En un mundo donde la ciencia y la tecnología avanzaban a pasos agigantados, vivía Diego, un niño aficionado a los videojuegos y con un sueño latente: ser aviador. Su mente siempre estaba en las nubes, soñando con vuelos y aventuras.
Diego no era muy amigo de los libros y las clases tradicionales le resultaban aburridas. A menudo se perdía en sus propios pensamientos, construyendo mundos y situaciones en su mente. «Que estudien los burros», solía decir con una sonrisa pícara.
Sus padres, Elva y Betto, eran científicos dedicados al estudio de nuevos materiales. Preocupados por su educación, pero siempre alentándolo, descubrieron que Diego tenía un talento oculto para la tecnología y la ingeniería de sistemas.
Por otro lado, Teresina, compañera de clase de Diego, era el polo opuesto. Dedicada y metódica, su memoria prodigiosa le permitía absorber conocimientos como una esponja. Sin embargo, su confianza en sí misma a veces la llevaba a ser un tanto autoritaria en sus decisiones.
Una tarde, mientras Diego jugaba en su consola, ocurrió algo inesperado. Al intentar arreglar un pequeño fallo en el sistema, descubrió un portal digital que lo transportó a un mundo paralelo. Allí, las leyes de la física eran distintas, y su habilidad con la tecnología era la clave para sobrevivir.
Teresina, al enterarse de la desaparición de Diego, decidió investigar. Utilizando su conocimiento en medicina y su lógica impecable, logró encontrar el portal y cruzó para ayudar a Diego.
En este nuevo mundo, Diego y Teresina descubrieron que su éxito dependía de trabajar juntos. Diego, con su ingenio para la tecnología y los videojuegos, y Teresina, con su capacidad analítica y conocimiento científico, se complementaban perfectamente.
Mientras tanto, Elva y Betto, angustiados por la desaparición de su hijo, se sumergieron en la investigación de un nuevo material llamado grafeno. Pronto descubrieron que este material tenía propiedades extraordinarias, capaces de cambiar el mundo, reduciendo la contaminación y mejorando la calidad de vida.
En el mundo paralelo, Diego y Teresina enfrentaron desafíos y aprendieron valiosas lecciones. Diego comprendió la importancia del estudio y la disciplina, mientras que Teresina aprendió a ser más flexible y a valorar las habilidades de los demás.
Con la ayuda del grafeno, un material que había sido objeto de estudio de los padres de Diego, lograron crear un dispositivo para regresar a su mundo. Al volver, compartieron sus experiencias y conocimientos adquiridos, impactando positivamente en su comunidad.
Conclusión:
Diego y Teresina aprendieron que el éxito no solo se basa en las habilidades individuales, sino también en la colaboración y el trabajo en equipo. Los padres de Diego, por su parte, con su descubrimiento del grafeno, no solo aportaron a la ciencia, sino también a la unión familiar.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.