. La puerta era una gigantesca estructura de madera que parecía ser la entrada a un castillo medieval. La puerta se abrió con un sonido de trompetas y un hombre disfrazado de caballero les dio la bienvenida.
«¡Bienvenidos al Paraíso de la Diversión! ¡Prepárense para vivir una aventura emocionante!», gritó el caballero.
Ivelisse, Shangely y Bayoan se miraron entre sí con entusiasmo y comenzaron a caminar hacia el interior del parque. La primera atracción que vieron fue una montaña rusa llamada «El Dragón Negro». La montaña rusa tenía forma de un dragón gigante que parecía estar a punto de lanzar fuego por su boca.
«¡Vamos a subir al Dragón Negro!», gritó Bayoan, que era un fanático de las montañas rusas.
Los tres amigos se subieron a la montaña rusa y se prepararon para la emoción. La montaña rusa comenzó a moverse y ascendió hacia la cima de la colina. En la cima, se detuvo durante un momento y luego se lanzó hacia abajo en una caída vertiginosa.
«¡Esto es emocionante!», gritó Ivelisse, que se estaba riendo a carcajadas.
Después de la montaña rusa, los amigos decidieron visitar el espectáculo de magia de un tal «Mago Fantástico». El Mago Fantástico era un mago famoso que había ganado varios premios por sus trucos y habilidades mágicas.
El espectáculo de magia comenzó y el Mago Fantástico comenzó a realizar trucos asombrosos. Hizo desaparecer objetos, hizo levitar a personas e incluso hizo que un elefante apareciera de la nada.
«¿Cómo hace esto?», preguntó Shangely, que estaba asombrada por los trucos del mago.
Después del espectáculo de magia, los amigos decidieron descansar un poco y comer algo. Se dirigieron hacia un restaurante llamado «La Casa de los Abuelos», que estaba al lado de un lago artificial.
Al llegar al restaurante, se encontraron con un camarero llamado Arnaldo, que era un hombre muy amable y atento. Arnaldo les recomendó algunos platos típicos del lugar y les explicó que el restaurante había sido construido en una casa de campo antigua.
«Muy bien, nosotros vamos a probar el platillo especial de la casa», dijo Ivelisse.
Arnaldo les sirvió un platillo llamado «Pescado Frito con Papas Arrugadas», que era un plato típico del lugar. Los amigos se sentaron a comer y disfrutar del paisaje del lago.
Después de comer, los amigos decidieron visitar el laberinto de espejos. El laberinto era un lugar donde era fácil perderse, ya que todos los caminos parecían iguales.
«Vamos a ver quién puede salir del laberinto primero», dijo Bayoan.
Los amigos se separaron y comenzaron a explorar el laberinto. Ivelisse se perdió en una sala de espejos infinitos, Shangely se encontró en una habitación llena de espejos deformantes y Bayoan se perdió en un camino que parecía no tener fin.
De repente, escucharon un ruido y la luz se apagó. Los amigos se quedaron en la oscuridad, sin saber qué hacer.
«¿Qué pasó?», preguntó Ivelisse.
«No sé, pero creo que debemos encontrar una salida», dijo Shangely.
Los amigos comenzaron a movers en la oscuridad, intentando encontrar una salida. De repente, escucharon una voz que les decía que debían encontrar una llave para poder salir del laberinto.
«¿Dónde está la llave?», preguntó Bayoan.
«La llave está escondida en uno de los espejos», respondió la voz.
Los amigos comenzaron a buscar la llave y después de un rato, Ivelisse la encontró. Era una llave pequeña que estaba escondida detrás de un espejo.
«¡Lo encontré!», gritó Ivelisse.
La llave abrió una puerta que los amigos no habían visto antes. La puerta se abrió y los amigos salieron del laberinto.
Después de salir del laberinto, los amigos se sentaron a descansar y reflexionar sobre su aventura. Habían vivido emociones intensas y habían superado desafíos.
«Me gustó mucho el Paraíso de la Diversión», dijo Shangely.
«Yo también, fue un día emocionante», respondió Ivelisse.
«Vamos a regresar el año que viene», dijo Bayoan.
Y con eso, los tres amigos se levantaron y se dirigieron hacia la salida del parque, con la promesa de regresar al año siguiente y vivir nuevas aventuras en el Paraíso de la Diversión.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.