Cuentos de Aventura

Un Viaje Intergaláctico Inesperado para Ella Nutella y Nala

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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Había una vez una niña llamada Ella, que tenía dos mejores amigas muy especiales: Nutella, una perrita juguetona de pelaje marrón, y Nala, una gatita blanca con manchas grises. Los tres vivían en una casita muy alegre al borde de un pequeño bosque lleno de árboles altos y flores de colores. A Ella le encantaba pasar tiempo con Nutella y Nala, y juntos siempre inventaban juegos maravillosos y aventuras sorprendentes.

Un día soleado, mientras desayunaban un delicioso pan tostado con mantequilla y mermelada, Ella les dijo emocionada: “¡Hoy nos vamos de vacaciones!” Nutella movió la cola feliz y Nala ronroneó contenta, porque a los tres les encantaba descubrir lugares nuevos y vivir aventuras inolvidables.

Prepararon sus mochilas con todo lo necesario: frutas, una manta para sentarse, sus juguetes favoritos y, por supuesto, la cámara de fotos de Ella para capturar todos los momentos emocionantes. Ellos querían ir a un lugar lleno de naturaleza, donde pudieran correr, trepar árboles y pasar el día al aire libre.

Cuando estaba todo listo, salieron de la casa y, caminando hacia el jardín, llegaron hasta la puerta principal que llevaba siempre al parque cercano. Pero esta vez, algo extraño pasó. La puerta comenzó a brillar con una luz muy, muy fuerte, que no era de día ni de noche, sino de magia pura. La luz era tan intensa que la cerraron con las manos para proteger los ojos, pero entonces un zumbido suave los envolvió. Nutella ladraba emocionada mientras Nala se escondía entre las piernas de Ella, un poco asustada.

Antes de que pudieran darse cuenta, la puerta se abrió y no los dejó salir al parque como siempre. En lugar de eso, los llevó a un lugar completamente diferente: ¡el espacio!

Ella vio estrellas grandes y brillantes por todas partes, planetas de colores que giraban muy lentamente en el horizonte y cometas que pasaban volando dejando colas de polvo dorado. ¡Era como estar dentro de un cuento de hadas gigante! Nutella y Nala miraban maravillados, y aunque Nala era un poco desconfiada con lo desconocido, la sonrisa de Ella les daba seguridad.

De repente, una pequeña nave espacial con luces parpadeantes aterrizó suavemente cerca de ellos. De esa nave bajó, con pasos tranquilos, un marciano muy simpático. Era chiquito, de color verde con ojos grandes y redondos que brillaban con dulzura. Llevaba una camiseta azul con estrellas plateadas y tenía antenitas que se movían de un lado a otro, como si quisiera saludarlos.

—¡Hola! —dijo el marciano con una vocecita dulce—. Me llamo Ziby. ¿Ustedes quiénes son y qué hacen en el espacio?

Ella, sorprendida pero feliz, respondió: —Me llamo Ella, y ellos son mis amigas Nutella y Nala. Íbamos a ir de vacaciones y la puerta mágica nos trajo aquí. Nunca imaginamos que podríamos visitar el espacio.

Ziby sonrió y dijo: —¡Qué suerte! Pocos visitantes llegan tan lejos. ¿Quieren que les muestre mi planeta?

Ella, Nutella y Nala se miraron con emoción y asintieron. Ziby los guió hasta su nave, que en realidad parecía una especie de carrito volador confortable con sillones suaves y ventanillas enormes para mirar las estrellas. Mientras viajaban, Ziby contó muchas historias sobre su mundo llamado Luminios, un lugar brillante donde todo resplandecía como si el sol nunca se ocultara.

Cuando llegaron, vieron que el planeta era un maravilloso lugar lleno de árboles que parecían faros de colores, flores que emitían pequeñas luces y rios cristalinos que cantaban canciones tranquilas. Nutella corrió tomando un poco de agua fresca y Nala trepó a un árbol luminoso para observar el paisaje.

Ziby les llevó a conocer a otros amigos marcianos, que eran tan curiosos como ellos. Una pequeña marcianita llamada Luma les enseñó a jugar a un juego que parecía una mezcla de atrapadas y volar por el aire, usando unos dispositivos que los hacían flotar suavemente. Ella y sus amigas se divirtieron muchísimo, riendo y aprendiendo a agarrarse unas a otras mientras flotaban en círculos.

Después de jugar, Ziby los invitó a una fiesta especial llamada “La Fiesta de la Luna Brillante”, donde todos en Luminios celebraban la unión y la alegría de vivir. Había música, luces de colores que bailaban en el cielo y comida deliciosa: frutas que cambiaban de sabor y pastelitos que parecían nubes.

Ella les explicó a Nutella y Nala que esa fiesta era como las que tenían en la Tierra, pero con un toque mágico que hacía que todo fuera aún más hermoso. Nutella se sentó tranquila a descansar mientras Nala exploraba curiosa la decoración hecha con cristales que reflejaban la luz de una manera espectacular.

Mientras disfrutaban de la fiesta, Ziby les mostró algo increíble: un telescopio enorme con el que podían ver planetas y estrellas lejanísimas. Ella puso su ojo en el telescopio y miró con mucha atención. Pudo observar la Tierra, que desde lejos parecía una bola azul y blanca llena de vida, igual que su casa.

Nutella ladró emocionada y Nala ronroneó al entender que, aunque estaban en un lugar muy distinto, el mundo que los esperaba era el mismo que querían conocer y cuidar.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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