Era la noche de Halloween y el pequeño pueblo de Valle Encantado estaba lleno de emoción. Las casas estaban decoradas con calabazas, telarañas y fantasmas de papel, mientras los niños corrían por las calles con sus disfraces, listos para pedir dulces. Entre ellos, destacaban dos amigos muy especiales: Leyre y Asier.
Leyre, una niña de cabello rizado y rojo, había elegido un disfraz de bruja con un sombrero puntiagudo y una capa morada. Su mejor amigo, Asier, un niño de cabello negro y corto, estaba vestido de vampiro, con una capa negra y colmillos falsos que lo hacían parecer muy aterrador. Los dos amigos habían planeado esta noche durante semanas y estaban ansiosos por recolectar la mayor cantidad de dulces posible.
Mientras recorrían las casas del vecindario, Leyre y Asier notaron que una de las casas, ubicada al final de la calle, estaba completamente oscura y sin decoraciones. «Esa casa siempre me ha dado miedo,» dijo Asier, mirando la casa con desconfianza.
«Vamos, Asier,» respondió Leyre con valentía. «Solo es una casa más. Además, nunca hemos visto quién vive allí. Tal vez tengan los mejores dulces de todos.»
Con cierta duda, Asier siguió a Leyre hasta la puerta de la casa. Al tocar, la puerta se abrió con un chirrido, revelando una figura alta y delgada. Era una anciana con un sombrero puntiagudo, una larga capa y una escoba en la mano. «¿Truco o trato?» preguntaron los niños, tratando de mantener la compostura.
«¡Bienvenidos, pequeños!» dijo la anciana con una sonrisa amable. «Mi nombre es Pilar. Pasen, tengo algo especial para ustedes.»
Leyre y Asier se miraron, indecisos, pero la curiosidad pudo más y decidieron entrar. La casa de Pilar estaba llena de libros antiguos, frascos con ingredientes misteriosos y velas que iluminaban suavemente la habitación. En el centro, había un caldero burbujeante que emanaba un aroma delicioso.
Pilar los condujo hasta una mesa donde había una bandeja llena de dulces de todos los colores y sabores. «Tomen lo que quieran,» dijo Pilar, «pero antes, quiero contarles una historia.»
Los niños, fascinados por el ambiente mágico de la casa, se sentaron y escucharon con atención. Pilar comenzó a contarles sobre la historia de Valle Encantado, un lugar que, según decía, estaba lleno de magia y criaturas fantásticas. «Hace muchos años,» dijo Pilar, «este pueblo estaba protegido por una bruja buena que vivía en esta misma casa. Ella ayudaba a los habitantes con su magia y mantenía alejados a los espíritus malvados.»
Leyre y Asier estaban intrigados. «¿Qué le pasó a la bruja?» preguntó Leyre.
«Desapareció hace mucho tiempo,» respondió Pilar, «pero su magia aún está aquí, en este lugar. Y esta noche, en Halloween, la magia es más fuerte que nunca.»
Justo cuando Pilar terminó de hablar, se escuchó un fuerte golpe en la puerta. Los niños se asustaron, pero Pilar los tranquilizó. «No se preocupen, es solo el viento,» dijo. Pero cuando abrió la puerta, encontraron una nota escrita con letras doradas: «La magia de la bruja debe ser protegida. Solo los valientes pueden mantenerla a salvo esta noche.»
Leyre y Asier, emocionados por la posibilidad de vivir una aventura real, aceptaron el desafío. Pilar les entregó una pequeña llave dorada y les explicó que debían encontrar un cofre escondido en el bosque cercano, donde estaba guardada la esencia mágica de la bruja.
«Pero el bosque es muy grande,» dijo Asier, preocupado. «¿Cómo encontraremos el cofre?»
Pilar les dio un amuleto mágico que brillaba cuando se acercaban a la magia. «Esto los guiará,» explicó. «Pero deben tener cuidado, porque la magia también puede atraer a los espíritus traviesos.»
Con el amuleto en mano, Leyre y Asier se adentraron en el bosque. El camino estaba iluminado por la luz de la luna y el brillo del amuleto. A medida que avanzaban, el amuleto brillaba más intensamente, guiándolos hacia un claro donde encontraron un viejo roble con una puerta secreta en su tronco.
«Debe ser aquí,» dijo Leyre. Usando la llave dorada, abrieron la puerta y encontraron el cofre escondido. Pero justo cuando iban a tomarlo, un grupo de pequeños espíritus traviesos apareció, tratando de asustarlos.
Leyre y Asier, recordando las palabras de Pilar, se mantuvieron valientes y decididos. «No les tenemos miedo,» dijo Asier con firmeza. «La magia buena siempre prevalece.»
Los espíritus, sorprendidos por la valentía de los niños, se desvanecieron en el aire, dejando el cofre a salvo. Leyre y Asier lo tomaron y regresaron a la casa de Pilar, donde la anciana los recibió con orgullo.
«Han demostrado ser verdaderos guardianes de la magia,» dijo Pilar. «Gracias a ustedes, la esencia mágica de la bruja está a salvo y Valle Encantado seguirá siendo un lugar lleno de maravillas.»
Leyre y Asier se sintieron muy orgullosos de su hazaña. Pilar les dio más dulces y les agradeció por su valentía. «Siempre recuerden que la verdadera magia está en sus corazones,» les dijo. «Y que cada Halloween, la magia se renueva gracias a la valentía y la bondad de los niños como ustedes.»
Esa noche, Leyre y Asier regresaron a casa con una gran cantidad de dulces y una historia increíble para contar. Sabían que nunca olvidarían esa aventura mágica y que cada Halloween, recordarían la lección de Pilar sobre la importancia de la valentía y la bondad.
Fin.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.