Cuentos de Ciencia Ficción

El Cristal del Multiverso

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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En un rincón olvidado del cosmos, flotaba la Isla de Estrellas, un lugar donde los universos convergían en un delicado equilibrio. Aquí, tres guardianes, Paolo, Anastasia y Popeye, protegían el Cristal del Multiverso, una gema capaz de unir o separar dimensiones con tan solo un pensamiento.

Paolo, un joven inventor con la habilidad de manipular la tecnología de cualquier mundo, había creado un escudo alrededor de la isla que la ocultaba de aquellos con intenciones oscuras. Anastasia, con su dominio sobre los elementos, mantenía el equilibrio natural de la isla, asegurando que la flora y la fauna prosperaran en armonía. Popeye, el más enigmático de los tres, poseía una fuerza sobrehumana y una conexión profunda con el Cristal, entendiendo sus secretos como si fueran sus propios recuerdos.

Un día, mientras el sol se ponía tiñendo de oro el cielo, una serie de vibraciones perturbó la tranquilidad de la isla. El Cristal del Multiverso, normalmente sereno en su pedestal en el corazón de la isla, comenzó a parpadear con una luz intensa. Los tres amigos se reunieron alrededor, sintiendo una inquietud crecer dentro de ellos.

«Algo está provocando colisiones entre los universos,» dijo Paolo, examinando un dispositivo que había creado para monitorear las fluctuaciones del Cristal.

«Podemos sentirlo… Los universos se están desgarrando,» añadió Anastasia, cerrando los ojos para sentir el viento, que traía ecos de mundos lejanos chocando entre sí.

Popeye, acercándose al Cristal, colocó su mano sobre la gema. Su rostro se tensó mientras imágenes de caos y destrucción cruzaban su mente. «Debemos actuar,» afirmó con determinación.

El plan era arriesgado. Paolo construiría una máquina capaz de estabilizar las colisiones multiversales temporalmente, utilizando el Cristal como fuente de energía. Anastasia crearía barreras de elementos para proteger la isla de los efectos de las colisiones. Popeye, utilizando su conexión con el Cristal, guiaría su poder para reparar las fisuras entre los mundos.

Trabajaron sin descanso, mientras la situación empeoraba. Universos enteros comenzaron a desvanecerse, absorbidos por el vacío entre dimensiones. La tensión crecía, y con ella, la determinación de los guardianes de salvar no solo su hogar, sino todos los mundos conectados por el Cristal.

Finalmente, la máquina estuvo lista. Paolo la activó, y un haz de luz pura emanó del Cristal hacia el cielo, perforando las nubes y extendiéndose hacia el infinito. Anastasia, concentrándose, elevó muros de agua, fuego, tierra y aire alrededor de la isla, protegiéndola de las tormentas interdimensionales. Popeye, con su mano aún en el Cristal, comenzó a hablar en un lenguaje antiguo, dirigiendo el poder de la gema hacia las fisuras que se cerraban lentamente, restaurando el equilibrio.

El proceso fue agotante. Los guardianes cayeron al suelo, exhaustos pero triunfantes, mientras veían cómo el Cristal volvía a su estado normal, brillando suavemente bajo la luz de las estrellas que comenzaban a aparecer en el cielo limpio.

Sin embargo, sabían que esta victoria era solo temporal. Mientras existiera el poder de unir y separar universos, siempre habría aquellos que buscaran controlarlo para sus propios fines. Decidieron entonces que debían ser más que guardianes; serían embajadores, buscando alianzas con otros mundos para proteger el multiverso de futuras amenazas.

La Isla de Estrellas, una vez un solitario faro de esperanza en la vastedad del cosmos, se convirtió en un punto de encuentro para héroes de todos los universos. Unidos por un propósito común, trabajaron juntos para mantener la armonía entre los mundos, guiados por Paolo, Anastasia y Popeye, los protectores del Cristal del Multiverso.

Y así, entre aventuras y desafíos, los tres amigos continuaron su eterna vigilia, sabiendo que mientras el Cristal brillara, la luz de la esperanza nunca se extinguiría en los innumerables mundos del infinito cosmos.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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