Cuentos de Brujas

Hally y Clarisa en el Bosque Encantado

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

Puntuación:

0
(0)
 

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico
0
(0)

En un pequeño pueblo al borde de un vasto y misterioso bosque, vivían dos primas llamadas Hally y Clarisa. Hally tenía el cabello corto y castaño, y siempre llevaba una capa verde que le había hecho su abuela. Clarisa, por otro lado, tenía el cabello largo y rubio, y solía vestir un bonito vestido azul que resaltaba sus ojos claros. Ambas niñas eran inseparables y compartían una curiosidad insaciable por el mundo que las rodeaba.

Un día, mientras jugaban cerca del borde del bosque, encontraron un sendero que nunca antes habían visto. Estaba cubierto de hojas caídas y parecía no haber sido utilizado en años. La tentación de explorar el sendero fue demasiado grande para resistirla.

—Vamos, Clarisa, ¡veamos a dónde lleva este camino! —dijo Hally con entusiasmo.

—Está bien, Hally, pero debemos tener cuidado. Mamá siempre dice que el bosque es peligroso —respondió Clarisa, aunque su curiosidad la empujaba a seguir adelante.

Tomadas de la mano, se adentraron en el bosque. A medida que avanzaban, los árboles se volvían más altos y sus ramas, más entrelazadas, bloqueaban gran parte de la luz del sol. El ambiente se volvía más oscuro y misterioso con cada paso. Aun así, las niñas continuaron, fascinadas por la belleza y el misterio del lugar.

Después de un rato, llegaron a un claro donde encontraron una pequeña cabaña de aspecto viejo y abandonado. La cabaña estaba rodeada de plantas extrañas y flores de colores inusuales que parecían brillar con una luz propia. Las niñas se acercaron con cautela, sintiendo una mezcla de emoción y temor.

—Hally, esto parece sacado de un cuento de hadas —dijo Clarisa en un susurro.

—Sí, pero algo no me gusta. Siento que deberíamos regresar —respondió Hally, pero su curiosidad la llevó a acercarse a la puerta de la cabaña.

Antes de que pudieran decidir qué hacer, la puerta se abrió de golpe y una figura alta y delgada salió de la cabaña. Era una mujer con una nariz puntiaguda y un sombrero torcido. Sus ojos brillaban con malicia y su sonrisa revelaba dientes afilados.

—¡Bienvenidas, pequeñas! —dijo la bruja con una voz chillona—. ¿Qué las trae a mi hogar?

Hally y Clarisa retrocedieron, pero la bruja levantó una mano y las raíces de los árboles se alzaron del suelo, rodeándolas y bloqueando su escape.

—Solo estábamos explorando —dijo Hally con valentía, aunque su voz temblaba.

—¡Explorando, eh! —la bruja se rió—. Bueno, ahora que están aquí, me serán de mucha utilidad. Necesito ingredientes frescos para mis pociones.

Las niñas se miraron con horror. Sabían que tenían que encontrar una manera de escapar. Hally, recordando las historias que su abuela le había contado sobre las brujas, trató de ganar tiempo.

—¿Qué clase de pociones haces? —preguntó Hally, tratando de sonar interesada.

—Oh, muchas cosas maravillosas —respondió la bruja—. Pociones para volar, para hacerse invisible, y por supuesto, pociones para capturar a niños curiosos.

Mientras la bruja hablaba, Clarisa notó algo extraño en una de las estanterías de la cabaña. Había un pequeño frasco que brillaba con una luz azul intensa. Recordó haber leído en uno de sus libros que las brujas a menudo guardaban su poder en frascos especiales.

—Hally, mira eso —susurró Clarisa, señalando el frasco con la mirada.

Hally entendió de inmediato. Necesitaban conseguir ese frasco para debilitar a la bruja. Con un movimiento rápido, Hally empujó a Clarisa hacia la cabaña.

—¡Corre, Clarisa! ¡Ve por el frasco! —gritó Hally.

Clarisa corrió hacia la cabaña mientras Hally trataba de distraer a la bruja. La bruja, furiosa, levantó las manos para lanzar un hechizo, pero Hally se interpuso en su camino, derribando una mesa llena de ingredientes y pociones.

Dentro de la cabaña, Clarisa alcanzó el frasco y, sin pensarlo dos veces, lo lanzó contra el suelo. El frasco se rompió en mil pedazos y una luz azul envolvió la habitación. La bruja gritó de dolor y cayó al suelo, perdiendo su poder.

Las raíces que habían atrapado a Hally y Clarisa se desvanecieron y las niñas aprovecharon la oportunidad para escapar de la cabaña. Corrieron lo más rápido que pudieron, sin mirar atrás, hasta que finalmente llegaron a la seguridad del claro donde había comenzado su aventura.

—¡Lo logramos! —jadeó Hally, abrazando a Clarisa.

—Sí, lo hicimos —respondió Clarisa, sonriendo—. Pero creo que será mejor que no volvamos a entrar en el bosque por un tiempo.

Ambas rieron, aliviadas de estar a salvo. Sabían que habían aprendido una valiosa lección sobre el peligro y la valentía.

De regreso en casa, contaron a sus padres lo que había sucedido. Al principio, sus padres estaban incrédulos, pero cuando vieron la determinación y el miedo en los ojos de las niñas, supieron que decían la verdad. Decidieron que sería mejor evitar el borde del bosque y mantener a las niñas lejos de cualquier peligro futuro.

Hally y Clarisa se convirtieron en las heroínas del pueblo, y sus amigos escuchaban con asombro las historias de su encuentro con la bruja. Las niñas sabían que siempre tendrían esa experiencia compartida, un vínculo que las unía más que nunca.

Con el tiempo, Hally y Clarisa crecieron, pero nunca olvidaron la aventura que tuvieron en el bosque encantado. Aprendieron a valorar la seguridad y la prudencia, pero también a no dejarse llevar por el miedo. Su valentía y astucia les recordaban que podían enfrentar cualquier desafío juntas.

Y así, en un pequeño pueblo al borde de un vasto y misterioso bosque, las dos primas continuaron viviendo sus vidas, siempre listas para una nueva aventura, pero con el conocimiento de que debían ser cautelosas y sabias.

Y colorín colorado, este cuento de brujas se ha acabado.

image_pdfDescargar Cuentoimage_printImprimir Cuento

¿Te ha gustado?

¡Haz clic para puntuarlo!

Comparte tu historia personalizada con tu familia o amigos

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico

¿Te ha gustado?

¡Haz clic para puntuarlo!

Cuentos cortos que te pueden gustar

autor crea cuentos e1697060767625
logo creacuento negro

Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

Deja un comentario